Sr. Dominante

Sabía que mi cara justo ahora estaba mostrando un estado de shock extremo. Mi mandíbula literalmente estaba en el suelo.

—¿Los dos?—fue lo único que salió de mi boca en un susurro.

Al parecer él me escuchó, porque soltó una risa suave pero muy masculina que me distrajo de mis pensamientos.

París siempre había sido mi lugar soñado, sabía que era un país romántico y uno en qué cualquiera podría sentirse afortunado en ir a vacacionar.

Tomé conciencia y caí en cuenta que soy la asistente personal de él, lo cual me obligaba a acompañarlo a donde él tuviera que ir por trabajo.

—Claro que si señor Valero, como usted diga—

Algo en su mirada brillo, pero de inmediato desapareció.

—Necesito que confirme nuestra asistencia con el asistente del señor Cooper. La información y los contactos están en el archivo que le pasé ayer— su tono se había vuelto autoritario.

Sus cambios de humor eran irritantes.

—Si, señor Valero. ¿Eso es todo? ¿O hay algo más en lo que pueda ayudarle?—

—Eso sería todo—dijo sin levantar la mirada de los documentos que tenía frente a él, me despidió con un gesto de mano.

»¿Qué rayos?«

Dándole la espalda me fui.

Al llegar al escritorio de Alice, le conté sobre el viaje y como ella siempre exagera todo, su exagerada alegría estaba por las nubes.

—¡Vas a París!—soltó un chillido, dando saltos de felicidad como una niña pequeña. —Tenemos tanto que comprar, necesitas ir a esa ciudad resplandeciente—

Rodeo los ojos, pero internamente estaba igual de emocionada.

Llamé a Sandra y a Eli, decidiendo incluirlos también en nuestro plan de compras. Confirme todo y le envió un mensaje a Alice con la hora y la fecha para salir. Este fin de semana sí va a ser increíble comprar ropa para ir a París.

Después de confirmar los boletos de vuelo y completar todos los archivos, me di cuenta de que ya eran las seis y todos se habían marchados. La llamada con el asistente para confirmar nuestra asistencia había durado más de lo que esperaba.

Fue bastante poco profesional con su manera despectiva de hablar. Y estaba segura de que no sería un placer conocerlo.

Estirándome en mi silla, cerré los ojos, aliviando todos los músculos tensos, suspire y mi mente se fue vagando hacia el señor Valero. Sus hermosos e intensos ojos grisáceos me cautivaban completamente cada vez que los veía. Solo pensar en él me hacía sentir una corriente en todo mi ser. Era bastante perturbador para mí que el solo hecho de pensar en él me hiciera retorcerme de deseo.

Me levanté y recogí mis cosas.

En mi mente vagaba también la idea de encontrármelo. ¿Cuales eran las probabilidades de que él y yo fuéramos los únicos que quedaran en este edificio? Salí en completo silencio, casi caminando de puntillas y muy lentamente, logré entrar en el ascensor. Me dejé caer contra la pared de este y suspiro de alivio. No es que no quisiera estar cerca de él, sino que el estarlo no era fácil, y no había nada que pudiera hacer al respecto considerando que era su secretaria.

Sabía que algún día lo exploraría o tal vez él lo haría porque algo sí era evidente y era que la atención sexual entre nosotros era bastante candente.

Lo único que deseo y espero es no retroceder cuando realmente suceda. Lo quería y si alguna vez tenía una nueva oportunidad, deseaba con todas mis fuerzas no echarme hacia atrás.

[•••]

Tan pronto como llegué a casa, lo único que me importaba era mi cama. Estaba tan cansada que ni siquiera El pensamiento de París en este momento era atractivo para mí.

Han pasado dos semanas desde que comencé este trabajo y es, con mucho, el más difícil que he tenido. La presión es inmensa, pero nunca podría quejarme.

