¿AMOR O DESEO?

Me quedo pensando por un instante en lo que paso la noche anterior, pero sobre todo pienso en lo que me dijo Rey, sus palabras me afirmaron lo que ya sabia que para él solo soy un objeto sexu**, aparte de que también es un hombre muy solitario aun cuando siempre está rodeado de personas y mujeres, pienso esto mientras camino hasta el espejo y miro mi rostro, me veo algo diferente, creo que... estoy feliz de una forma que no había estado en mucho tiempo.

Sé que soy muy ingenua, por lo que debo tener claro que Rey solo quiere sex* y compañía de mí, sobre todo no puedo olvidar que nunca será mío completamente, lo pienso mientras arreglo mi cabello y por alguna razón pienso en Pamela, ella es una mujer muy hermosa, los que la conocen dicen que soy su copia de joven, de ella heredé mis ojos de diferentes colores (Heterocromía) y mi cabello negro completamente rizado que me llega a la parte baja de mis glúteos, respiro profundo y coloco la palma de mi mano en mi ojo derecho.

-¿Como me vería si fueran cafés?-

Me pregunto en susurros y sonrió levemente mientras recuerdo a Reinaldo diciendo que son parte de lo que me hace única y caigo en cuenta de que no sabía que ese era su nombre, aunque en realidad ahora tiene sentido que le digan Rey, ni siquiera sé cual es su apellido, pero estoy segura que él debe saber que el mío es Maldonado, respiro profundo y me concentro en lo que estoy haciendo para dejar de divagar y terminar de arreglarme y poder llamar a mi abuela, busco mi bolso, saco el celular y la llamo.

-Feliz año nuevo mamita Dolores, te quiero mucho, ¿Qué hiciste anoche?-

-Feliz año nuevo mi niña, nada, me acosté temprano y ¿tú?-

-Vi películas con Amelia, Dolores... mmm, está nevando así que-

*Le digo quedándome en silencio mientras ordeno la idea para decirle que no iré hoy a casa*

-Sí, sí te puedes quedar, pero mañana te quiero aquí ¿ok?-

*La escucho decirme y mi sonrisa aparece gigante en mi rostro*

-Sí, no te preocupes, lo prometo, hasta mañana, Dolores, te quiero mucho-

*Le digo eufórica*

-Yo a ti mi niña, me saludas a Amelia y a su mamá-

-Sí señora, hasta mañana-

-¡¡Estrella!!, Espera... cuídate mucho, por favor-

*Me grita escuchándose preocupada*

-Sí mami... te quiero mucho-

Le contesto colgando el celular y siento una punzada en mi corazón algo dentro de mí me dice que Dolores ya sabe todo y solo está tratando de no causarme problemas dándome permiso de quedarme fuera por hoy. Ella es una mujer con un temperamento muy fuerte, pero últimamente ha estado calmada, me trata más amorosa y siempre está preguntándome como estoy, respiro profundo pidiendo al cielo que solo sea mi imaginación, no quiero ser una preocupación más para ella, bastante peso carga entre sus enfermedades y tener que trabajar en casas para mantenernos, suspiro y sacudo mi cabeza, debo organizar mis ideas así que llamo a mis amigas para hacerles saber que estoy bien, ellas deben tener muchas preguntas, pero ahora no es el momento de hablar de eso. Me despido de ellas lo más breve que puedo para terminar la llamada y salgo de la habitación.

Llego a la planta baja para encontrar a Rey al lado de la chimenea con un libro en su mano, tomando café y un cigarrillo en su boca. Esta perdido en su pensamiento, se nota que en realidad no esta leyendo ya que su mirada esta puesta en la parte externa del jardín, es obvio que algo le preocupa, pero seguramente no me lo dirá, asi que solo bajo las escalas.

