Un Contrato Para Amar

Emiliano no ha perdido de vista a Katherine y se da cuenta de que Antonio la lleva afuera del salón. No despega la mirada de la entrada hasta que la ve volver y se da cuenta que lleva el saco de Antonio sobre los hombros.

No entiende por qué le molesta la cercanía que tiene con ella, lo justifica diciéndose a sí mismo que es inapropiado que un hombre de la edad de Antonio se acerque a una chica tan joven como lo es Katherine.

- Es tarde papá, yo me voy. Después de todo ya cumplí asistiendo.

- Quédate otro rato, hijo.

- Sabes que odio este tipo de reuniones.

- Está bien, nos vemos el lunes.

Emiliano se despide de John y de Rose, evita a toda costa acercarse a Kat.

Llega a su apartamento y se sirve un whisky, se quita el saco de su esmoquin y lo deja sobre el respaldo del sofá. Quita el moño de su cuello y desabotona los primeros botones de su camisa dejando al descubierto parte de su pecho.

- ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?- se pregunta en voz baja refiriéndose a Kat- Eres una niña.

Lleva las manos a su cabeza alborotando su cabello negro que hasta hace unos segundos estaba perfectamente peinado.

Se termina su trago y se va a la cama esforzándose por sacar de su mente la imagen de esa mujer en la que no debería de estar pensando. La diferencia de edad y la mala experiencia de su pasado no son un buen augurio.

Toma la foto que conserva de Julia de la mesa de noche y en su mente le pide perdón por atreverse a mirar a otra mujer. Julia murió por culpa suya, fue algo injusto que jamás va a comprender y mucho menos a aceptar.

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Ea domingo por la mañana y Kat se encuentra desayunando en compañía de sus padres.

- Los chicos llegarán al medio día- les informa.

- Está bien, nena- responde su padre.

- Nosotros les daremos su espacio, no te preocupes.

- Lo sé mamá, gracias por dejarme organizar algo con mis amigos.

- Se puede decir que ya eres una adulta hija, a partir de hoy te daremos la libertad que una mujer de tu edad requiere. Solo te pido que seas responsable.

- Gracias papá, no los defraudaré. Saben que siempre he sido responsable.

- Lo sabemos y confiamos en ti- le dice su madre.

Terminando el desayuno sube a su habitación, se pone un bikini color turquesa, un short y un top strapless de color blanco. Lo combina con unas sandalias turquesas, recoge su cabello en una coleta alta y prescinde del maquillaje.

Al medio día llegan Sonia, Javier y Teo. En la piscina hay bebidas y aperitivos para que los chicos pasen un buen rato.

- Ya me vas a contar lo que sucedió ayer con Antonio- indaga Sonia.

- En realidad nada, me dijo que quiere conocerme mejor.

- ¡Ay, que emoción! Es guapísimo, no lo puedes negar.

- Es guapo, pero hay algo en él que no me gusta.

- No comiences con tus presentimientos.

- Me conoces y sabes que soy muy perceptiva.

- Y muy necia.

- Chicas, dejen de platicar y vengan a darse un chapuzón- les grita Javier desde la piscina.

- Ya vamos- responde Kat.

Ambas se quitan las prendas extra para quedar en bikini y lanzarse al agua. A lo lejos Emiliano observa a Katherine, le es imposible no recorrer el cuerpo de la chica de pies a cabeza.

- Emiliano, muchacho. Gracias por venir en domingo- le dice John- hay algo importante que debo consultarte.

- Sabes que estoy disponible para lo que necesites.

- Vamos a mi despacho.

Los dos hombres se alejan de la algarabía que los chicos tienen en el área de la piscina.

- Es complicado lo que propones, John. Conoces a tu hija y es bastante obstinada.

- Precisamente por eso quiero dejar esto estipulado, si algo me sucede quiero que el patrimonio de mi hija esté protegido y nadie mejor que tú para velar por ella.

- Debes hablarlo con ella y explicarle la situación.

- Lo haré, quiero que entienda que lo hago por su bien. Agradezco que aceptes ayudarme.

- No es la situación ideal y te digo que lo hago por ti y por la amistad que te une con mi padre.

- Lo sé muchacho, además es una medida que esperemos no sea necesaria. Pienso vivir muchos años más.

- Estoy seguro de que así será y no está de más ser precavido.

- Bueno, ya que hemos finalizado con esto te invito algo de beber. Vamos a la piscina, Kat está reunida con sus amigos y quiero checar como va la pequeña celebración.

Emiliano y John llegan al área de la piscina justo cuando Kat está saliendo del agua.

