En "Prisionera del Sultán", seguimos la vida de Aziza Rai'f, obligada a casarse con Akram Hassan como su segunda esposa. De esta unión nace nuestra protagonista, quien junto a su madre escapa hacia Occidente, donde es criada lejos de las tradiciones de Jaddara. Sin embargo, su destino cambia cuando Akram reclama a su hija de regreso, desatando una lucha de poderes entre el heredero de Burhan Sharif Bakhur y Akram por el control de la desafiante princesa.
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Sentimientos
Aziza se encontraba sentada en el jardín, se sentía tranquila su cuñado era adorable vivía abrazando a su hermana, ahora entendía como Nazira había caído rendida al punto de perder a su familia.
Ella extrañaba a Akram, al hombre con el que había viajado por París y Londres, que le había regalado un jardín. Porque al hombre de las últimas semanas no lo extrañaba.
— ¿Estás pensando en él otra vez?, pregunto Nazira.
— Entre otras cosas, en realidad creo que debería tener mi propio espacio, ustedes son un matrimonio.
— Luego vemos eso aunque considero que no es necesario. Mañana iremos con mi médico. ¿Has pensado en lo que hablamos?, pregunto Nazira.
— No lo sé me preocupa que se lo lleve y no me lo regrese dijo Aziza.
— Piénsalo, tu bebé es el heredero de Marambit dijo Nazira.
— Lo sé, en realidad papá deseaba que si fuera varón ocupará el lugar de Akram, pero si es varón se lo va a llevar.
—Dejemos las preocupaciones, voy a tener una niña. Ya sabes lo que tendrás.
— Una niña, Dios bendito. Aún no sé, pero yo quiero una niña dijo Aziza pensando en que su hija no iba a conocer a su papá, ni podría ser cariñosa con él.
— Otra vez te has puesto triste. ¿Lo quieres?, pregunto Nazira.
— Con cada fibra de mi ser. ¿Por qué no fui suficiente para él?. No lo hice feliz, la última vez que hablé con él me gritó que vivir conmigo era vivir en el infierno dijo Aziza limpiándose las lágrimas.
— Es un imbécil, –gritó Nazira—. Aziza abrió sus ojos sorprendidos, su hermana era tan occidental como ella árabe. — No me mires así, bien merecido se tenía ese infierno. Es un imbécil y el único responsable es nuestro padre como se le ocurre que tú podías vivir con un hombre con esas costumbres.
— No hables así papá ya no está exclamó.
— Lo sé, pero es la verdad incluso papá era más moderno que esa momia que tenías de esposo.
Aziza comenzó a reírse— Sí lo hubieras visto los últimos años no hubieras pensado que papá era moderno, ni siquiera me dejó estudiar.
Nazira se sintió culpable—Lo siento eso fue mi culpa, si yo hubiera sido buena hija tu situación hubiera sido diferente.
— ¿Nunca te arrepentiste?, pregunto Aziza.
— Muchas veces, te extrañaba y a papá también, pero amo a Andrew. Era mi destino ya estaba escrito.
— Y se nota que él está loco por ti exclamó Aziza. — Por eso quiero mi lugar.
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Enfurecido por el abandono de Aziza, Akram tomó diferentes decisiones. En Marambit una mujer no necesitaba permiso para dejar el país, a diferencia de Jaddara donde una mujer debía tener un permiso firmado y sellado en triplicado por el hombre a cargo de su vida ya sea un padre o un esposo.
Akram promulgó esa ley para Marambit y otras tantas, a su entender ciego por el amor a su esposa occidental el Rey Rai'f se había vuelto demasiado liberal. Una buena mujer árabe no lo hubiera desafiado como Aziza lo había hecho.
Akram regreso a Jaddara sus hombres seguían buscando a Aziza en Londres. Había quedado sorprendido al saber que la primera hija del Rey Rai'f estaba con vida, cuando él supo que Rai'f había pensado que era para Nazira, pero no era para la ingrata de Aziza.
Maldita ingrata, le había dado todo y lo había arrojado al viento arrastrando su honor en el fango.
Sentado en su oficina Akram pensó en ir a su harén, pero sus concubinas eran todas morenas. Él deseaba una rubia, quería una mujer rubia y así se lo informó a su consejero más fiel, aunque en Jaddara no había posibilidades de conseguirlo, tal vez en los países vecinos considerando que todo se casaban con occidentales.
Después de una semana de búsqueda su consejero estaba muy contrariado.
— Su Alteza lamento ser portador de mala noticias, pero no he podido conseguir una nueva concubina.
— Está bien, deja ese tema, viajaré a Londres me reuniré con algunos empresarios y quiero controlar a esos ineptos. Diles que si no me dan resultados los haré azotar. Necesito que encuentren a Aziza.
Akram viajo a Londres hacía quince días que Aziza había huido. Con cada día que pasaba su rencor crecía más.
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Katherine Beaumont se encontraba en su oficina de Londres seguía al frente de los negocios de la familia junto a Henry su hermano.
Combinar la madre con la esposa con la reina con la empresaria era complicado. Pero le gustaban los desafíos.
Su matrimonio con Karim era maravilloso, tal como le había prometido si ella lo perdonaba nunca volverían a pelear, decir que no peleaban sería exagerado. Ella era como era y Karim seguía igual de cavernícola.
Pero se entendían, hoy no solo se ocupaba de los negocios Beaumont, también controlaba los negocios de Karim.
Su esposo estaba abocado por completo a Burhan.
