En está historia, inspirada en la película «La laguna azul» veremos como Perla y Dayhan, por incidente inesperado, ambos quedan varados en un sitio remoto, mientras que todos los buscan con desesperación, pero ese incidente parece que los ayudará a entenderse mejor de lo que ellos creen. ¿Que pasará con esos adolescentes?
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Capitulo 17
Perla estaba nerviosa, y al mismo tiempo muy excitada. Su corazón latía al igual que su entrepierna. Una sensación entre el miedo y el deseo hacían decisivo el momento. Su cuerpo estaba a punto de cambiar de niña a mujer. Soñó tantas veces con ese momento, lo que nunca imaginó, era que Dayhan iba a ser el protagonista de esa historia.
Dayhan en su mente entendía que detenerse era lo correcto, pero su cuerpo lo incitaba a seguir. Las ganas de hacer el amor con ella, podían más que su conciencia. Respiró profundo, disponiéndose a vivir el momento. Le acarició el rostro queriendo expresar sin palabras "todo va a estar bien". Empezó a hacer movimientos lentos. Ella sintió como él se abría paso en su interior, y se aferró a su espalda, expresando su aflicción con espasmos. Él sintió como ella le hundió los dedos en la espalda, y meticulosamente se fue adentrando cada vez un poco más en su cuerpo. Ella dejó escapar un doloroso gemido, mientras apretaba las piernas.
No era tan fácil como él pensaba. Tenía que ser cuidadoso, delicado, y cariñoso al mismo tiempo, pero no demorar lo que ya era evidente. La miró a los ojos, y con movimientos más prolongados, precisos y fuertes, se hundió completamente en su interior. Sintió como rompió el himen. La emoción y excitación de ese instante lo llevaron a decir: "Te amo, Perla". Quedaron unidos en cuerpos. Ya no había vuelta atrás. Ese recuerdo quedará en sus memorias.
Perla sintió que algo se rompió. Sintió dolor. Lo expresó en sus gemidos y, en cómo se aferró a Dayhan. Él, al principio, se movía lentamente, pero después fue aumentando la velocidad. Sus movimientos eran más intensos, provocando que ambos dejaran salir gemidos de placer.
Eran dos cuerpos que se deseaban mutuamente. Sentían un ardiente deseo de hacer el amor. Estar juntos cuerpo a cuerpo, los llevó a sentir múltiples sensaciones. Con besos apasionados, apretones excitantes, gemidos, y movimientos rítmicos, era inevitable no llegar al orgasmo rápidamente. Él se dejó caer completamente sobre ella, y la besó con ternura.
Para un adolescente sin ese tipo de experiencia, Dayhan fue todo un experto. Sabía cuál era el punto sensible de una mujer. El chico fue gentil, delicado, cariñoso, todo lo que se requería en una primera vez.
Perla disfrutó la experiencia, pensó que iba a hacer peor por el tabú de la primera vez. Pero Dayhan supo manejar perfectamente la situación, y se preocupó en darle placer.
Dayhan permaneció sobre ella, no quería que acabara ese momento. Le acarició el cabello, y le dio un tierno beso. Con un enorme suspiro, le dijo: — ¡Lo siento! ¿Era eso lo que me querías decir?.— preguntó mientras salía de su cuerpo.
—¡Sí!, pero no me dejaste hablar, ¿Por qué dudaste en continuar?.— preguntó curiosa.
—¡Perdón!, no te quería lastimar.— confesó el chico.
—¡Lo sé! Yo quería que pasara.
Ella se puso el poloche, y se levantó a limpiar su parte íntima. Sintió una molestia al caminar pero estaba feliz. Antes de asearse se dispuso a orinar, al salir la orina gritó fuerte: —¡Ah u! ¡Ah u! ¡Caray! ¡Maldición!.—expresó sorprendida. Sintió un ardor en su parte íntima. Él se asustó y se acercó a ella.
