La Emboscada

...VALENTINA SIERRA...

Kilian se fue y cuando creí que podría estar feliz tomando un chocolate caliente porque el clima está bastante frío llegó la plastificada hueca y maleducada que está más caliente que sol de verano con Dorian.

No me molesta que ellos tuvieran historia o que la tengan pero lejos de mi porque con todo lo que ha sucedido en mi vida estoy harta. No estoy dispuesta a soportar a nadie que tenga ganas de romperme la paz.

La plastificada entró como si la casa suya fuera y se sentó frente a mi ordenando que la atendieran. Pidió un té, todo lo que parecía sin sabor debido a su dieta disminuida en grasas pero alta en silicona.

-Ya entiendo por qué estás así con lo que comes- con desagrado y arrugando la nariz que seguramente también se operó me miró

-¿Cómo estoy según usted señora?- la miré conteniendo las ganas de tirarle con todo lo que había sobre la mesa

-Gordita. Mira éste cuerpo- se paró y dió una vuelta mostrando que por poco y se partía al medio por lo delgada

-Me agrada estar así. Julia ¿Me traes otro cupcake de los de chocolate?- pedí a la empleada que pasaba por el lugar solo para molestar a la visita

-Enseguida se lo traigo señora, con permiso

-Y seguirás comiendo como una cerda, que asco- dijo y la ignoré

-Si, tómese su te y haga el favor de callarse

Julia me trajo el cupcake y comencé a comerlo fingiendo gran placer, halagando el sabor del chocolate y mirando como ella deseaba probarlo pero se mantenía en su absurda dieta.

-A Dorian le gustan los bombones, le traje algunos para compartirlos ya sabes... en la cama- me miró con maldad y la ignoré

-Dorian ahora no está señora. Si quiere déjele los chocolates y le digo cuando llegue que su amiga vieja se los trajo como obsequio- le sonreí y la vi enrojecer de furia

-¿Cómo te atreves a decirme así? No eres más que una niña para él. Le gustan las mujeres con experiencia en la vida, así no lo quieras vendrá conmigo y no se quedará con una gorda como tu- ya me estaba hartando

-Le digo cómo se me da la gana porque en primer lugar ésta es la casa de MI ESPOSO por lo tanto usted ya es historia, acéptelo y retirese- le pedí perdiendo la paciencia

-Ahora me quieres obligar a retirarme de aquí niña, mírame como me quedo a esperarlo

-Encima de regalada sorda, ya entiendo por qué el no le dió ni veinte minutos de su tiempo- seguí tomando mi delicioso chocolate cuando la plastificada se levantó de su asiento y se acercó a mi

De un manotazo mi taza salió volando y reaccioné bastante mal. Odio que me molesten cuando estoy tranquila y más si estoy comiendo sin molestar a nadie.

Me levanté de mi asiento y luego de darle un golpe con mi mano bien abierta al punto de que casi todo el relleno de sus arrugas se cambió de sitio, le jalé el cabello quedándome así con unas extensiones en la mano.

-Hasta el cabello artificial tiene, que asco- sacudí mi mano

Me insultó y quiso golpearme pero volví a defenderme. Sus largas uñas me dejaron algunas marcas y me hicieron arder la piel pero yo le di un golpe por cada arañazo. No sabía si era una mujer o una gata.

Después de varios golpes que presenciaron los de seguridad que habían entrado debido al alboroto y los gritos, supongo que llamados por alguna empleada les pedí que la escoltaran hacia la salida antes de que la dejara irreconocible.

Julia le llevó su caro bolso y la caja de chocolates se le había caído pero luego de pensarlo dos minutos me los quedé para mí como una pequeña venganza por lo de mi chocolate caliente.

Después de eso pedí otro chocolate para tomar en el cuarto mientras escuchaba música para relajarme, lo que menos quería era que la mujer esa entrara y me jodiera de nuevo.

Dorian después entró y antes de poder hablar salió de nuevo porque recibió una llamada así que me dediqué a degustar mi delicioso chocolate y abrí esa caja que trajo la plastificada escogiendo uno al azar.

Ese sabor era glorioso, seguro costaron mucho dinero y no podría conformarme solo con uno. Además había de distintos rellenos, cada uno mejor y más atractivo que el anterior.

Si Dorian no entraba a tiempo al cuarto acababa comiendo la caja completa seguramente o si no empezaba a sentirme mal al menos, pero ¿Quien puede controlarse con algo tan delicioso? Claramente yo no podía.