Arenas De Pasión

Vestida como hombre, Aisha guió a su hermana Amal a través de las cuadras de caballos. Las sombras de la noche eran sus aliadas mientras tomaban dos de los sementales más veloces y se adentraban en el desierto, huyendo antes de la boda con Faisal. Con una determinación implacable, cabalgaron por horas bajo la luz de la luna, el viento del desierto aullando en sus oídos.

El plan era sencillo pero arriesgado: llegar a la frontera antes del amanecer y escapar del control de Faisal. Sin embargo, sabían que los hombres de Faisal no tardarían en notar su ausencia y dar la alarma. A medida que avanzaban, los temores de ser descubiertas aumentaban.

Cuando estaban a punto de ser alcanzadas, Aisha tomó una decisión desesperada.

—Ve hacia el este y no te detengas por nada —dijo Aisha a Amal, con la voz firme pero urgente—. Me reuniré contigo en la frontera.

—Pero, Aisha... —intentó protestar Amal, sus ojos llenos de preocupación.

—No hay tiempo para discutir —insistió Aisha—. Debemos separarnos para tener una oportunidad. Ve, ahora.

Con una última mirada de despedida, las hermanas se separaron. Aisha giró su caballo hacia el norte, creando una distracción para desviar a los perseguidores. Amal, con el corazón apesadumbrado, siguió las instrucciones de su hermana y cabalgó hacia el este.

Aisha sintió el peso de su decisión mientras cabalgaba a toda velocidad, atrayendo la atención de los hombres de Faisal. Las luces de las antorchas y los gritos de los soldados resonaban detrás de ella, acercándose peligrosamente. Sabía que no podía mantener la distracción indefinidamente, pero cada segundo ganado era vital para Amal.

Finalmente, Aisha llegó a un cañón estrecho y rocoso. Decidió aprovechar el terreno para ganar ventaja. Conducía a su caballo a través de los pasajes estrechos, usando las sombras y los recovecos para esconderse. Los perseguidores se dividieron, confusos y frustrados, buscando cualquier rastro de su presa.

Mientras tanto, Amal continuaba su ruta hacia el este. Cada paso la acercaba más a la frontera, pero la incertidumbre sobre el destino de su hermana llenaba su mente. Sabía que la separación era necesaria, pero el miedo por Aisha la perseguía con cada paso.

Aisha, por su parte, logró despistar a los perseguidores en el laberinto de rocas y sombras. Una vez segura de que había logrado suficiente distancia, cambió de dirección y se dirigió hacia la frontera, confiando en que su sacrificio había permitido a Amal ganar el tiempo necesario.

Luego de perder a su hermana y sus perseguidores, Aisha continuó cabalgando por el desierto con una mezcla de desesperación y determinación. Cada golpe de casco resonaba como un tambor en su mente, hasta que su caballo, agotado y asustado, se encabritó de repente y la tiró al suelo. Aisha rodó por la arena caliente, sintiendo el dolor agudo en su cuerpo mientras veía a su caballo huir en la distancia.

Con un esfuerzo monumental, se puso de pie, sacudiéndose la arena de la ropa y el rostro. Su situación era desesperada, pero no tenía otra opción que seguir adelante. Sin caballo, comenzó a caminar, sus pasos inciertos pero impulsados por una voluntad implacable.

Lo que Aisha no sabía era que se dirigía directamente hacia el campamento de Kalen Al-Halabi. Con cada paso, se acercaba más al corazón del territorio de uno de los mayores enemigos de Faisal y también de ella.

El sol implacable del desierto quemaba su piel y secaba su garganta. Aisha seguía adelante, tambaleándose, sus pensamientos fijos en la necesidad de encontrar ayuda y sobrevivir. La fatiga y el calor la envolvían como un manto opresivo, pero su determinación no flaqueaba.

Después de lo que pareció una eternidad, Aisha vio una forma borrosa en el horizonte. A medida que se acercaba, la forma se definió en un campamento. Carpas y hombres armados eran visibles, y por un momento, la esperanza floreció en su pecho, aunque débilmente. Sin saber que este campamento pertenecía a Kalen, avanzó con la poca fuerza que le quedaba.

Unos guardias la vieron acercarse y corrieron hacia ella, con las armas listas, pero al ver su estado deplorable y su atuendo masculino, la detuvieron con agresión...