CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 21.

—Kilian. —Respondió Briana con una leve sonrisa.

—¡Hola hermosa! —Exclamo el chico, quien se notaba que estaba caminando. —¿Interrumpí algo?

—No, para nada. —Dijo ella. —Estoy aquí con Dana.

—¿Ese es el autódromo? —pregunto.

—Sí. —Respondió ella, carraspeando nerviosa.

—¿Qué hacen ahí? —pregunto él.

—Es que…

—Olvide algo el día de la carrera. —Exclamo ella. —Y ya sabes, con todo el asunto de Dominic, apenas hoy pude venir a reclamarlo.

—Está bien. —Dijo él. —¿Cómo están las cosas por allí?, ¿Cómo está Sirius?

—Bien, estamos bien. —Exclamo ella. —Es solo que… Sirius… Él… —Briana carraspeo. —Te extraña un poco.

Kilian rio.

—¿Solo Sirius?

—Puede que yo también, un poco. —Dijo ella, avergonzada. —Sobre todo a la hora de la cena.

—Volveré más pronto de lo esperado, lo prometo. —Sonrió él.

—Eso significa que debo retomar los trámites de divorcio. —Dijo Dana, tirando el anzuelo.

Ambos chicos se quedaron en un completo silencio. Ninguno se atrevió a decir una sola palabra.

—O tal vez, puedo retroceder. —Exclamo Dana.

—¿Qué te parece si hablamos de eso a mi regreso, Dana? —pregunto él.

La chica asintió.

Briana escucho risas y una mezcla de voces tanto femeninas como masculinas de fondo y eso le provoco algo de celos.

—¿Qué son esas voces? —pregunto ella.

—Conseguimos el patrocinador. —Exclamo él, girando su cabeza, dejando ver parte de la fiesta en donde, evidentemente, había mujeres. —Hicieron una fiesta para celebrar y por supuesto no pudimos negarnos.

—¿Y esas… mujeres? —pregunto ella.

Kilian rio.

—Bueno, los empresarios tienen esposas. —Exclamo. —Tranquila querida. —Dijo sarcástico. —Jamás le sería infiel a mi esposa.

—Bueno tortolitos. —Exclamo Dana. —Lamento interrumpir, pero Briana y yo debemos irnos.

—Está bien. —Dijo Kilian. —Volveré más pronto de lo que crees, esposa mía. —Río él. Luego lanzo un beso a la cámara y colgó la llamada.

—¿Qué fue eso? —pregunto Dana juguetona. —¿Qué ha ocurrido entre ustedes?

Briana suspiro.

—Solo… un beso. —Dijo ella.

Dana sonrió.

Ambas salieron del lugar y se dirigieron a sus respectivas casas. Bueno, Briana a la casa que compartía con Kilian. Pero antes, fue a casa de Henry para recoger a Sirius. Su única compañía durante la ausencia de su “esposo”.

Pasaron dos días en los que Briana pensaba que hacer acerca de lo que había descubierto acerca de su exnovio. Durante ese tiempo, pensó en como decirle la verdad a Kilian. Aunque lo cierto es que primero pensaba encarar a Zack.

Briana llevo a Sirius a casa de sus antiguos suegros y aprovecho para preguntar por el paradero de Zack.

—¿Cómo está el embarazo, Char? —pregunto ella.

—De maravilla. —Exclamo. —Intento tener muchos cuidados debido a mi edad, pero lo cierto es que hasta ahora, todo marcha de maravilla.

—Me alegra mucho, de verdad. —Dijo Briana. —Antes de irme… ¿Sabes donde puedo encontrar a Zack? ¿Ya se fue a Suiza?

—Aún no, cariño. —Dijo ella. —Pero sé irá en pocos días. Supongo que por la hora estará en la pista de patinaje. ¿Por qué preguntas?

—Necesito hablar con él sobre un asunto.

Charlotte la observo, confundida.

—No te preocupes Char. —Dijo ella. —Solo quiero regresarle unas pertenencias que quedaron en mi departamento tras nuestra separación.

—Debo decir que me entristeció mucho su separación. —Suspiro. —Pero, aquí, entre nosotras, estoy muy feliz por ti y Kilian. —Río.

Briana sonrió avergonzada, acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Un rato después de la corta charla que tuvo con su antigua suegra, Briana se despidió de ella y se dirigió a la pista de patinaje en busca de Zack.