Katherine se preparó para la reunión que tendría. Las ventajas de ser la reina de Burhan eran que la habían transformado en una excelente negociadora en el Golfo Pérsico. Sabía como pensaban y, por lo tanto, como vender su empresa.
—Señora Beaumont su cita la espera le informo su asistente.
Katherine se puso de pie se alisó su falda y se dirigió a la sala de juntas.
Vestido con una túnica de fino color crema y la cabeza envuelta en un turbante real doble, Akram Hassan bajó la vista hacia ella con unos ojos profundos como la noche oscura.
— Su Excelencia bienvenido dijo Kat acercándose a él, hizo una reverencia.
— Reina Bakhur, no esperaba encontrarla aquí dijo él.
Aquel hombre arrogante era sinónimo de divinidad en Jaddara.
Katherine se puso tensa. — Por favor tome asiento, ¿puede ofrecerle algo de beber?.
— Un café exclamó él.
Katherine levantó el teléfono y pidió dos cafés.
— Empresas Beaumont tiene una propuesta para su país dijo Katherine.
Akram levantó la mano para hacerla callar, estaba algo contrariado.— Me disculpará, pero pensé que hablaría con el presidente de la empresa, no con la Reina de Burhan.
— Además de ser la Reina de Burhan, soy muchas cosas exclamó Kat controlando su genio.
— Solo es una mujer, no hablaré con una mujer de negocios exclamó Akram. — Me disculpo si soy algo brusco, pero es la verdad.
— Soy quien dirige Empresas Beaumont además de que dirijo las oficinas de Medio Oriente.
— Tengo entendido que hay un hombre Henry Beaumont, solo negociaré con él dijo Akram poniéndose de pie.
— He negociado con los países vecinos dijo Kat indignada.
— Su reputación la precede, pero en mi país una mujer solo es una mujer y yo no haré negocios con una mujer.—No lo tome a mal no creo que mi postura a no negociar con una mujer merezca un incidente diplomático.
—¿Qué quieres decir con un incidente diplomático?.
— Lo que quiero decir es que no es necesario la hostilidad, será suficiente con que yo me retire y concertemos una reunión con el presidente o con su padre.
— Por supuesto dijo Katherine reprimiendo las ganas de golpearlo a sus ojos Akram Hassan era la encarnación de un hombre, medieval del siglo dieciocho, un espécimen tan incivilizado y primitivo como cualquier hombre de las cavernas.
Katherine Beaumont llegó a su casa— Gracias Apolo puedes retirarte, escuchaba las risas provenientes de la sala.
Karim se encontraba con sus hijos riéndose en la sala.
Katherine besó a sus hijos y los mando a bañarse.
— Habibi parece que has tenido un mal día dijo Karim.
— Tan mal como tú en la oficina del director dijo Kat.
— Créeme la pase tan mal como Khalil Hazbun parece que Sharif y Jalil iniciaron un pleito por un partido de fútbol. Como castigo no habrá más fútbol.
— Hablaré con el respondió sentándose junto a su esposo. Karim la abrazo.
— Me contarás que paso dijo él.
— Sí, tuve un encuentro con un cavernícola dijo ella.
Karim deslizó sus mano por su oscura cabello y la beso— Pensé que dormías con uno o eso me gritaste hace tres días.
— No volveré a repetir esto, pero tu eres un hombre muy civilizado, eres lo más educado que he conocido comentó Kat provocando una carcajada de Karim.
— Debió de ser muy malo, ¿ quién fue? dijo Karim.
— Akram Hassan dijo Katherine. Karim se puso tenso conocía a Akram y peor aún conocía a su esposa.
— No lo ofendí, puedes estar tranquilo. Se supone haríamos negocios, pero él me dijo que no negociara con una mujer peor aún dijo que solo soy una mujer. Solo hará negocios con Henry dijo Katherine.
— Me sorprende... que no iniciaras un conflicto diplomático dijo Karim riéndose.
— Oye no es gracioso, tuve que contar hasta cien para no golpearlo.
— Lo sé y valoro tu esfuerzo.
— No puedo creer que estés emparentado con ese idiota.
— Ni tan así pero si Salim Hassan era primo Farouq Hassan, por lo tanto de mi madre. Pero tú sabes no comulgo con mucha de sus ideas, es un hombre muy anticuado. No lo tomes como algo personal, la mujer en Jaddara está más limitada, por ejemplo ahí todavía está permitido tener un harén y la mujer necesita permiso del hombre para diferentes cosas.
— Tú me estás diciendo que ese animal tiene un harén exclamó Katherine indignada.
— Así es, dijo él.
— Creo que es hora de que comience a educarse un poco, sobre todo si quiere hacer negocios con occidente dijo Kat poniéndose de pie.
— Katherine, exclamó a modo de advertencia su esposo.
— Iré a ver si está la cena dijo Kat sonriéndole.
Karim puso sus ojos se puso de pie y se dirigió a ver a sus revoltosos hijos.
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Cinco días después Akram recibía la confirmación Aziza había ingresado a París. Tenía gente rastreando a la hermana de Aziza seguramente ellas estarían en contacto, sabía que la empleada de Aziza recibía correo, pero ella no tenía familia pronto encontraría a su esposa.
Dalia se encontraba en el palacio, Akram había hecho vaciar el harén.
Ella se encontraba en su terraza cuando vio llegar a una jóven rubia.
— Averigua ¿quien es?, le ordenó a una de las empleadas.
Una hora después Dalia tuvo toda la información era una mujer inglesa que sería la nueva concubina de Akram.
Dalia maldijo, ella no quería que Aziza se fuera solo no quería que se sintiera tan especial.
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