EL PODER DE LOS OJOS DIVINOS

*El elfo científico*

La historia se remonta hace 300 años atrás.

Un elfo llamado Kira era reconocido en todo el reino de los elfos por su profundo conocimiento en el campo de la magia. Kira estaba obsesionado con este arte y el reino le otorgó un puesto como científico, junto con su propio laboratorio para investigar. Kira se maravillaba cada día, haciendo nuevos descubrimientos en el mundo de la magia, pero algo en particular le intrigaba.

"¿Y si existieran más formas de manipular el maná? Como la curación de heridas con hechizos, el movimiento de objetos con la mente o la magia de invisibilidad", reflexionó Kira. "Debo investigarlo todo".

Un día, mientras Kira exponía sus últimos hallazgos sobre la magia en el laboratorio del reino de los elfos, el rey elfo se encontraba presente en la audiencia. Al término de su presentación, Kira se acercó al rey con una mirada llena de emoción en sus ojos.

"Majestad, he hecho un descubrimiento fascinante. Mis investigaciones han revelado la posibilidad de crear una nueva forma de magia... La Magia de Dimensiones. Creo firmemente que combinando mis conocimientos con los recursos de tu reino, podemos abrir nuevos horizontes para nuestra tierra", proclamó Kira con fervor.

El rey elfo, impactado por las palabras de Kira, reflexionó por un instante antes de responder. "Kira, si lo que afirmas es cierto, sería un avance monumental para nuestro reino. Estoy dispuesto a asignar más fondos a tu laboratorio y proporcionarte todo el respaldo que necesites para llevar a cabo esta investigación", declaró el rey, impresionado ante la perspectiva de desentrañar una nueva forma de magia.

Con el apoyo del rey y un nuevo presupuesto a su disposición, Kira se sumergió aún más en su labor, investigando infatigablemente en busca de la llave que le permitiría acceder a la magia de las dimensiones. Su determinación y habilidades como científico elfo resplandecían con fuerza, mientras el rey observaba con esperanza el avance de esta fascinante investigación que prometía transformar por completo el reino de los elfos.

En medio de un experimento especialmente arriesgado, un destello de luz brillante y un estruendo ensordecedor inundaron el laboratorio de Kira. La mesa de alquimia tembló, los frascos de ingredientes se zarandearon y varios libros antiguos se precipitaron desordenadamente al suelo.

Atónito por lo ocurrido, Kira retrocedió mientras las chispas mágicas se dispersaban por el aire, iluminando la habitación con destellos de color y energía. Algo había salido mal en su intento por acceder a la magia dimensional, y el laboratorio estaba sumido en un estado de caos.

El elfo se apresuró a sofocar las llamas que amenazaban con extenderse por la sala, y rápidamente inspeccionó los daños. Afortunadamente, nadie resultó herido en el incidente, pero varios equipos y utensilios mágicos quedaron dañados de forma irreparable.

Kira se sintió abrumado por la responsabilidad de lo ocurrido, pero su sed de conocimiento y curiosidad solo aumentaba.

Decidió concentrarse en la creación de una nueva forma de magia: la teletransportación. Para ello, necesitaba un elemento capaz de absorber el maná de las personas y utilizarlo como escudo durante el proceso. Creó un brazalete con estas características y, a pesar de la negativa del rey para experimentar con personas, decidió secuestrar a alguien para llevar a cabo su investigación.

Tras colocar el brazalete a la persona secuestrada, este comenzó a absorber su energía hasta el punto de causarle la muerte. Sin embargo, Kira procedió a colocar el brazalete a otra persona secuestrada, lo que provocó una sobrecarga y una explosión que sacudió el castillo.

Al llegar al lugar, los guardias del reino se encontraron con personas vivas y muertas, lo que los sorprendió y llevó a arrestar a Kira. Ahora se encuentra en el salón del trono, enfrentando las consecuencias de sus acciones.

El rey observaba con admiración la determinación reflejada en los ojos de Kira mientras se encontraban en el salón real. A pesar de los contratiempos y el pequeño incidente en el laboratorio, el monarca reconocía el apasionado compromiso del joven elfo por desentrañar los misterios de la magia dimensional.

"Sé que has cometido errores, Kira, pero también veo en ti una llama interior que arde con el deseo de conocimiento y descubrimiento", expresó el rey con una voz firme pero compasiva. "Tu anhelo de dominar la magia dimensional refleja mi propio sueño de un reino próspero y equilibrado. Confío plenamente en que, con tus talentos y habilidades, lograrás alcanzar tus metas".

