Elaisa era una dulce mujer, reina de un próspero país, sin embargo, al proteger al hombre que ama, en modo de agradecimiento él la traicionó acusándola de brujería, causando que la llevarán a la hoguera para su ejecución.
Pero, Elaisa lográ devolver el tiempo y regresa un periodo un poco antes de salvar a su amado, sin embargo, está vez, no piensa protegerlo...
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capitulo 21: “un nuevo propósito"
Goliat era un niño blanquecino, con ojos azules y cabello castaño oscuro. Con temor en sus ojos veía a la reina trata de tocarlo. Él pensaba que era una noble cualquiera. Pero a pesar de eso, no confía mucho en ellos ya que de todo lo que ha visto, la aristocracia no suele ser buen buenos con la clase baja.
— Goliat... Mírame. No te haré daño. Te lo prometo...
— es que... Me castigaron por ver fijamente a un noble... Roy me golpeó hasta que aprendiera que un esclavo como yo... No podría mirar a nadie de mejor estatus...— mirando a su alrededor, busca a esa persona— ¿Donde esta él? ¿Y que hago yo aquí?
— te traje aquí porque no ese hombre ya no era apto para cuidarte...— declaró Fausto.
— oh, esa voz... La reconozco. Antes de quedarme completamente inconsciente, escuché una voz y era la suya...
— así es, yo te traje aquí para que sanaras. Y es lo que haras...
— no podría... No te tengo como pagarle.
— no es necesario eso...— expuso Elaisa, a la vez que acaricia la cabeza del niño—... Nos sentiremos mejor si sanas rápido ¿Si?... ¿Podría hacer eso por nosotros?
Asintiendo, Goliat tratará de quedarse tranquilo hasta que sus golpes logren curarse por completo. Antes de que ella se levantará de la cama. Él la toma de las manos en lo que puede.
— ¿Vendrán... Vendrán otra vez?
— por supuesto...— devolvió ella con un beso en la frente— duerme. Que ahora estás a salvo.
Al dejarlo solo. Elaisa y Fausto tienen planeado dejarlo aquí un tiempo, hasta que puedan decidir que hacer con él.
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Con unos días después. Goliat había recuperado por completo. Fue muy obediente antes las órdenes de Fausto, de por sí, el niño no intentaba más nada que solo preguntar. Sin embargo, Elaisa se encargaba de él la mayor parte del tiempo. Para ella, no era un problema porque Goliat era muy obediente.
— está será tu habitación. Si te quedarás aquí por un tiempo. Debes tener algo propio.
Con emoción, el niño veía desde el marco de la puerta, una sirvienta que estaba ahí adentro se encargará de déjala aseada todo el tiempo.
— todo esto... ¿Es mio?
— sí...
—....
De pronto, Goliat comienza a llorar lentamente. Elaisa se acerca a él y le pregunta con curiosidad.
— ¿Que pasa?
— es que nunca había tenido esto...
— ¿Una habitación?
— afecto de alguien...— Elaisa se sorprende, pero no sé extraña—... Siempre, siempre fuí rechazado por mi padre. Mi madre jamás la conocí y mi padre me vendió cuando vio la oportunidad... Pensé que nadie me querría... Hasta que el señor Fausto me trajo aquí...
— has estado todo este tiempo solo... ¿O, no, Goliat?
Asintiendo. Él sonríe.
— pero ya no me siento así ahora... Lo tengo usted por un tiempo. Hasta que decidan dejarme a otra parte.
Dejando a la reina, Goliat pasa con más alegría a esa habitación. Fue ahí donde Elaisa comprendió una cosa.
«este niño... A pesar de que su corazón ha estado sumergido en la oscuridad y soledad. No se ha quebrado y ha permanecido tan pura como una luz... No tiene a nadie...»
La reina había ocupado su mente. Su dolor se había disminuido al conocer a este muchacho. Tanto, que quería que se quedará aquí para poderlo cuidar y hacerlo un hombre de bien. Ella, cada día le enseñaba cada objeto nuevo a Goliat. Se dió cuenta que no sabía escribir o tener algún estudio presente, eso se encargaba Fausto, quién él mismo le enseñaba lo básico.
Los días pasaba y Goliat se iba adoptando poco a poco a esta nueva vida. Por primera vez, él veía que no todos los nobles pueden llegar a ser malos o egoístas. Al contrario, el podía ver la sonrisa de Elaisa tan cerca que le causaba a su corazón una sensación calidad.
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— quédate quieto... Goliat. Te caera jabón en los ojos... No entiendo cómo llegaste tan sucio.
— el señor Fausto me llevó a la entrenar con los caballeros...
— eres muy pequeño para estar en ese lugar... Ya le voy a reclamar.
— pero fuí yo quién pidió ir... Él fue muy amable de aceptar mi petición.
— ya veo. ¿Te gustaría convertirte en un caballero?
Asintiendo muchas veces. Goliat explica sus razones.
— me volveré fuerte por ustedes. Quiero devolverle la ayuda que me han dado...— tal explicación, hace que Elaisa le sonreía a la vez que lo abraza.
— Una vez, una señora me dijo que en el futuro encontraría a una familia que me quisiera, nadie la quería en la cuidad porque la comparaban con una pagaba aunque nunca se me vio usar magia, ella únicamente usaba cartas.
— ¿Cartas?
— si, si... Me mostró tres en ese momento. Donde en un futuro no muy lejano tendría papá y mamá. No lo quería creer hasta este momento...
Elaisa queda un poco anonadada de lo que escuchó. Adivinar el futuro podría significar una cosa.
« ¿Magia?... No. Debe ser un tipo de don. Pero si vio el futuro... También puede ver el mío... Pues nadie puede decirme porque quedé infértil...»