—¿Qué pasa?.— preguntó con los ojos bien abiertos.
—Agua... Pásame agua, por favor.— dijo con voz entrecortada y soplando con la mano su entrepierna. Él no pudo evitar sonreír.
—Déjame ayudarte con el agua.— pidió sonriente. Ella lo miró molesta.
— Está bien, tranquila, no dije nada... Vuelvo enseguida, me voy a bañar.— habló Dayhan.
—Pero está lloviendo.
—Voy a estar cerca, solo serán unos minutos.— se puso a nivel, y le susurró con una voz seductora. — Si tú no existieras, yo no podría existir. — después salió emocionado.
Perla, ya más tranquila y después de terminar de asearse, volvió a la cama. Su mente repasaba todo lo que había pasado, su rostro mostraba una sonrisa de satisfacción. Cuando recordó el "te amo" que él le expresó, suspiró profundo. Perla sintió una emoción que jamás había sentido antes, una cosquilla en su estómago y nostalgia confusa.
Ella muchas veces soñó con mi primera vez, pero no imaginaba que se podía sentir dolor y placer al mismo tiempo. Analizando la experiencia vivida, llegó a la conclusión de que Dayhan era todo lo que expresaba con su actitud: un caballero amable, cariñoso y atento. Creyó que mejor no pudo ser. Su primera vez estuvo llena de emociones excitantes. No se arrepentía de haber perdido su virginidad con él. Fue todo lo que deseaba: alguien que la tratara con ternura, respeto y delicadeza. Pero muchas preguntas llegaban a su mente. ¿Por qué permitió que eso pasara? ¿Por qué no tuvo el valor para negarse? ¿Por qué disfrutó de sus besos como nunca antes con nadie? ¿Qué sentía por él? ¿Será que estaba enamorada de Dayhan? ¿Será que para él eso significó algo? ¿Por qué le dijo "te amo"?
En efecto, muchas preguntas, pero había una respuesta para todas: se había enamorado del chico. Dayhan regresó de bañarse y la notó pensativa, como si algo le preocupara. Automáticamente comenzó a suponer cosas. Quizás había sido muy salvaje con ella, tal vez se arrepintió de entregarse a él. De lo que estaba seguro era que ahora, más que nunca, no quería estar lejos de ella. Algo que rondaba en la mente de Dayhan era el "te amo" que le confesó y ella no dijo nada.
— ¿Y esa cara? — preguntó él, acercándose a ella totalmente desnudo.
— ¿Te puedes cubrir, por favor?
— ¿Para qué? Estoy cómodo así. — ella le dio la espalda.
— ¡Eres un tonto!
Él se acostó y la rodeó con sus brazos, dejando un tierno beso en su cuello.
— Gracias, Perla.
— ¿Por qué me das las gracias?
— Me siento el hombre más feliz del mundo. Me gusta tenerte así, a mi lado, aferrado a tu piel. ¿Tú cómo te sientes? — habló emocionado.
Ella se quedó en silencio. Él se decepcionó un poco, quería escuchar algo parecido. —Ya no es necesario que respondas. Tu silencio habló por ti. — dijo Dayhan.
— Te equivocas. Me siento quizás mejor que tú.
— Lo disimulas muy bien. ¿Por qué estás tan extraña? —le susurró al oído y la abrazó fuerte.
—¿Te sientes bien a mi lado solo porque tuvimos sexo? —dijo sombría.
Él se sorprendió. —Ya veo por dónde viene tu pregunta.
— Antes no pensabas así.
— ¿Ahora crees que digo eso porque tuvimos sexo? Podemos pasar un siglo sin volver a tener sexo, y voy a seguir diciendo lo mismo. —dijo con sinceridad. Se quedaron en silencio por unos minutos.
ella es más terca que una mula,a el le faltan pilas para poner esa mujer en su sitio, y la maddy está queda.
voy a seguir leyendo a ver si estoy se compone jejejeje