Kira se sintió abrumado por la generosidad y la confianza que el rey depositaba en él. Se comprometió a redoblar sus esfuerzos y a no defraudar la confianza que le habían brindado. Con renovado entusiasmo, el elfo se dispuso a retomar su investigación y demostrar al rey que su sueño de desvelar los secretos de la magia dimensional no sería en vano.

El rey permitió a Kira experimentar con prisioneros, lo que llevó al joven a dejar de lado sus planes originales del teletransportador y enfocarse en el estudio de la magia curativa. Tras varios intentos fallidos de curar a un prisionero, Kira se dio cuenta de la importancia de comprender a fondo las cualidades y misterios del maná.

Dedicó la mayor parte de su tiempo a estudiar un libro sobre el maná, buscando respuestas que lo ayudaran a dominar esta misteriosa fuerza.

Un día, emocionado por un descubrimiento, Kira corrió al laboratorio y tomó a un prisionero duende, a quien le hizo un corte en el brazo y logró curarlo con su habilidad recién descubierta. Tanto el elfo como el prisionero quedaron impresionados por lo sucedido. Kira, emocionado, se apresuró a escribir el método, pero el exceso de uso de maná le provocó un desmayo.

Al despertar, se encontró con que el prisionero había logrado romper sus ataduras y estaba ayudándolo. Sorprendido, Kira le preguntó por qué no había aprovechado la oportunidad para escapar.

El duende respondió con sinceridad: "Tu inteligencia y tus habilidades me sorprendieron. Quiero colaborar contigo en tus investigaciones. Quiero ayudarte a alcanzar tus objetivos."

Desde entonces, Kira y Gir trabajaron juntos, perfeccionando por completo la magia curativa. Juntos, decidieron solicitar una audiencia con el rey.

En la sala del trono, Kira y Gir se encontraban frente al monarca.

"Majestad, me complace informarle que hemos logrado perfeccionar la magia curativa", anunció Kira, provocando sorpresa en todos los presentes. "He documentado todas las instrucciones en un libro. Permítame demostrarle la increíble efectividad de esta magia, su Majestad."

Kira tomó un cuchillo y cortó el brazo de Gir, luego colocó su mano sobre la herida, irradiando un brillo verde que sanó la lesión instantáneamente. El asombro se apoderó de todos en la sala.

"Esta es la magia curativa, su Majestad", declaró Kira con orgullo. "Le proporcionaré las instrucciones una vez que haya completado el libro".

El rey se puso de pie de su trono y aplaudió, seguido por toda la sala del trono. Kira se sintió abrumado de alegría, sabiendo que ahora se enfrentaba a un proyecto aún más desafiante: la teletransportación.

Con Gir a su lado, Kira se sumergió de lleno en el nuevo proyecto. Los días pasaron y ambos elfos trabajaron arduamente en encontrar una forma efectiva de teletransportarse, pero el método del brazalete de Kira resultaba infructuoso.

"Debemos hallar una alternativa para la teletransportación", sugirió Gir. "Este enfoque no está dando resultado".

"¿Qué método deberíamos intentar ahora?" preguntó Kira.

"La verdad es que no estoy seguro, pero deberíamos probar algo diferente", respondió Gir.

Kira y Gir decidieron cambiar de enfoque y trabajaron arduamente todos los días. Finalmente, un día lograron teletransportar una manzana. Kira ubicó la manzana en la Zona A, la hizo desaparecer y reaparecer en la Zona B al colocar su mano sobre ella. Sin embargo, la manzana resultó quemada tras el proceso.

"¡Lo tengo! Podemos teletransportar el objeto de vuelta a su ubicación inicial", exclamó emocionado Kira. "Ahora solo debemos resolver el efecto secundario y probarlo con personas".

Kira escogió a un prisionero y lo colocó en la Zona A antes de teletransportarlo a la Zona B. Repitió el proceso usado con la manzana, pero la burbuja que lo atrapó causó que el prisionero muriera al desplomarse.

"¿Qué sucedió? No puedo sentir su energía mágica", se sorprendió Kira. "Puede que la burbuja haya absorbido toda su energía al punto de matarlo. Esto se está complicando".

"Intentemos este mismo método, pero esta vez, yo le proporcionaré energía mágica a la persona mientras tú la teletransportas", sugirió Gir.

"¡Es una gran idea!" exclamó Kira mientras se disponía a buscar otro prisionero.

Kira repite el proceso anterior, levantando las manos con dirección al prisionero mientras Gir le otorga energía mágica. Kira canaliza la energía y una burbuja envuelve al prisionero, quien desaparece de la Zona B y reaparece en la Zona A, pero esta vez con quemaduras por todo el cuerpo, habiendo fallecido en el proceso.

"Tenemos que crear una barrera de protección para resguardar al viajero de los efectos secundarios", declaró Kira. "Vamos a intentarlo de nuevo".