Me levanté con el último esfuerzo de mi cama, y sabiendo que Eli todavía estaba en el trabajo llegaría tarde de la noche, fui a la cocina y tomé una botella de vino para volver a subir a mi habitación y dirigirme al baño.

Desabrochando mi camisa, escuché sonar mi teléfono, lo ignoré y me concentré en quitarme la ropa.

Volvió a sonar de nuevo Lo que me hizo exhalar con exasperación.

Me fui hacia él irritada y contesté sin mirarle identificador de llamadas.

—¿Qué emergencia podría ser tan grave a estas horas de la noche que tienes que llamar una y otra vez?— solté con frustración.

—¿Señorita Liliana?—

»¡Oh No! ¡NO, NO NO!«

—¡Señor Valero!—dije, un poco avergonzada por no haberle gritado a mi jefe.

—Necesito que me traigas a mi casa el archivo del señor Cooper de inmediato— su voz fue dura.

—Pero el archivo está...— fue interrumpida por el tono de llamada.

»¡Me colgó!«

¿Qué demonios? ¿Quería que fuera a la oficina a buscar el maldito archivo para él y llevarlo a su casa a estas horas? ¿En serio está loco?

Llena de rabia suspiré y debido a que él tenía que esperar lo que fuera me fui al baño a tomar una ducha rápida, ya que al menos ya estaba desnuda.

Salí del baño rápido y me vestí de inmediato para servir a su alteza.

¿Por qué quería en un archivo que me dio justo ayer? Cuanto más pensado en ello más enojada me pone. Todo lo que quería era una noche tranquila y relajante.

No es algo difícil de pedir después de horas de trabajo duro.

Llegué a la empresa recogí el archivo y salí nuevamente para llevárselo.

Cerrando la puerta del taxi con más fuerza de la que pretendían, entré en el edificio, tostada fuera de mi mente.

Caminando hacia el vestíbulo de este, di mi nombre en la recepción y fui directamente al ascensor después de ser aprobada.

Entre en su apartamento ligeramente nervioso al recordar la última vez que estuve aquí, sentí mi cara calentarse de vergüenza, le daré el archivo y me marcharé inmediatamente.

No viéndolo en ninguna parte, llamé a su nombre. Después de varios llamados y ver que no salió, entré y me senté en el sofá. El mismo sofá donde nos sentamos y comemos pizza.

»Dios, ¿Cómo llegué hasta aquí? «

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no escuché los pasos detrás de mí.

—Liliana— salté del sofá y me di la vuelta debido al susto.

El susto fue suplantado por un shock, me congelé tan pronto como lo vi.

Solo tenía sus pantalones de chándal, estaba sin camisa allí con su pecho reluciendo justo frente a mí.

Al escucharlo aclarar su garganta, mis ojos se subieron rápidamente a los suyos mientras mi cara se calentaba hasta el tono de un tomate.

»Me atrapó mirándolo ahí«

—Tengo el archivo que quería—dije desviando una mirada, me di la vuelta y puse el archivo en su mesa pequeña que estaba en el medio de esta gran sala, me di la vuelta manteniendo la vista en cualquier lugar menos en su pecho desnudo. —Me iré ahora. ¿Hay algo más que quisiera?— mi voz era tan suave que sonaba extraña hasta para mis propios oídos.

Antes de que pudiera pensar en otra cosa, él estaba sobre mí. Totalmente sorprendida, no pude hacer nada más que mirarlo mientras devoraba mi boca. Me tomó un minuto comprender lo que realmente estaba sucediendo y mi cuerpo también estaba reaccionando a eso.

Me dejé llevar y envolví mis brazos alrededor de su cuello, él gruñó cuando lo acerque más a mí.

Me levantó y envolví mis piernas firmemente alrededor de su dorso, me llevo hasta el sofá y me acostó en el. Y ya no estaba luchando contra mi misma.

»Dios, lo anhelaba tanto«

Quiero esto, lo quiero a él. Y ahora lucharía contra cualquier pensamiento oscuro para permitirme tener esto al fin....