- Permíteme- dice Emiliano mientras le acerca una toalla.

- Emiliano, no sabía que estabas aquí. Gracias- pocas veces había visto a este hombre vestido con ropa casual y su apariencia la deja sorprendida.

- Yo le pedí que viniera, hija. Teníamos algunos asuntos pendientes.

- Está bien papá. ¿Gustas quedarte?- le pregunta al atractivo pelinegro- Este es mi verdadero festejo de cumpleaños.

- Te lo agradezco, pero estás con tus amigos y no creo que se sientan cómodos de compartir con un hombre de mi edad.

- Que conste que tú mismo te llamaste viejo.

- No dije que sea viejo, solo maduro.

- Y por lo que veo un hombre maduro que no sabe divertirse.

- Claro que sé divertirme.

- Demuéstralo, ponte un traje de baño y entra con nosotros a la piscina. Queremos jugar vóley y está por llegar la hermana de Javier y nos hace falta un jugador para el equipo de los chicos.

- Vamos muchacho, anímate. Un poco de diversión no hace daño- lo anima John- yo voy con tu madre hija. Diviértanse.

Contra todo pronóstico Emiliano acepta. Va al vestidor y toma un short nuevo de ahí y sale a reunirse con los chicos.

Katherine no puede dejar de observarlo, parece una escultura viviente.

- Chicos, he llegado- anuncia Carmen la hermana de Javier.

- Hola, que bueno que has podido venir- la saluda Kat- te presento a Emiliano Ferré, el hijo de don Carlos el socio de mi papá.

- Mucho gusto, Emiliano- dice coqueta Carmen.

- Un gusto Carmen- responde Emiliano que después de estrechar su mano se lanza a la piscina.

Comienza el juego y las chicas les gana a los chicos por una mínima diferencia.

Kat sale del agua y los demás la siguen, especialmente Emiliano que se apresura a acercarle la toalla sin apartar la vista de esas curvas que tanto lo alteran.

- Después de todo si sabes divertirte.

- Te lo dije, ¿te traigo algo de beber?

- Sí, por favor.

Carmen que se siente bastante traída por Emiliano no pierde oportunidad y se acerca para hablar con él.

- Nunca te había visto en las reuniones que organiza Katherine.

- Como puedes observar soy algo mayor y esta vez fue una casualidad que estuviera aquí.

- Pues que afortunada casualidad, ¿no crees?

- Si me disculpas, voy a llevarle esta bebida a Kat.

Emiliano comprende perfectamente las intenciones de Carmen y prefiere alejarse.

- Aquí está tu bebida.

- Gracias, el clima es perfecto hoy.

- Sí, lo es. Yo me marcho, te dejo con tus amigos.

- Aún es temprano, ¿de verdad quieres irte?

- Debo revisar algunos documentos.

- ¿Acaso jamás descansas?

- Se podría decir que soy adicto al trabajo.

- Ok, señor adicto al trabajo nos vemos luego.

Emiliano se marcha y Sonia se acerca a Kat.

- Wow, ¿es mi imaginación o Emiliano te gusta?

- Es muy atractivo y nunca lo vi tan relajado como hoy.

- Seamos honestas, no es precisamente su carácter lo que te gusta. El tipo a pensar de su edad es un Dios griego.

- Hablas de su edad como si fuera un anciano, tiene poco más de treinta años.

- Eso es mucho, es más del doble de nuestra edad.

- Yo creo que se ve más joven y es precisamente su edad lo que más me atrae de él.

- Escuchándote hablar nadie pensaría que eres una chica inexperta que nunca ha tenido novio.

- Eso es porque estoy esperando hasta encontrar al indicado.

- Pues aquí hay alguien presente que ha esperado que te fijes en él desde hace mucho tiempo.

- Sí, ni lo digas. Nunca podré ver a Teo más que como a un buen amigo.

- Ups, pobre Teo. Y Carmen estaba fascinada con Emiliano.

- También lo noté.

- Aunque él no te quitaba la vista de encima.

- Siempre me ha visto como una niña y no creo que eso cambie. Mucho menos cuando cada semana cambia de conquista.

- Yo lo vi muy interesado en ti.

- Hace tiempo estuvo comprometido con una modelo muy hermosa y por lo que he escuchado murió de una manera trágica. Desde entonces no ha vuelto a tener una relación formal con nadie.

- Pobre, debió de ser muy difícil para él superar esa pérdida. Quizá tú puedas sanar su corazón.

- Deja de decir tonterías y mejor vamos con los chicos.

Pasaron una tarde divertida entre amigos.