Kira y Gir repiten el procedimiento con el prisionero. Gir proporciona energía mágica mientras Kira canaliza la energía para completar el proceso de teletransportación. Repentinamente, el prisionero comienza a gritar de dolor.

"Detente, Kira. Su energía mágica está descontrolada", dijo Gir con preocupación.

"Aguanta un poco más, estamos a punto de lograrlo", respondió Kira, decidido a seguir adelante.

El prisionero gritaba de dolor mientras su cuerpo liberaba una nube de energía mágica. En medio del caos, una antigua caja que contenía el brazalete utilizado en la primera prueba de Kira comenzó a llenarse de esta energía. A pesar de las advertencias de Gir sobre la inestabilidad de la situación, Kira insistía en continuar. Sin embargo, Gir se detuvo al darse cuenta de que se había quedado sin energía mágica para controlar la situación.

Finalmente, Kira y Gir tomaron consciencia de que los brazaletes estaban sobrecargados. En un acto de protección, Gir creó un domo de tierra alrededor de Kira. Los brazaletes comenzaron a brillar intensamente hasta que una explosión sacudió el castillo, causando destrucción y esparciendo escombros por todo el reino. Fue una tragedia, y lamentablemente, la esposa del rey perdió la vida debido al impacto de los escombros.

Despertó lentamente y el ambiente estaba lleno de caos. El laboratorio estaba en llamas y los escombros se esparcían por todas partes. Los gritos de desesperación se mezclaban con el sonido de las explosiones. Kira vio el cuerpo de Gir y corrió hacia él, intentando usar su magia curativa para salvarlo, pero ya era demasiado tarde. Se quedó inmóvil, incapaz de creer lo que veía, con la mano manchada de la sangre de su amigo. En ese momento, dos guardias irrumpieron en el lugar y arrestaron a Kira, llevándolo con brusquedad a la sala del trono.

"Científico Kira, el daño que has provocado al reino y al rey ha sido devastador", dijo el rey con enojo. "Mucha gente ha perdido la vida, incluida mi esposa, a causa de tus acciones. ¡Yo mismo me encargaré de tu castigo!"

El rey elfo, abrumado por la furia y el dolor causados por la tragedia y la pérdida de su esposa, desenvaina su espada mientras los guardias posicionan a Kira para ejecutarlo con un único y certero golpe. Sin embargo, Kira se rehúsa a aceptar su destino, pues sabe que si no descubre la magia dimensionar, la muerte de Gir habrá sido en vano.

En un giro inesperado, raíces emergen del suelo y atraviesan las cabezas de los guardias que sujetaban a Kira. El rey, sorprendido y asustado, intenta escapar, pero las raíces lo atrapan fuertemente por el cuello, levantándolo del suelo. Kira se acerca lentamente y lo mira fijamente a los ojos.

"Me niego a morir", susurra Kira en el oído del rey con determinación. "No permitiré que la muerte de Gir sea en vano. Majestad, no te preocupes, te reuniré con tu esposa en otro lugar".

Los guardias se abalanzan hacia Kira para proteger al rey, pero la raíz que sostenía al monarca se contrae súbitamente, arrancándole la cabeza con un sonido macabro que resuena en la sala del trono. La cabeza del rey rueda hasta detenerse a los pies de un guardia, desatando el caos en la estancia cuando aparecen múltiples soldados y guardianes.

La sala del trono se convierte en un campo de batalla, con los guardias intentando acabar con la vida de Kira. Las raíces que emergen de Kira se retuercen y serpentean por el suelo y las paredes, alcanzando a los guardias con una agilidad y ferocidad impresionantes. A pesar de los esfuerzos de los guardias por defenderse, la destreza de Kira para manejar las raíces los supera ampliamente.

El sonido de las raíces golpeando y envolviendo a los guardias se entremezcla con los gritos de dolor y las súplicas de misericordia. Kira avanza sin compasión, derribando a cada guardia que se interpone en su camino. La sala del trono se transforma en un campo de batalla repleto de caos y destrucción.

A medida que los guardias elfos caen uno tras otro, un inquietante silencio se apodera de la sala del trono. Kira, exhausto y lleno de remordimiento, se queda solo en medio de los cuerpos sin vida. Un ambiente sombrío y cargado de tristeza impregna el lugar, reflejando la tragedia y las consecuencias devastadoras de sus acciones.

La escena es impactante y rebosa emociones intensas. Refleja la desesperación, la violencia y la terquedad de Kira al rechazar su destino, incluso si eso significa cometer actos horribles. El uso de las raíces como arma de supervivencia y venganza muestra la oscuridad que lo consume.

