No era necesario que ocultaran todo. Yo, Bianca Chevalier, primera princesa de este imperio y heredera del archiducado Chevalier, rompo mi compromiso contigo, duque Paul Mesellanas. — Bianca habló con tanta fuerza en su voz que todos escucharon con claridad.
Bianca se dio la vuelta, ignorando el torrente de lágrimas que caían por las mejillas de la novia. Los presentes la miraban con desaprobación, considerando que había arruinado un momento tan especial y que había ofendido a la novia.
Pero, ¿quién era la verdadera ofendida? ¿La mujer que lloraba desconsolada porque su matrimonio había sido opacado, o la mujer que había sido traicionada por su prometido y decidió enfrentarlo ante todos?
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Compromiso
— Sean bienvenidos, me alegra tanto tenerlos aquí —manifestó Margaret mientras abrazaba a Adanis.
— A mí también me alegra verte, especialmente en estas circunstancias —expresó Adanis, feliz, ya que su hijo se comprometería con la mujer que ama y que, a su vez, lo ama, lo cual le proporciona una profunda paz.
— Por favor, adelante, la cena ya está servida —dijo el archiduque con amabilidad. Cuando su hija nació, se prometió nunca dejar a su pequeña sola y menos dejarla caer en las manos de algún individuo indeseable. Consideró que este día nunca llegaría; sin embargo, conocía muy bien al joven en cuestión y estaba convencido de que su hija no podía haber tomado una decisión más acertada.
— Excelencia, he venido con mi familia a formalizar la propuesta de compromiso que le hice a su hija. Deseo formalizar nuestro compromiso —dijo Nikolai en cuanto tuvo la oportunidad.
— Estoy al tanto de ello, acepto el compromiso. Considero que eres un buen hombre. Confío en que cuidarás adecuadamente de mi hija; espero que no me defraudes —respondió el archiduque con serenidad.
Margaret sonreía, aliviada de ver a su esposo afrontar el compromiso de su hija. Con una serenidad admirable, ella sabía lo mucho que su esposo amaba a su hija y lo duro que estaba siendo, como padre, aceptar que su niña ya es una mujer.
— No lo haré, cuidaré de Bianca hasta que mi último aliento se escape de mis labios. Como dote, entregaré el escuadrón dorado; son veinte mil soldados muy bien entrenados que estarán a disposición de mi prometida en todo momento — proclamó Nikolai con seguridad.
— Muchacho, no puedo aceptar esa dote. Sé el esfuerzo y dedicación que has puesto en el entrenamiento de esos soldados. No creo que la dote sea necesaria; esas cosas son pequeñeces. Con que ames, cuides y respetes a mi hija, todo quedará soldado — el archiduque se mostró seguro de su respuesta. ¿Cómo podría aceptar el esfuerzo de años de ese muchacho? Él fue uno de sus maestros y vio todo el sacrificio que hizo el gran general para tener esa cantidad de soldados en su poder a tan corta edad?
— La que debería entregar una dote soy yo; eso sería lo correcto — dijo Bianca en tono divertido, aunque no le molestaría en lo absoluto dar una buena dote para su prometido.
— De ninguna manera, ¿cómo podría ser tan indulgente y no darle una buena dote a mi prometida? Trabajé durante muchos años para entrenar ese escuadrón. Podría entregarte cientos de cofres de oro, pero eso pondría en riesgo tu vida y la de mis futuros hijos. Mis arcas ya son extensas, igual que las tuyas. Lo mejor sería tener soldados de tu entera confianza a tu disposición; es por el bienestar de nuestros futuros hijos — dijo el general, renuente a no entregar la dote que preparó con tanto esmero.
— Padre, si el gran general así lo quiere, así será. Los soldados pueden instalarse en el archiducado cuanto antes; es para la protección de nuestra familia. Tus futuros nietos serán los más beneficiados —dijo Bianca, intercediendo ante su padre. No podía menospreciar la dote de su prometido, y más siendo esta extremadamente valiosa.
— ¿Hija, está segura de concretar el compromiso? No quiero arrepentimientos después. No aceptaré un divorcio de tu parte, a menos que tu esposo te sea infiel o te maltrate. Si hay diferencias entre ustedes, tendrán que afrontarlas juntos —dijo el archiduque con determinación.
Bianca miró a Nikolai y le sonrió con dulzura; estaba segura de que él era el hombre con quien se veía para toda la vida.
— Padre, no hay hombre más adecuado en el imperio que el gran general. Para mí, es un honor tenerlo como prometido —dijo Bianca sin apartar la mirada de Nikolai.
Bastián se sintió complacido con la respuesta de su hija. No porque fuera su hija dejaría que estuviera con alguien sin amarlo, y más cuando esa persona estaba totalmente enamorada de ella.
— Estando todo en orden, propongo que brindemos por esta unión, para que su amor sea más fuerte que cualquier adversidad —expresó Adanis mientras pequeñas lágrimas adornaban sus ojos.
Todas brindaron felices por la futura unión.
— ¿Cuándo será la fecha para la boda? —preguntó Mireya, curiosa.
— Seis meses sería lo adecuado, pero Bianca tiene que tomar el control del archiducado, y durante un año tiene que mostrar su valía —dijo Bastián con calma.
— El compromiso podría anunciarse después de mi nombramiento como archiduquesa —propuso Bianca con emoción; quería que todos se enteraran de que estaba próxima a casarse con el hombre que ama.
— Dentro de un año, para esta misma fecha, podemos realizar la boda, ¿te parece bien? —le preguntó Nikolai a Bianca.
— Me parece perfecto —respondió Bianca.
— No se diga más: en una semana, después del nombramiento de Bianca, se dará a conocer su compromiso —dijo Margaret con entusiasmo.
Nota: Estoy editando varios capítulos; mi teléfono está en terapia intensiva. No sé si en cualquier momento me quedaré sin comunicación.
Nunca dejes que comentarios inoportunos te hagan retroceder, eres talentosa, tu narrativa envuelve, es tan agradable leer tus novelas💐