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Reencarne En El Cuerpo De Mi Alfa Destinado.

Reencarne En El Cuerpo De Mi Alfa Destinado.

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Amor prohibido / Omegaverse / ABO / Reencarnación / Familia Ensamblada
Popularitas:7.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Pequeña Flor de Lirio

Debido a un accidente, el esposo Omega del presidente Alfa, dió a luz y quedó en estado vegetativo.

El Alfa destinado del Omega que estaba en coma hace 12 años, de repente despertó.

_ Nada es más honorable que ser un Alfa Fuerte, inteligente y guapo. Soy un Alfa que ha estado en estado vegetativo durante doce años, he despertado con un gran secreto

_ ¿Cuál será? ┐⁠(⁠ ⁠˘⁠_⁠˘⁠)⁠┌
_ ¿Quieres saberlo?¯⁠\⁠_⁠(⁠ツ⁠)⁠_⁠/⁠¯

>•<•>•< Ven a leer >•<•>•

NovelToon tiene autorización de Pequeña Flor de Lirio para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 17

Temprano en la mañana...

Al llegar al hospital, el ambiente era frío y clínico, lleno de luces brillantes. Abel sintió un escalofrío recorrerle la espalda mientras se acercaban a la recepción.

—Hola, venimos porque nuestro hijo tiene fiebre alta— dijo Hudson mientras intentaba mantener la calma.

La recepcionista les sonrió amablemente.

—Por favor, completen este formulario mientras llamo a un médico.

Mientras Abel llenaba los datos, Hudson no podía dejar de mirar a Abel, quien parecía cada vez más cansado.

—¿Te sientes bien? Quieres que te traiga algo de beber? — le preguntó.

—No. Estoy bien —contestó Abel con voz débil.

No podía decirle, que le inquieta ir a ver su cuerpo. Su otro yo.

Hudson se inclinó hacia él y le dijo.

—Está bien, solo necesitas descansar un poco.

Poco después, una enfermera apareció con una bata blanca y una sonrisa tranquilizadora.

—Hola, soy Anna, soy enfermera aquí. Vamos a revisar al pequeño ahora mismo.

Joshua miró a Abel con miedo en sus ojos.

—No quiero que me pinchen.

Abel se acercó más a él y le acarició el cabello.

—Solo es un pequeño pinchazo para ver cómo estás, cariño.

Anna le sonrió mientras guiaba a Joshua hacia una habitación de examen.

—Te prometo que seré rápida.

Una vez dentro de la habitación, Ana comenzó a evaluar a Joshua mientras Hudson y Abel esperaban ansiosos fuera.

—¿Qué te duele más? —preguntó Anna mientras tomaba su temperatura.

—La cabeza… y estoy cansado — respondió Joshua cerrando los ojos por un momento.

Anna tomó nota y luego miró a los padres que esperaban inquietos fuera.

—Voy a hacerle unos análisis básicos para descartar cualquier infección.

Abel sintió como si el tiempo se detuviera mientras esperaban noticias sobre su hijo. Cada segundo parecía una eternidad hasta que finalmente Anna salió con una expresión seria pero calmada.

—Los resultados son normales por ahora; no parece tener nada grave —explicó Anna con cuidado.

Abel respiró aliviado, pero aún estaba preocupado.

—¿Y qué causó la fiebre entonces?— pregunto Hudson

—Pueden ser muchas cosas: un virus común o simplemente una reacción del cuerpo ante algo más pequeño —respondió Ana amablemente. —Lo mejor es darle líquidos e ibuprofeno para reducir la fiebre.

Abel asintió lentamente mientras sentía que las lágrimas amenazaban con salirle de los ojos por el alivio y el estrés acumulado.

—Gracias—murmuró Abel.

Anna sonrió nuevamente antes de marcharse para preparar los medicamentos necesarios.

Mientras tanto, Abel tomó la mano de Joshua cuando él volvió a entrar en la habitación tras los exámenes. Su carita seguía pálida pero había algo más de color en sus mejillas ahora.