Escapa del castillo, apartando a todos los que se interponen en su camino y observa el cielo ensombrecido por el humo de una gran fogata. Se dirige hacia ella con determinación. Al llegar, se encuentra con una fogata ardiente. En medio de las llamas, distingue el cuerpo de su mejor amigo, Gir, inerte y a punto de ser consumido por el fuego. Un dolor punzante lo invade al verlo en esa situación, y sin vacilar, se lanza hacia la fogata para rescatar a su entrañable amigo, desafiando cualquier peligro.

Con habilidad y determinación, Kira se abre paso entre las llamas y los cuerpos caídos, ignorando el calor abrasador que quema su piel. Al llegar a donde yace Gir, lo carga en sus brazos, protegiéndolo del fuego con cuidado. "No permitiré que tu muerte sea en vano", murmura Kira mientras contempla el cuerpo de su amigo. "Continuaré nuestras investigaciones juntos".

En un instante de lucidez, Kira se da cuenta de que el reino entero está en su búsqueda. Corre hacia el bosque, con los soldados en su persecución, sedientos de venganza por sus actos. La oscuridad del bosque lo acoge, convirtiéndose en su única protección mientras intenta buscar refugio y una forma de salvar a su pueblo.

Además, un grupo de elfos mágicos, reconocidos por su poder y habilidades sobrenaturales, se suman a la persecución. Con gran destreza, los elfos lanzan hechizos poderosos hacia Kira, intentando detenerlo y poner fin a su escape. La combinación de sus poderes y las adversidades del bosque hacen que la huida de Kira sea aún más desafiante y emocionante.

A medida que los hechizos se acercaban, Kira demostraba destreza y agilidad al esquivar y bloquear los ataques mágicos con movimientos rápidos y precisos. A pesar de estar abrumado por el número de enemigos y la potencia de los hechizos, así como por el peso del cuerpo de su amigo en brazos, Kira no se rendía y continuaba avanzando. Acorralado por los soldados y con odio y sed de venganza en su mirada, Kira se sentía desesperado y aterrorizado. Sin embargo, en un acto de desesperación, puso su mano en el suelo y canalizó su maná para crear una barrera protectora que lo envolvió en una burbuja y desapareció, dejando atónitos a los elfos mágicos y a los guardias que lo perseguían.

Cuando reapareció en un lago y emergió tosiendo, con el cuerpo inerte de su amigo aún en sus brazos, Kira se sintió emocionado al darse cuenta de que había logrado teletransportarse. Sin saber en qué reino se encontraba, decidió subir a un imponente árbol que divisaba y, con la ayuda de las raíces, comenzó a tallar un laboratorio en su tronco. A lo largo de meses, dedicó sus días a investigar y documentar todo lo que hallaba, hasta que finalmente, tras años de arduo trabajo, logró completar sus investigaciones.

A pesar de que el uso excesivo de maná en sus investigaciones le estaba cobrando un precio en su salud, Kira se sentó decidido y continuó escribiendo su legado en un libro, resistiendo hasta el último momento para plasmar todo su conocimiento.

"Finalmente, he logrado terminar todo, seguramente estarías feliz, ¿verdad, Gir?" Kira habló al cuerpo inerte de su amigo. "He adquirido un entendimiento inigualable sobre el maná de este mundo, mis conocimientos no tienen límites".

Las últimas palabras del libro fueron las siguientes:

"Mi comprensión del maná era tan profunda que tenía el poder de liberar al dios humano prisionero, mi dominio del maná era tal que podía viajar entre dimensiones y otros mundos, mi sabiduría sobre el maná era tan vasta que podía manipular el tiempo, y mi control sobre el maná era tan sólido que podía devolver la vida a los muertos. Sin embargo, opté por no hacerlo, pues eso sería transgredir las leyes de la vida, la muerte y la naturaleza. Me llevaré este secreto conmigo a la tumba. Gabriel Isha, no te permitas ser consumido por la ira y usa este libro para el bien."

Al final del libro...

"¿Cómo supo mi nombre y apellido?", se preguntó Gabriel, confundido. "¿Cómo sabía que yo iba a leer este libro?"

Datch, Lisa y Gabriel se estremecieron e impresionaron con el contenido del libro.

"Ya has terminado de leer el libro aburrido, ahora es hora de que aprendas los hechizos de los tres libros prohibidos", dijo Datch. "Vamos, empieza a leer."

"Espérenme un momento, mi mente necesita procesar todo esto", respondió Gabriel, todavía desconcertado. "Si continúan fastidiándome, los lanzaré desde esta altura."

Los tres amigos discutieron y la situación terminó en una absurda pelea, cada uno contra todos, pero al final, todos sonrieron.

Fin del capítulo