El Tiempo No Importa

La noche de la gala había llegado y, con ella, un torrente de emociones que fluían en el aire cargado de expectativas. Camilo llegó a recoger a Mariana, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras esperaba ansiosamente su aparición.

Cuando finalmente la vio abrir la puerta, la respiración se le cortó por un instante. Mariana estaba deslumbrante, envuelta en un vestido que realzaba su belleza de una manera que lo dejó sin aliento. Sus ojos se encontraron y en ese instante supo que nunca había visto algo tan hermoso como ella en ese momento.

Mariana, por su parte, no pudo contener una sonrisa radiante al ver a Camilo parado frente a ella, imponente y elegante en su traje negro. Se sintió abrumada por la intensidad de sus emociones mientras lo admiraba, sintiendo un cosquilleo en el estómago.

Llegaron y caminaron Juntos por la alfombra roja, los reporteros les tomaban fotos.

Natacha también había caminado junto con Gustavo por la alfombra roja, estaban tan felices los 4.

La gala transcurrió con éxito, los diseños de Mariana y Natacha recibieron elogios de todos los presentes, llenando sus corazones con una satisfacción indescriptible. Las horas pasaron volando entre risas, conversaciones animadas y miradas cargadas de complicidad entre Mariana y Camilo.

Camilo condujo a Mariana a un rincón apartado del salón, donde la luz tenue de las velas creaba un ambiente íntimo y romántico.

Camilo, tomo las manos de Mariana entre las suyas, su mirada reflejaba ternura y amor.

- Mariana, desde que te conocí en esa playa, supe lo especial que eras, has llenado mi vida de luz y alegría, y cada día que he pasado a tu lado es un regalo que no puedo expresar con palabras. Quiero amarte, quiero llenar de felicidad cada día de tu vida. Por favor, dame la oportunidad.

El corazón de Mariana latía con fuerza en su pecho mientras escuchaba las dulces palabras de Camilo. Las lágrimas de felicidad brillaban en sus ojos mientras asentía con la cabeza, incapaz de contener la emoción que la embargaba.

Pero luchaba por encontrar las palabras adecuadas.

- Es que sí, siento algo por ti. No lo voy a negar. Pero me siento abrumada por la diferencia de edad entre nosotros. Tengo miedo de que esto en algún momento nos pueda separar, y yo ya he vivido un divorcio que me rompió el alma y tú fuiste testigo de mi momento más oscuro.

- Mariana, entiendo tus preocupaciones y respeto tus sentimientos. Pero quiero que sepas, que para mí, nuestra diferencia deCa edad no es importante. Lo que realmente importa es esto que estamos sintiendo, está conexión, este amor que siento por ti.

Mariana levantó la mirada para encontrarse con los ojos cálidos y sinceros de Camilo, sintiendo un destello de esperanza iluminar su corazón.

En ese momento, bajo el resplandor de las estrellas y el susurro de la noche, Camilo y Mariana sellaron su amor con un beso lleno de promesas para el futuro.

- Mariana, juntos superaremos lo que sea, cualquier desafío que se nos presente, te amo, y estaré a tu lado siempre.

Con las palabras reconfortantes de Camilo, Mariana sintió un peso levantarse de sus hombros mientras se dejaba envolver por los brazos de Camilo.

La llevo hasta el auto y se fueron en dirección al Penthouses de Camilo. El ascensor ascendía lentamente, mientras Camilo y Mariana se mantenían cerca, compartiendo miradas cargadas de anticipación y afecto.

 Cada latido de sus corazones resonaba con la emoción de lo que estaba por venir, mientras el ascensor finalmente se detenía y las puertas se abrían para revelar el umbral del departamento de Camilo.

Una vez dentro, el ambiente estaba impregnado de una calidez acogedora, la luz tenue de las lámparas creando una atmósfera íntima y confortable. Sin decir una palabra, Camilo tomo la mano de Mariana y la condujo suavemente hacia el interior.

Se miraron el uno al otro con una mezcla de ternura y deseo, cada mirada estaba cargada de amor, pasión y deseo. Lentamente, se acercaron, sus labios buscándose en un beso lleno de anhelos y promesas, mientras sus manos se deslizaban con delicadeza sobre la piel del otro.

El tiempo parecía detenerse mientras se perdían en el calor de sus abrazos, entregándose en uno al otro con una entrega total y absoluta. Cada caricia, cada susurro, era un tributo al amor que sentían el uno por el otro, una celebración de la conexión profunda que compartían.

Se fundieron como dos almas gemelas que se encuentran al fin, sabían que este era solo el comienzo de un viaje lleno de amor, intimidad y complicidad compartida. Juntos se sumergieron en un éxtasis de amor, mientras el mundo exterior desaparecía, dejando solo el eco de suspiros, gemidos y latidos de sus corazones como prueba de que estaban unidos en cuerpo y alma.

La suave luz del amanecer entraba por los ventanales del Penthouse, despertando suavemente a Camilo y Mariana de su sueño reparador. Se despertaron entrelazados, sus cuerpos aún vibrando con la pasión.

Mariana se acurrucó más cerca de Camilo, su cabeza descansando en su pecho mientras disfrutaba estar entre sus brazos, Camilo, con una sonrisa suave en los labios, acariciaba con ternura su cabello.

La habitación estaba llena de un aura íntima y tranquila, roto solo por el suave murmullo de sus respiraciones y el susurro de sus corazones latiendo al unísono. Se miraron el uno al otro con ojos cargados de cariño y complicidad, compartiendo un momento que parecía suspendido en el tiempo.

A medida que el sol ascendía en el horizonte, ellos se entregaban a los mimos y las caricias, explorando cada centímetro de piel. Nuevamente se perdían en el dulce éxtasis de su amor.

Luego de otro apasionado encuentro, Mariana se quedó nuevamente dormida, había quedado agotada de tanto amor.

Camilo se levantó y fue a la cocina a preparar algo delicioso para llevarle Mariana a la cama

Con cuidado y atención, Camilo se dedicó a preparar un exquisito almuerzo para Mariana. Se movía con gracia en la cocina, mezclando ingredientes con destreza mientras el aroma tentador de la comida llenaba el aire. El sonido suave de los utensilios contra los recipientes creaban una sinfonía culinaria que reflejaban el amor que Camilo sentía por Mariana.

Una vez que todo estuvo listo, con un toque final de presentación impecable, Camilo llevo el almuerzo a la cama, dónde Mariana se encontraba envuelta en las sábanas blancas.

Con una sonrisa radiante, Camilo coloco la bandeja sobre la mesita junto a la cama y se sentó a su lado, su mirada llena de ternura mientras observaba a Mariana.

- Amor, despierta, debe comer algo. - le dijo Camilo dándole un dulce beso Mariana en los labios.

- Buenos días, amor. No puedo creer que hayas preparado todo esto para mí. - le dijo con una radiante sonrisa.

Camilo le ofreció una mirada cariñosa antes de responder con calidez.

- Solo quería hacerte sentir especial.

Con delicadeza, Camilo comenzó a servir la comida, presentando cada platillo con elegancia y atención al detalle. Mariana miraba maravillada, sintiéndose amada y cuidada en cada bocado que probaba.