-Hola, Rey-

*Le digo y él sale de su pensamiento mirándome con una gran sonrisa en su rostro*

-Hola, bombón-

*Dice estirando su mano hacía mí*

-Ven, siéntate aquí conmigo para calentarte un poco, afuera está nevando mucho así que está haciendo frío-

*Sostengo su mano mientras lo escucho hablar y me siento en sus piernas*

-¿Por qué no te pusiste tu abrigo?, apague la calefacción en esta parte de la casa para que nos arruchemos en la chimenea-

*Dice besando mi cuello y me huele profundamente*

-Eres como un alucinógeno para mí, bebé, tu olor es embriagante para mi nariz-

*Me dice abrazándome y recostando mi cabeza a su pecho*

-Ayer di instrucciones para qué la mayoría de los empleados tengan el día libre hoy, quiero que sean felices tanto como estoy yo contigo en este momento-

*Sus manos recorren mi cuerpo suavemente a la medida que habla*

-Solo está un chef y cuatro guardias, dos en la parte delantera y dos en la parte trasera, nadie nos molestará-

*Dice sus palabras mientras se bufa de las mismas*

-Nunca pensé que dejaría mi casa desprotegida por estar a solas con una mujer-

*Me dice levantando mi cabeza y me besa como fiera con sus manos entrando por debajo de mi ropa*

-Rey-

*Digo su nombre tratando de alejarlo, pero él sigue besándome*

-Espera, espera-

*Lo empujo con fuerza haciendo que se detenga*

-Que pasa, Corderito, pensé que aprovecharíamos al máximo estos dos días y creo que me he portado bien hasta ahora-

*Me dice con su voz agitada y me río al ver su cara de perrito regañado*

-Qué cara tan engañosa, sí te has portado bien, pero Reinaldo-

*Le digo y él me mira extrañado*

-¿Por qué me llamas así?-

*Me dice seriamente*

-¿No es tu nombre?-

*Le pregunto confundida de su reacción*

-Bueno, sí, pero no es un nombre que me guste escuchar-

*Mira la chimenea y frunce el ceño al decir sus palabras*

-Lo siento, no quería que el ambiente se volviera raro-

*Le digo intentando levantarme y él me atrae nuevamente con un gran abrazo*

-No es eso, Estrellita... olvídalo dime como desees. ¿Qué me ibas a decir?-

*Dice sus palabras volviendo a sonreír, es tan voluble que no se qué esperar de él*

-Es solo que en verdad tengo hambre y me muero de ganas de tomar algo caliente-

*Le digo tímidamente*

-Claro, bebé-

*Mira su reloj de pulso mientras me habla*

-Faltan veinte para las cuatro, es lógico tener hambre, déjame avisar para que te preparen un chocolate con masmelos, ¿te gusta?-

*Afirmo con mi cabeza a su pregunta*

-Ok-

Me levanta en sus brazos, me sienta en el sillón al lado de la chimenea y camina hacia el citófono. Lo miró mientras pienso lo bien que se ve en ropa deportiva, tiene un cuerpo como tallado por los dioses junto a una cara tan perfecta, lastima que su vida este marcada por tantas cosas raras. Termina de hablar y regresa a mi lado.

-¿Que piensas?, bombón-

*Me pregunta levantando mi barbilla*

-Me miras de una manera tan lujuriosa y rara a la vez, ¿qué pasa por esa cabecita tuya en este momento?-

*Me pregunta levantando una ceja*

-... Es que tengo tantas preguntas y tú-

*Me quedo en silencio y lo miro de reojo*

-¿Yo?, bebé ya empezaste termina-

*Me dice sentándose a mi lado*

-Es que eres tan raro que me da miedo preguntar-

*Lo digo rápido y sin pensarlo para no arrepentirme. Él me mira un poco serio y se ríe a carcajadas dejándome confundida por su reacción y escuchamos que tocan la puerta*

-Adelante-

*Dice Rey*

-Buenas tardes. Permiso, aquí tiene el chocolate señor, ¿Desean algo más?-

*Pregunta el chef dejando la taza sobre una mesa*

-Ten la comida lista para dentro de una hora. Te puedes retirar-

*Le dice Rey fríamente*

-Sí señor-

*Mientras ellos hablan me percato que en esa sala existe una puerta directa a la cocina, es algo raro ya que la última vez me pareció que la cocina quedaba cerca del comedor. Esta casa es como un laberinto de pasillos y puertas. Él se levanta a agarrar la taza y regresa a mí para entregarla en mis manos*

-Toma bebé, ven, si nos acercamos a la chimenea un poco más estaremos aun más cómodos-

*Me dice y yo le recibo la taza y él extiende su mano para ayudarme a levantar y sentarnos en unas almohadas grandes que están sobre la alfombra cerca a la chimenea*

-Bebe tu chocolate, frío no sabe igual-

*Me dice mirándome con sus ojos encendidos en fuego*

-Sí, está bien-

*Le digo algo avergonzada de ver su rostro, es como si este hombre solo pensara en sex**