La Loba Y El Dragón

Nizza lloro mucho más de lo que yo había llorado cuando comprendió todo, se derrumbaba en los brazos de mi madre, mientras ella la consolaba evitando que las lágrimas cayeran, mi madre era fuerte, es fuerte, pero sé que esto la desarmo. Puedo llegar a entender que jamás quiso llegar a este punto donde su propio hijo la estaba traicionando, pero ya no había vuelta atrás.

Nana nos miraba cabizbaja, sé que esta era una decisión que a ella le costaba aún más, puesto que mi madre la había salvado y ahora ella pagaba salvándonos a nosotras. Hasta donde tenía entendido, esa noche viajábamos a Japón, teníamos documentos nuevos con diferentes identidades. Iríamos a la antigua casa de nana y viviríamos ahí hasta que las cosas aquí se enfriaran, eso podía tardar demasiado tiempo, pero conociendo a mi madre, la pelea sería larga.

¿cómo se puede guardar toda una vida de recuerdos en dos simples maletas? ¿cómo sales por una puerta sabiendo que lo que queda atrás jamás volverás a verlo? La noche antes del viaje miles de preguntas vinieron a mi mente y Nizza tampoco pudo pegar un ojo en toda la noche, ambas sabíamos que este era el final de nuestra familia y el principio de una vida sin nuestros padres.

Es hora de irnos- anunció Nana en cuanto los rayos del sol se empezaron a colar por la ventana.

Mirar hacia atrás nunca había sido mi deporte favorito, pero esta vez perdía mucho más de lo que el futuro me deparaba ¿cómo abandonas a tus padres a su suerte? ¿cómo perdonas la traición de tu propia sangre? ¿cómo pasas la puerta sabiendo que jamás volverás a verlos? Preguntas cuyas respuestas me dolían tanto que acortaban mis respiraciones y me hacían sentir tan débil. Subirse a un auto fue una de las cosas más difíciles que tuve que hacer. Juro que jamás voltee a ver mi casa, mis anteojos negros evitaban que los demás vieran mis ojos llenos de lágrimas y muy disimuladamente las sacaba en cuanto amenazaban con caer. Mi madre odiaría que fuese débil y llorar lo era, durante los últimos días había hecho solamente eso y podía sentir que ella me miraba con enojo, pero también con comprensión, si mi madre podía ser estricta y terriblemente temible, pero era su forma de endurecer nuestros corazones, aun cuando ella no quería.

Dos meses después

otra maldita noche de poco sueño, si sigo así voy a parecer un puto cadáver, creo que en estos últimos 60 días no dormí más de 100 horas, siempre esas pesadillas de mierda que arruinan no solo mi descanso, sino también el humor del resto del día. Sorbo del café que me prepare mientras miro como el sol aparece de a poco "tardaste de nuevo en salir" le recriminó como si se hubiese quedado dormido. Todavía tengo imágenes de mis pesadillas en mi cabeza, al menos ya no grito como antes, solamente me limito a despertarme cubierta de sudor y llanto, pero no despierto a mi pequeña hermana.

Vuelvo a mirar por la ventana, pero esta vez apoyo mi cabeza suavemente, los recuerdos de los primeros días aquí se pasean ante mí y mis lágrimas nuevamente caen.

Flashback.

Llevábamos menos de una semana cuando la noticia golpeó y destrozo mi vida. Una carta, una simple carta con varios papeles estaba esperando a ser leída sobre la mesa de la casa de Nana. No reconocía la letra, pero el nombre en el remitente era mío, se suponía que nadie sabía que estábamos aquí y lo primero que paso por mi mente fue proteger a mi hermana, quien desde que habíamos llegado se la pasaba llorando en la habitación.

Saque el contenido del sobre y mi corazón se detuvo por varios minutos, las fotos recortadas de los periódicos me destrozaba tanto mental como emocionalmente, tome todo y me dirigí a mi pieza, la cual por primera vez no compartía con nadie, ya que, la casa poseía cuatro habitaciones, una de Nana, una de Yoriko, su hijo, la de mi hermana y la mía.

Me senté en el suelo y empecé a leer, aunque hubiese preferido no saber más nada, mi madre siempre decía que vivir en la ignorancia era ser estúpido y fue por eso que seguí. Los diarios hablaban de la grandeza de mi apellido, de las cosas que madre y padre habían hecho por la gente y la caída de ambos. Al día siguiente de irnos atacaron la casa, un grupo de más de 30 hombres destrozaron todo y prendieron fuego la propiedad, creo que de ellos más de 20 murieron también, pero eso no me impacto, sabía perfectamente la habilidad de mi madre. Lo que jamás espere fue ver su foto y la de mi padre en el último periódico, donde anunciaban su muerte. Podía sentir mi sangre hervir, pero mis ojos picaban, sabía que este sería su final, pero aun conservaba esperanzas de que no pasará así. Unas hojas llamaron mi atención, eran copias de las autopsias de ambos. Mi padre fue golpeado y apuñalado tantas veces que para reconocer su cuerpo usaron sus registros dentales, pero mi madre era diferente, no solamente la había golpeado hasta desfigurarla, sino que también varios hombres habían abusado de ella y la muerte se la había dado el disparo en la cabeza, o sea que ella estaba viva cuando esos cerdos la tocaron. Deje todo ahí en el suelo y salí disparada al baño a vomitar, se me revolvieron todos los órganos de imaginarme las escenas de ellos peleando y cayendo, seguramente padre había estado aún medio vivo cuando abusaban de su esposa, porque así de hijos de puta eran los Patrowski. Cuando salí del baño leí la carta que se encontraba dentro de todo el desastre que era el piso de mi cuarto, la hija de madame LeFleur había sobrevivido a todo, solamente porque nadie sabía de su existencia más que madre, padre y yo. Me contó que robo todo lo que pudo de la morgue y que asesinaron a todos los dueños de los locales que madre ayudaba y prendieron fuego a sus tiendas. Ella viajaría a Estados Unidos y jamás volvería a Rusia, pero también me daba su pésame y se ponía a disponibilidad mía en caso de que fuese necesario. Deseo que ambas familias se pudrieran en el infierno y también nos deseo muchos éxitos si decidíamos quedarnos en Japón y jamás regresar a casa.

Fin del flashback.

¿Aún te cuesta dormir?- la voz de Nizza me saco de mis recuerdos.

Tengo que ir a trabajar y ya estaba desayunando- no era del todo me tira, hace un mes empecé a trabajar en una cocina como ayudante de chef.

Mentirosa- me di vuelta para verla y ella ya se marchaba de nuevo a su cuarto.

Suspire, Nizza estaba con ataques de pánico y yo no podía ser quien se desmoronara porque ahora ella me necesitaba.