Apenas llego, la recibió el cuidador de la pista, quien la conoce desde hace muchos años, cuando Briana disfrutaba del patinaje. La chica se adentró y allí estaba Zack, junto a Lucia y su profesora de patinaje. La cual, hace algunos años, fue la suya.

—Zack. —Grito ella, desde un lado de la pista.

—¿Qué hace ella aquí? —pregunto Lucia indignada.

—¿Qué haces aquí, Briana?

—Necesito hablar contigo de un asunto, a solas. —Dijo ella.

—Zack, pastelito, no podemos detener la práctica ahora. —Exclamo Lucia.

—Vamos Lucia. —Exclamo la profesora. —De todos modos la práctica ya acabo.

Las dos mujeres se fueron. Cuando los dos se quedaron a solas, Briana comenzó a hablar.

—Necesitaba hablar de un asunto. —Exclamo ella.

—Te escucho. —Exclamo él, haciendo un gesto con sus brazos, de no entender sobre que tenían que hablar los dos.

—Sé que fuiste tú, Zack. —Exclamo ella. —Y no sabes cuanto me duele. Porque a pesar de estar separados, y de no amarnos ya, te creí una buena persona.

—No sé a qué te refieres. —Dijo él.

—¡Al accidente de Dominic! —Exclamo ella exaltada.

—¡Cállate! ¡Shhh! —Dijo él, queriendo que hable más despacio. —¡No entiendo de que me acusas!

—Sé que fuiste tú quien altero los frenos del auto. Por tu culpa, Dominic pudo haber muerto. —Exclamo ella, con lágrimas en los ojos. —¿Que clase de persona eres?

—No sé de qué hablas. —Dijo, fingiendo demencia. —¿Cómo puedes creer que sería capaz de una cosa así?

—¡Porque vi las cámaras del circuito! —Dijo ella. —Se ve claramente absolutamente todo. Y no sé a quién le pagaste para borrar la evidencia, pero no funciono en absoluto. Fue tan descuidado que ni siquiera se tomó el trabajo de averiguar si esas cámaras eran las únicas.

—Escucha, yo…

—¿Tú qué? —pregunto Briana. —¡No intentes poner una excusa porque no valen nada para mí!

—¿Quién más lo sabe? —pregunto él, ahora en tono amenazante.

Briana dudo durante un momento.

—Solo yo. —Respondió finalmente.

Zack observó para los lados para asegurarse de que estaban solos.

—¡Escúchame bien! —Exclamo, finalmente, tomando a Briana del cuello. —¡Si alguien más se entera de esto, juro que haré de tu vida un infierno! —Dijo. —Por no decir que ese alguien tendrá el mismo destino que Dominic Grey. Con la diferencia de que esta vez no fallaré.

—¡SUÉLTALA! —Grito una voz grave.

Briana abrió los ojos, preocupada, y lo próximo que vio fue a Zack en el suelo y a Kilian sobre él, dándole golpes en el rostro.

—Si vuelves a poner un dedo sobre ella, te asesinaré, Zack. ¿Entendiste? —Dijo él.

Los guardias de seguridad de la pista ingresaron casi corriendo para separar a ambos hombres. Zack se fue, por un lado, junto a Lucia, quien seguía allí, esperándolo. Mientras que, Briana fue detrás de Kilian, quien salió de allí apurado como si se lo llevara el diablo.

—¡Kilian, espera! —Exclamo ella.

—¿Cómo mierda paso esto, Briana? —pregunto él. —¿Qué hacías aquí con él?

—Necesitaba hablarle sobre un asunto. —Exclamo ella. —No tenía idea de que llegarías hoy.

—¡Claro que no! —Exclamo. —¡Quería sorprenderte!, ¡La sorpresa me la llevé yo cuando supe que Sirius estaba en casa de mi hermano y tú estabas aquí con mi sobrino!

—Debemos ir a tu apartamento. —Dijo ella. —Hay algo que debo confesarte.

Kilian la observo, algo preocupado y enojado a la vez. Pero finalmente asintió. A pesar de las amenazas de Zack, Briana sabía que debía hablarle a Kilian con la verdad. No podía ocultarle una cosa semejante. La decisión que tomaría Kilian luego de aquello, dependerá solo de él.