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Una Segunda Oportunidad

Una Segunda Oportunidad

Status: Terminada
Genre:Contratadas / Mafia / Amor eterno / Completas
Popularitas:5M
Nilai: 4.8
nombre de autor: Amapola

Ofelia no ha tenido suerte en esta vida desde su llegada. A su corta vida no ha sabido más que de sin sabores.
Luego de años de abuso y violencia, encuentra una segunda oportunidad en el amor, de la persona que menos hubiera imaginado.

NovelToon tiene autorización de Amapola para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 15

Ofelia

Después de la tremenda paliza que me dió el señor Vicenzo y de haberse retirado de mi habitación, quedé en el piso hecha todo un bollito conmigo misma. Aferrándome a mis piernas con mis brazos, sintiendo la sangre correr por mi cara, tanta que termine en un charco en el piso, donde tenía apoyada la cabeza. Me levanté como pude, me dolía todo el cuerpo por las patadas, fui hasta la pileta que había afuera en mi habitación, en el jardín y me lavé. Me dolía todo, apenas y podía tocarme la cara. Caí de rodillas al piso y lloré, lloré mucho. Estaba cansada, cansada de vivir así, cansada de pensar el por qué de tanto odio y rechazo, por que me fue a buscar al orfanato si esta era la vida que iba a darme? Por qué me odiaba tanto?

La situación me generaba una angustia tremenda, por no saber que me deparaba el futuro, a decir verdad no me veía en uno, estaba segura que en alguna de esas palizas se le iría la mano y ahí terminaría todo. No me imaginaba en un futuro, no me imaginaba viviendo de ninguna otra forma, no me imaginaba fuera de esta casa, con otras personas, no lo imaginaba. Todos estos años conviví con esta gente, y eran perfectos desconocidos. Me angustiaba todo, me generaba una desolación tremenda en el alma, era una soledad absoluta. Era ir por la vida sola y a la buena de Dios. Sin nadie en quien apoyarme, sin nadie que me quiera ni a quien querer, recibiendo mierda y aceptándola, porque al parecer, no era merecedora de otra cosa.

Recién pude dejar la habitación a los dos días, estaba tan mal de las costillas que no podía ni caminar bien, me dolía cuando tomaba el aire, y era un sufrimiento levantar los brazos. Y mi cara era todo un moretón, era como si me hubieran pintado la cara de morado por los golpes. Ese día estando en el establo, se acercó el otro socio del señor Vicenzo, no recuerdo su nombre pero él si recordó el mío porque por el me llamo. Él estaba allí como preocupado por mi cara, y yo solo quería que se marche porque si nos vieran, solo me generaría un problema más y no estaba para recibir más golpes, al menos no por ahora, algo que jamás había detenido al señor de la casa, pero intentaría escapar de esa posibilidad.

Cuando me dijo que iría a hablar con él, sentía que se me aflojaba el cuerpo, la desesperación me invadió y fue recién ahí que levanté la vista del piso y lo miré, creo que el se dió cuenta, luego de unos segundos en silencio donde no dejo de verme, me dijo que no haría nada. Y si bien, quise creerle, no podía no quedarme preocupada.

Estaba en el establo, cuando mandaron a buscarme, ya que el señor Vicenzo quería café y al parecer soy la única que lo hace como el quiere. Siempre me encargo de eso, y luego de una vez en que me partió la nariz de un cachetazo porque lo hice mal, jamás volví a equivocarme. Paso a la oficina y estaba el señor del establo. Yo miraba al piso, pero podía observar por el rabillo del ojo, de que él no dejo de mirarme en el tiempo en que estuve ahí. Ni bien me dijeron para irme, salí de ahí casi corriendo.

No podía no preocuparme, que tal y él le haya dicho algo, me generaba mucha ansiedad eso. No estaría tranquila hasta que se marche. Mi sorpresa fue mucha cuando me mandaron a llamar al despacho. Creí que él al final hablo y listo, esa era mi sentencia de muerte. No quise demorar demasiado en llegar, pero a la vez me daba miedo abrir esa puerta. Tome valor y golpeé, desde adentro el señor Vicenzo me dió permiso para entrar.

Al entrar, estaba el hombre aún.

