Un día desperté en el cuerpo de un principe de una novela y lo peor de todo es ... ¡No leí la novela!
Daniel Park era un joven que le gustaba encerrarse en casa con sus videojuegos pero su vida cambia cuando es atropellado y su alma es enviada a la novela que leía su hermana. Despertó siendo Lancelot Sonderbug-Holstein, un príncipe atractivo pero desinteresado cuya muerte provoca una guerra entre dos grandes Imperios, por lo que deberá hacer lo posible para salvar su cuello y pensar correctamente para no repetir otra tragedia.
— No quieres ser Rey pero te comportas como uno, ¿Qué sucede?.
— Yo .. no lo entenderías.
No quiero morir.
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Capítulo 23: Atrapado
Me encontraba acostado en una cama cuando la Monja Monja me indicó sentarme.
— Toma esto, aliviará las quemaduras.
— G-Gracias ..
Me senté y tomé la bebida, era demasido amarga pero como dicen:
"Lo que sabe más amargo, es lo más saludable .."
Cuando se me pasó eso por la mente, tomé en silencio y sin rechistar, por otro lado, miré a mi alrededor y me encontré con un salón lleno de plantas, así como morteros y guantes. Era como si fuera una enfermería pero de plantas, creo que tenía un nombre, mi cerebro trató de buscar la palabra hasta que la voz de la monja, me sacó de mis pensamientos.
— Esta es la sala de Herbología, aquí no acudimos a hospitales para tomar pastillas químicas, preferimos hacerlas nosotros mismos.
— Ya veo, pero eso es mucho mejor, creo que mi estómago está más aliviado.
— ¿Verdad que si ..? Ahora .. —La Monja tiró de mi oreja.— ¿En que estabas pensando cuando decidiste tomar todo? ¿No crees que por eso ofrecemos una cuchara?.
— Ay, si, si, disculpe .. ¡no lo volveré a hacer!.
Me soltó y ella se cruzó de brazos, parece que si la hice enojar.
— Más te vale, ahora retírate.
— Si .. —Respondí triste, mientras me tocaba mi oreja.
Sobreviví otro día, cuando casí veo las puertas del cielo. Pasaron dos días más donde tampoco logré ver a la Santa, las monjas me indicaron que solo bastaba una sesión de meditación y que no tenía que preocuparme si estaba haciendo mal mis actividades. Por lo que, siendo el último día, decidí limpiar la Capilla.
Metí en agua la esponja y luego comencé a limpiar las estatuas. Parece que el lugar no había sido limpiado en meses porque saqué mucho polvo. Entiendo que tengan mucho trabajo pero no es posible trabajar en un ambiente sucio. Continué pasando la esponja por los asientos, las paredes y el suelo, incluso tuve que usar la fuerza para quitar la mugre que estaba demasiado pegada al suelo. También tuve que usar una escoba para limpiar las telarañas que estaban arriba.
Cuando finalicé, sentí que estaba en una Capilla muy nueva. Estaba guardando las esponjas, el jabón y los trapos, hasta que una monja entró al lugar.
— Cielos, esto está reluciente.
— ¿Si? Entonces hice bien mi trabajo. —Sonreí.
— Pero .. un príncipe como usted, teniendo que limpiar así ..
— Está bien, estoy acostumbrado. Si hay algo que se necesite limpiar, puedes avisarme.
— No, eso era todo, es decir, vengo con un mensaje, la señorita Santa, está despierta y espera verlo donde fue su sesión, la última vez.
— Que bien, ya despertó, iré en un momento.
— Esto .. puede ir, yo me encargaré de recoger todo.
— Muchas gracias. —Le entregué la esponja.
Cuando salí de la Capilla, sacudí mis manos mientras caminaba. Esperaba que esta vez pudiera hablar un poco con ella pero tendría cuidado de no forzarla, solo la presencia de la Diosa por unos segundos, hizo que durmiera muchos días. Seré breve y conciso.
Una vez que la vi sentada en aquellas aguas, meditando, me acerqué en silencio y así como ella, me senté y medité. Estaba seguro que había sentido mi presencia pero no dijo nada y esperaba que ella hablara primero, no quería interrumpirla.
Y así pasaron minutos, horas ..
Realmente me dio tiempo de meditar y pensar, tenía que tener un plan para cuando me convertiera en principe heredero mañana. Y así fue, no necesitaba caballeros que trabajaron con mi padre, iba a formar mi propio grupo de caballeros y que solo me obedezcan a mi, además, me aseguraría de escoger a los que realmente tengan un problema económico. De esta manera puedo enviarlos directamente a buscar a esa organización sin que tengan excusa de que mi padre les diera otra orden. No hay ninguna regla que prohíba que yo mismo forme a los caballeros, el único limite es que no actúen imprudentemente pero eso es todo. Yo mismo les enseñaré a pelear junto a Noah.
— Bien, todo decidido.
— ¿Ahora que tramas?. —Respondió la Santa, que pareció escucharme.
— Ah perdona, creo que pensé en voz alta. —Incliné la cabeza.
— Está bien, de todas formas ya me encuentro mejor.
— Eso es un alivio, me dijeron que tuviste la presencia de la Diosa y que por eso te dormiste.
— Si .. pero no suelo recordar lo que ella dice, es como si intercambiaramos de cuerpo y por lo general, siempre hay una monja cerca para escuchar pero esta vez no estaba nadie cerca.
— Yo .. no escuché pero si creo haber leído la forma de tus labios. —Me señalé a mi mismo.
— ¡¿E-Eh?! ¿Y por qué andas viendo los labios de otra persona?.
— No lo hice con esa intención. —Dije entre risas.— Creo que dijiste "Te En-con-tré" y ciertamente, pensé que me estabas buscando, ¿Así que no eras tú?.
— Claro que no, era la Diosa pero se me hace extraño, ella nunca buscaría a alguien si no fuera por una razón mayor.
— ¿Razón mayor?.
— Si, por ejemplo, dicen que una vez tu bisabuelo se perdió en el Templo, así que la Diosa se presentó y lo guió hasta la Capilla. Como era alguien de la familia real, por eso se presentó y porque iban a entregarle la corona pero si fuera solo de la nobleza, no sería así. Quizá ..
La Santa me miró de reojo, y yo, sin entender, incliné la cabeza.
— Quizá se deba .. ¿A que no eres de este mundo?.
¿Eh?
¿EH?
¡¿EHH?! ¡¿SE DIO CUENTA?!
— Imposible, no te entiendo, sé muy bien manejar tazas, levantar el dedo, ir a caballo, hablar 4 idiomas y Gootentak. —Dije mareado.
— Tss, no me mientas, ¿Con quién crees que estas hablando?.
— P-Pero ..
La Santa levantó la mano, interrumpiendome, no estaba seguro si sabía todo pero me estaba poniendo nervioso y hasta tenso, he pasado todos estos años ocultando el secreto.
— No estaba segura sobre eso pero hay una pequeña fisura en tu alma, eso pasa cuando un alma se mueve de un cuerpo a otro, cuantas más fisuras tengas, más habrá viajado el alma a diferentes cuerpos. Y cuando el alma ha soportado tantas fisuras, es cuando deja de viajar y se destruye, es ahí cuando se conoce como el descanso eterno. La fisura que tienes es negra, es decir, no es de este mundo.
— Vaya, no tenía ni idea. Con que así lo descubriste ..
— ¿No debía?
— No, si .. es decir, si pero no. —Pasé mi mano por mi frente.— Es una larga historia pero como dijiste, no te puedo mentir. ¿Me creerás si te la cuento?.