—Papi… ¿puedo ver mi videojuego? —preguntó Joshua con voz esperanzada.

Abel sonrió suavemente aunque sabía que no era posible en ese momento.

—Primero necesitas descansar un poco más; luego veremos qué podemos hacer —Le respondió Hudson.

Joshua hizo pucheros, pero aceptó resignado. Hudson se sentó junto a ellos y les dijo.

—En cuanto lleguemos a casa, haremos un maratón de tu videojuego favorito.

Los ojos de Joshua brillaron por un instante ante esa promesa.

—¡Sí! Con palomitas.

La tarde avanzaba lentamente mientras pasaban las horas en el hospital entre juegos y cuentos inventados para distraerlo del malestar.

—¿Te acuerdas cuando fuimos al parque? — comenzó Hudson con nostalgia.

—Sí… ¡y me subí al tobogán gigante!— exclamó Joshua animándose poco a poco.

Abel sonrió viendo cómo su hijo comenzaba a animarse nuevamente gracias a las historias compartidas entre risas suaves y recuerdos felices.

Finalmente, llegó el médico para revisar los resultados finales y darles las recomendaciones necesarias antes del alta médica.

—Joshua está estable — informó el doctor con una sonrisa amable. —Solo necesita descansar e hidratarse bien. Pronto entrará a la pubertad y su casta de Alfa se está preparando.

—¿Podemos llevarlo ya? —preguntó Hudson ansioso por volver a casa.

—Sí, pueden irse — confirmó el doctor mientras les entregaba unas instrucciones sobre cuidados posteriores para Tomás.

Cuando finalmente abandonaron el hospital bajo el cielo estrellado de esa noche fría, Abel tomó aire profundamente sintiéndose agradecido por tenerlo nuevamente sano entre ellos.

—Gracias por estar aquí —dijo Hudson mirando fijamente a Abel mientras caminaban juntos hacia su coche.

—Siempre estaré aquí para ustedes — respondió él tomando su mano firmemente como símbolo del amor inquebrantable entre ellos como familia.

Abel quería ir a ver su cuerpo que yacía inmóvil en esa cama de hospital, pero fue discreto y pensó en volver otro día.

Así concluyó el día, lleno de amor incondicional; un recordatorio más de lo valioso que era tenerse los unos a los otros frente cualquier adversidad que pudiera surgirles en el camino juntos como familia siempre unidos ante cualquier desafío venidero.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Después de llevar a Abel y Joshua a casa, Hudson volvió a la oficina. Unas horas más tarde decidido irse temprano, pero paso por el hospital antes de llegar a casa.

Hudson entró a la habitación del hospital con el corazón pesado. El sonido del monitor que registraba los latidos de su esposo, Abel, era un eco constante en su mente. Su cuerpo yacía allí, inmóvil, con una sonrisa que parecía atrapada en el tiempo. Se acercó a la cama, tomando su mano delicadamente entre las suyas.

—Hola, Abel —susurró Hudson, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos—. Sé que no puedes oírme, pero necesito hablar contigo.

Miró el rostro de su esposo, tan sereno pero tan distante. La luz del sol se filtraba a través de la ventana, iluminando su cabello sobre la almohada. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante.

—Hoy he estado pensando en nosotros —continuó Hudson—. En cómo nuestra vida cambió tan drásticamente. No sé si sabes cuánto te extraño. Te echo de menos en cada rincón de nuestra casa.

El silencio llenó la habitación mientras él hablaba. La ausencia de respuesta era abrumadora, pero él necesitaba seguir adelante.

—Lo que más duele es saber que estás aquí... y que... —su voz tembló— que sé lo que ha pasado.

Hudson tomó un profundo respiro, sintiendo un nudo en su garganta.

—Sé que estás dentro del cuerpo de Daniel —dijo finalmente, su voz un susurro quebrado—. Mi mejor amigo. Nunca pensé que tendría que enfrentar esto. Nunca pensé que perderte significaría también perderia a Daniel. No sé cómo paso esto, pero me alegra de que volvieras.