- Si, señor?.- Pregunté, mientras el otro señor no dejaba de mirarme.

- Recoje tus cosas te vas con el señor Verro.- Me dijo el señor Vicenzo así sin más, mirando unos papeles que lo tenían ocupado.

- Qué?.- Pregunté entre sorprendida y desconcertada

- Eres sorda? Recoge tu basura y vete de aquí.

Me quedé en silencio, estaba desconcertada, no entendía lo que estaba escuchando. Se ve que el señor Vicenzo se dió cuenta que aun estaba clavada ahí porque me miró y me dijo.

- Busca tus cosas! Te vas de esta casa!

Verro te compro, ahora le perteneces.

Verro, ese era su nombre, o apellido más bien. Él me miró y yo desvíe la mirada al señor Vicenzo, y asentí.

- Si, señor.- Di media vuelta y salí del lugar.

Estaba asustada y tenía miedo. Cómo que me había comprado? Por qué lo había hecho? Y lo más importante, para qué?

Hasta que caí en la cuenta de que el señor Vicenzo me vendió, me vendió como si fuera un mueble, o una cosa que simplemente ya no quiere y le estorba, como si estuviese haciendo una limpieza de garaje. Y el otro señor, Verro, me compró, como aceptando esa situación, como si la vida fuera así tan sencilla y uno puede comprar a alguien si se le antoja. Me vendió y soy su hija, tengo su sangre, tanto era su rechazo hacia mí?

No era algo que me ponía triste en sí, es decir, la venta de mi persona no era lo que me entristecía, sino que alguien tuviera el derecho de venderme y otra persona el poder de comprarme, mi vida seguía estando desdibujada, mi existencia como persona era la nada misma.

Mientras pensaba todo esto, ya estaba en la puerta de mi habitación, miré dentro y realmente no tenía mucho que recojer, es más, me aventuraría a decir que no tenía nada para llevar, de lo único que disponía era del uniforme que llevaba puesto y un saquito de lana marrón, nada más, esas eran todas mis pertenencias.

1
Isabel Obando
pues pues lo normal parecía anormal, por la costumbre dé tanto dolor y sufrimiento por lo qué pasó en la otra casa
Milica Colic
espero se corazón se la venda, la pobre podría respirar
Blanca Cecilia Daza
La historia me gusta pero veo que Ofelia esta tan acostumbrada al maltrato que no ve que en esa casa es la compañera sexual de quien la compro
Blanca Cecilia Daza
La historia es entretenida
Blanca Cecilia Daza
Ya era hora que empiece a soluciónar
Blanca Cecilia Daza
Ya está bueno de sufrimiento para Ofelia
MV Lupe
𝑔𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑐𝑟𝑖𝑡𝑜𝑟𝑎.
Luz Maria Segundo Maetinez
si muy buena novela y siempre lo deja en suspenso desde q inicio el drama ojalá no tardes en seguir mandando
Celia López
La pastilla del día después Iddo!!
Claudia Hernández
muchísimas felicitaciones por tus escritos, si excelentes 👏☺️
Anonymous
Pobre niña, que bien por el, que len un poco de cariño y tranquilidad
Anonymous
Ojalá vaya para mejor vida
Anonymous
Veremos que pasa. Ojalá sea para bien
Lupita Maldonado
siempre aparece alguien frustrado dispuesto a hacer daño, y además... obtener dinero de sus bajesas
Anonymous
Ojalá la deje ir con Iddo
Anonymous
Qué tipo más bestia, ni porque lleva su sangre se apiada de la niña
Liz
Este hombre si que se graduó con honores en la maldad, mataba por gusto a su prepotencia y fue malisimo con las mujeres que estuvo, a cada puerco le llega su navidad y a este le llegó de manera desastrosa.
Anonymous
Desgraciadamente así sucede en las Mafia, pareciera que han nacidos de una Burra, perdón por la comparación con tan noble animal
Liz
Ese hombre si que era malo aún en su dolor se burlaba de lo que le había hecho a su hija.
Liz
Que bonito se siente leer de dos personas que se aman de esa manera, Ofelia se merece lo mejor y con Iddo ha sentido todas esas emociones de verse amada .
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