La Joya Del Duque

-Seño…

-Dime Lucy

-Lucy, es bellísimo, pero creo que a James no le gustará, es muy… exhibe mi cuerpo

-Querida, si a ti te gusta ¿Qué importan los demás? Estoy segura de que al duque le encantará, te ves preciosa

Y en efecto, Lucy tenía razón, el traje quedaba perfecto en la duquesa, se ceñía a su figura de reloj de arena, el color morado resaltaba sus ojos y la textura del vestido le daba el aire relajado que le hacía falta a su apariencia

Samantha se vio en el espejo durante varios minutos, repasando una y otra vez su nueva apariencia. Lucy montada en un escabel detrás de la duquesa, colocó en su cuello un fino collar de perlas y diamantes morados

(…)

“Hmmm ¿Cómo puedo conquistar a esa mujer?.. Yo soy más apuesto que el duque, así que solo necesito acercarme a ella”

El príncipe divagaba viendo a través de la ventana de su despacho, hasta que fue interrumpido con la entrada de su lacayo más fiel

-Príncipe, lamento ser inoportuno… vine a avisarle que los duques de Carnegie fueron vistos en la Boutique de lady Hann

-¿Los duques?

-Si, ambos su majestad

“Esto es todo lo que necesitaba…”

-Prepara el carruaje, iremos a esa boutique ya mismo-

-¿Se va a reunir con el duque después de tanto tiempo?

-¿Acaso te he permitido chismorrear de lo que yo hago? Además…- Se acercó al hombre que lo miraba tembloroso y lo sujetó por el cuello, tragó grueso mirando los ojos del príncipe- Yo soy un príncipe, jamás pediría ver al duque, los nobles piden reunirse conmigo, esto tiene otro trasfondo- Soltó el cuello del lacayo quien bajó la mirada sintiendo sus manos sudorosas

-Mis perdones mi señor- Con una exagerada reverencia se marchó a toda prisa para preparar el carruaje

(…)

-Que coincidencia duquesa- El príncipe caminaba en plena libertad sin importar que la lady Hann terminaba de ajustar el vestido de la duquesa

-Oh príncipe, no sabía que vendría hoy…

-Es que acaso… ¿Tengo que hacer cita? Yo… el príncipe

-No, en absoluto- Lucy miró nerviosa a Samantha, apenada de que casi la veían a medio vestir

“Gracias a Dios el duque salió”

-Príncipe- Hizo una corta reverencia con una expresión sombría- Si, que coincidencia…

-Parece que no le alegra mi presencia

-Mis disculpas mi señor, por supuesto que a todos nos alegra la presencia del príncipe. Es… inesperada, no me imagino al príncipe usando… vestidos

-Por supuesto que no, vine a buscar un vestido para mi hermanita… Ya sabe cuanto la adoro

-Príncipe- Interrumpe Lucy -¿Podría esperar en el sillón mientras termino con la duquesa?

-Oh si, por supuesto, ansió esperar mientras veo a la duquesa modelar para mi

La forma en que dijo aquello ultimo hizo irritar a Samantha, quien a pesar de su dulce personalidad, deseo lanzarle uno de sus tacones a la cabeza

“Baboso… asqueroso, de noble solo el título” pensó la duquesa

-Es una situación bastante desagradable su alteza, por favor lady Lucy, preparé toda la ropa de MI ESPOSO- Enfatizando la palabra- Y envíela al castillo

Bajó de mostrador circular y caminó hacía la recepción de la tienda ignorando al príncipe, quien al ver lo que sucedía, de prisa se aproximó a Samantha y la sujetó de la muñeca

-Mis disculpas mi lady, quisiera poder conocerla mejor

-Le pido, príncipe… que evitemos el contacto físico, ya sabe, una mujer debe mantener su integridad, sobre todo las mujeres casadas como yo

-Si, entiendo duquesa, nunca he escuchado palabras más sabias

“Halagador patético” Lo cierto es que Samantha no entendía porque aquel hombre de apariencia impresionante le agradaba tan poco

-¿Qué sucede?- Preguntó James caminando a grandes pasos enfurecido al ver el príncipe sujetar la mano de su esposa. Acortó distancia y la rodeó por la cintura estrechándola contra su fornido cuerpo

-Nada en especial duque Carnegie… Solamente nos conocíamos mejor…- Expresó el príncipe con cizaña

-Estoy seguro de que mi esposa no tiene afán en conocerlo mejor, su alteza, con permiso- James giró en sus talones arrastrando a Samantha a su paso dejando el príncipe con la palabra en la boca

“Maldita sea James… pero juro que te haré la vida imposible” los nudillos del príncipe quedaron blancos y las uñas se enterraron en las palmas de sus manos al empuñar con tanta fuerza

-Preparé cualquier vestido nuevo que tenga, me lo llevaré- gritó hacía Lucy quien miraba impresionada aquella escena

En el carruaje, James miraba con recelo a Samantha

-¿Por qué dejaste que el príncipe te tocara?

-No me deje, justo cuando entraste le decía que no lo hiciera

-Pues yo te vi muy a gusto hablando con él

-¡James!- le reprendió, era la primera vez que se atrevía a alzar la voz a un hombre, a su esposo- No te permito que calumnies actos que no viste… Jamás me dejaría tocar por otro hombre que no seas tu

James no respondió, miró fijamente la mirada de su esposa, aquellos ojos que expresaban amor y ternura. Prefirió decir nada, no quería permitir que el príncipe se saliera con la suya y ocasionara una discusión entre ambos. Cariñosamente, tomó la mano de la duquesa entre las suyas y la besó repetidas veces

-Perdone mi duquesa, jamás volveré a poner en duda su palabra- Se arrodilló en el carruaje apoyando una de sus rodillas en la alfombra aterciopelada quedando en medio de las piernas de Samantha, sacó de su bolsillo un estuche largo y lo abrió para ella- Te he comprado algo… espero que te guste, es una joya preciosa, como tu

La sonrisa de Samantha se iluminó, en el estuche había una gargantilla de oro blanco y pequeños diamantes del color de sus ojos

-Gracias mi duque, es precioso- Samantha se arrojó a los brazos de su esposo, estaba segura de todo el amor que sentía por ese hombre y lo correspondida que era