Se pasó la mano por el cabello, luchando por mantener la compostura.

—Es tan confuso... Te amo a ti, Abel. Siempre lo haré. Pero también queria a Daniel como un hermano. ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué no puedo tenerte a ti de vuelta? Al verdaro Abel, en tu mismo cuerpo.

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras recordaba los momentos felices compartidos con Abel y Daniel cuando eran más jóvenes. Las risas en la playa, los viajes espontáneos y las noches de juegos en casa.

—Es doloroso sentirme dividido y así de confundido —dijo Hudson mientras se sentaba en la silla al lado de la cama—. Quiero creer que hay una parte de ti aquí, en este cuerpo... pero cada vez que miro a Daniel, siento una punzada en mi corazón. Se que eras tú, pero en el cuerpo de un Alfa y no cualquier cuerpo sino el de tu Alfa destinado.

El monitor pitó suavemente y él tomó un momento para recomponerse. La tristeza lo envolvía como una manta pesada, y sabía que debía encontrar una forma de liberarse.

—A veces pienso que deberíamos haber hecho las cosas diferentes —murmuró—. Tal vez si hubiéramos hablado más sobre nuestros sentimientos… tal vez si no hubiéramos sido tan imprudentes…

La habitación se llenó con el sonido del respirador y Hudson sintió cómo su corazón se rompía aún más.

—Pero también hay momentos de alegría —dijo con una leve sonrisa mientras recordaba sus aventuras juntos—. Recuerdo aquella vez en la montaña cuando decidimos escalar esa cumbre; fue uno de los días más felices de nuestras vidas.

Hudson cerró los ojos y dejó que los recuerdos fluyeran como un río desbordante:

—Y esa vez en el carnaval… ¡Oh! ¡Cómo reímos! Nunca olvidaré tu risa al montar esa montaña rusa… hasta me asustaste cuando gritaste al caer.

Se rió suavemente mientras secaba sus lágrimas con la mano libre.

—Daniel siempre ha estado ahí para mí… Aún sabiendo que tú eras su destinado, incluso se hizo a un lado para que tú y yo fuéramos felices—confesó—. Él me ayuda a lidiar con esto, aunque es difícil ver cómo lleva tu esencia consigo.

Una parte de él deseaba gritarle al mundo sobre esta locura; otra parte anhelaba simplemente abrazar a Abel y sentirlo cerca nuevamente.

Después de un momento de silencio contemplativo, Hudson tomó valor y miró fijamente el rostro sereno de su esposo.

—Sé que esto es extraño... Pero quiero pedirte algo: si hay alguna forma en la que puedas volver a mí… hazlo. Por favor —su voz se volvió más firme y clara—. Quiero verte sonreír otra vez, quiero verte vivir otra vez.

La luz del sol brillaba intensamente ahora, como si el universo estuviera escuchando sus súplicas silenciosas. En ese instante, sintió un ligero viento entrar por la ventana abierta; era como si le estuvieran respondiendo a sus súplicas.

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YOONMIN 💜
en verdad es raro para Abel asistir a su propio funeral,,,,
YOONMIN 💜
😭😭una despedida muy triste, eran unos amigos inseparables el trío perfecto para la diversión,,
Alma D. Zarate
Excelente
Maria Isabel Fernandez
interesante y compleja....
bea yordan: muy de acuerdo
total 1 replies
YOONMIN 💜
hola autora, tu novela está muy bonita 😊 te felicito, espero pronto la actualices,saludos....
Alma D. Zarate: FELICIDADES!!!
tan bonita novela para que se quede trunca
total 1 replies
YOONMIN 💜
porqué todos le hablan con el nombre de Abel si se supone que es Daniel???
🌸Pequeña Flor de Lirio🌸: Me equivoqué yo
total 1 replies
Isamar Martinez
Excelente
Isamar Martinez
Bueno
Maria Garrido
me gustaría que terminaras tus novelas antes de empezar otras nosotros los lectores deseamos leer cuando están terminadas por favor.
V. Jorge
Excelente
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