Maldición Butler

La cena familiar fue amena, Hugo se vio forzado a sonreír para complacer a sus padres, los hermanos se reunieron a pesar de todo y continuaron con el plan.

Pasaron dos días, Laurence y Erick tuvieron su exposición, tuvieron su puntaje y respondieron las preguntas con base sólida y convicción, eso causó una fuerte impresión en el profesor, quien expresó su conformidad con el resultado.

Erick y Laurence celebraron su trabajo, fueron a almorzar fuera de la universidad, ellos lo han considerado como su primera salida o mejor dicho su primera cita. Después de almorzar se fueron a dar un paseo tomados de la mano.

Después del romántico paseo, Erick tenía que asistir a la clase de francés y Laurence tenía que poner manos a la obra para la obtención de información que yace escondida en la casa del bisabuelo. Al llegar a casa, Laurence fue reprendida por su madre.

- ¿Son horas de llegar Laurence? ¿Dónde has estado?

- ¡Ay, mamá! – está fastidiada – hoy tuve exposición y fui a celebrar el éxito con Erick. Comimos a fuera.

- ¿Has comido comida callejera? – Marianne quería morir.

- No mamá, fuimos a un restaurante barato, eso dónde atienden a los estudiantes. Casi todos van a comer en esos restaurantes de comida casera.

- ¿Y tú comida, ahora? – cuestiona mamá.

- Lo como más tarde, lo caliento y ya. – resuelve el problema de inmediato.

Alguien toca a el timbre. Las dos se extrañan, ¿Quién podría ser a esta hora?

- Mamá, ¿Esperas a alguien? - le extraña que haya visitas a esta hora.

- No, hija. Algún pedido de tus hermanos. Voy a ver, pero me parece raro, nadie dijo nada que dejarían paquetes hoy. -  mamá no sabe en qué cosas pensar.

Marianne abre la puerta y en la entrada de la casa hay una persona conocida pero poco grata.

-Hola, tía. Soy Martin, tu sobrino. Necesito hablar con Hugo ¿Se podrá?

Marianne cruza el jardín y se aproxima hasta la reja, pero va con cautela, mirando por todas partes.

- Hola, Martin ¿Qué se te ofrece? - pregunta con gentileza para no levantar sospechas.

- Tía, necesito hablar con Hugo, me enteré de que es abogado. Necesito ayuda de un abogado.

- Lo siento mucho, pero Hugo no está, aún no viene a casa a almorzar. Si gustas puedes dejar una nota y él la leerá cuando viene a casa.

- ¡Ay, tía! Es que no he traído papel y lapicero. En la noche, mejor, yo vengo en plan de ocho a ocho y media. - propone, pero con trasfondo dudoso.

- Bien. Se lo diré apenas viene a casa.

- Nos vemos tía. Chao.

A Marianne le pareció muy extraño todo esto, pero Laurence grabó y envío el vídeo a Hugo. Guardó su teléfono mientras terminaba de comer una pera.

- ¿Quién era? - se hace la loca.

- Tu primo, Martin. Necesita de un abogado, y se enteró que Hugo lo es.

- De seguro fueron a visitar al abuelo y él le dijo todo. Pero que Hugo vaya con cuidado puede ser una trampa. Con tantos abogados, justo aquí tenía que venir.

- No sé en qué pensar. Yo cumpliré con decirle a tu hermano que tendrá visita está noche.

- Julien no lo va a dejar solo. – advierte Laurence.

- De todos modos, tu padre debe saber, porque si sucede algo, ya sabemos por dónde iniciar las investigaciones.

- No bajemos la guardia. - sentencia Laurence dando el último mordisco a la fruta.

Laurence se fue a su cuarto, y avisó a Julien que el primo Martin va a venir en la noche para hablar con Hugo. A la noche, Hugo se dispuso a sentarse en el sillón y esperar al primo, pero la mirada era profunda, su postura es idéntica imitación a la de un mafioso, hasta la forma de tomar una copa de licor.

De repente suena el timbre y es mamá quien abre la puerta, Charles está escondido, Marianne le contó todo y también lo hace por que conoce a su hijo, sabe bien que no le dirá toda la verdad cuando le pida para sostener una conversación, por estas razones es que opta por esconderse.

- Buenos noches, tía. He venido para conversar con Hugo.

- Hola, Martin. Hugo te está esperando en la sala.

- Gracias, tía.

- Pasa.

Marianne se va a la cocina para servir un plato con bocaditos y vaso para que él también tome y coma algo con su hijo.

-Querido primo, después de años. -  Martin se muestra muy amigable con el primo.

- No tengo tiempo para sermones e historias ¿A qué has venido? – Hugo se mostró seco y frío al punto de causar miedo.

- ¿Qué tan ocupado estás? – su primo va con rodeos.

- ¿A qué viniste? – mantiene su postura y con una mirada profunda y asesina.

- Me enteré de que eres abogado, y pensé…

- Dije que no tengo tiempo para sermones e historias. Directo al grano, ¿Qué quieres? – interrumpe y levanta la voz.

- He denunciado a la firma donde estoy trabajado. Yo también soy abogado. – soltó de repente, se ha sentido intimidado por el primo.

- ¿Yo que tengo que ver con tus estupideces?

- Yo no hice nada, el abogado principal recibió una fuerte suma de dinero de un mafioso por ayudarlo a ganar el juicio. Yo solo he denunciado el acto de corrupción.

- No eres capaz de defenderte. – no siente absolutamente nada de lastima por su primo.

- ¿Yo solo contra un buffet de abogados? – estaba asustado – ¡Ayúdame!

- ¿Qué parte de la frase no tengo tiempo no entendió? - lo trata como un extraño no grato.

- ¿No me vas a ayudar a atrapar a ese mafioso y al corrupto de mi jefe?

- Tengo asuntos más importantes que atender. Puedes irte, pero primero te llevas los bocaditos, no vaya a ser que te hambre en el camino.

- En este USB tengo todas las pruebas, ayúdame a llevarlo ante el tribunal. Por favor ayúdame. – le suplica.

Martin espera que su primo se sienta conmovido y obtener la “ayuda necesaria”.

-La puerta está abierta, puedes irte cuando quieras, estoy ocupado.

Hugo se puso de pie y lo dejó solo, Martin de la desesperación levanta la voz.

-Hugo, el abuelo me dijo que eres un excelente abogado, por eso vine. Cuando puedas serás bienvenido a mi casa, la familia no se opondrá, te lo aseguro. - Martin le hace una tentadora oferta.

Hugo siguió su camino, la tía se le acerca y con cariño le habla.

- Martin, tu primo esta con mucho trabajo, tiene un caso muy difícil que asumir.

- Dile a mi primo que me ayude. – su tono sonaba algo apagada.

- Todo va a depender de cómo se desenvuelve el caso. – Marianne intenta hacer entender a su sobrino.

- Le irá bien, el abuelo me dijo que es un gran abogado. – le asegura.

Vencido, Martin tuvo que dar la media vuelta e irse, al salir de la casa, su cara cambió, no le gustó que su primo se haya negado a darle una mano.

-Hugo es un hueso duro de roer ¡Que tipo más cerrado! - se expresó con amargura.

Martin está enojado. Charles sale de su escondite con una gran sonrisa, le gustó mucho la actitud de su hijo.