¿Qué pasaría si una persona dulce y amable como Eiran se encontrara con Damon, un líder de banda de motociclistas brutal, escéptico y extremadamente frío?
Un incidente los une cuando Eiran, un joven médico omega, debe ayudar a Damon, un alfa herido de bala en medio de la calle tras un violento enfrentamiento entre pandillas en Madrid.
¿Cómo se desarrollará esta historia? ¿Podrá Eiran derribar las barreras de Damon y cambiar la brutalidad del líder, quien ya está al límite? Acompáñanos para descubrir esta intensa y emocionante historia en un mundo Omegaverse...
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📌 BL/Omegaverse (ChicoxChico)
📌Embarazo masculino
📌Doctor x Ceo (Gánster)
📌Omega fuerte x Alfa fuerte (Personalidad)
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Capítulo 11
Después de revisar el estado de Damon, Eiran salió de la habitación con el propósito de descansar finalmente. Damon sería trasladado pronto a una habitación VIP, y tras pasar toda la noche en el hospital, Eiran estaba listo para regresar a casa. Su cuerpo pedía descanso, pero la paz parecía un lujo inalcanzable.
Cerca del mediodía, Eiran entró a su oficina para recoger su bolso. Su mente ya visualizaba la comodidad de su cama, lejos del caos del hospital. Sin embargo, justo cuando se disponía a salir, su asistente enfermera apareció apresurada frente a él.
—¿Qué sucede? —preguntó Eiran, deteniéndose a medio camino.
—El señor Ruiz se niega a ser trasladado a la habitación VIP. Dice que no piensa quedarse —informó la enfermera con tono preocupado.
Eiran suspiró profundamente, pasando una mano por su cabello perfectamente peinado.
—Dios mío... ¿Por qué siempre tiene que ser tan problemático? —murmuró con frustración.
—¿No hay otro médico que pueda encargarse de él? —preguntó, esperando no tener que lidiar más con el alfa testarudo.
—Él insiste en que sea usted quien lo atienda —respondió la enfermera con una sonrisa nerviosa.
Eiran apretó los labios, irritado.
—Definitivamente está obsesionado conmigo —dijo en voz baja, más para sí mismo que para su asistente.
La enfermera soltó una pequeña risa al escuchar el comentario. Era la primera vez que veía al siempre profesional Eiran perder la paciencia. Damon Ruiz parecía tener el talento innato para llevar al límite incluso al omega más imperturbable.
Finalmente, Eiran se dirigió hacia la habitación de Damon. Sus pasos eran rápidos y decididos, su irritación evidente en cada movimiento. Al llegar, se encontró con una escena que elevó aún más su nivel de frustración.
La puerta estaba abierta de par en par, y en el interior había al menos diez hombres, todos amigos de Damon, hablando en voz alta como si estuvieran en una reunión social.
—¿Pueden salir de aquí? ¿No les quedó claro que está prohibido entrar en esta sala? —dijo Eiran con firmeza, cruzándose de brazos mientras lanzaba una mirada fría a los hombres corpulentos, incluida la figura relajada de Damon en la cama.
Damon levantó la vista con una sonrisa maliciosa.
—Fui yo quien les dijo que entraran.
Eiran cerró los ojos un momento, tratando de controlar su temperamento antes de responder.
—Si querías hablar con tus amigos, deberías haber aceptado ser trasladado a una habitación más amplia. ¿Por qué lo rechazaste?
Damon se encogió de hombros con indiferencia.
—Mi casa es más grande. Prefiero irme allí. Este lugar apesta.
Eiran lo fulminó con la mirada, su cansancio comenzando a notarse en su tono.
—No puedes irte porque acabas de ser operado. Si algo te pasa, el hospital será el responsable de tu terquedad.
Damon permaneció en silencio, observando a Eiran con una intensidad que incomodaría a cualquiera, pero el omega dominante no se dejó intimidar.
Desde el otro lado de la habitación, uno de los amigos de Damon, Aron, soltó una carcajada burlona.
—Blaze, dijo que eres un estúpido. Señor Eiran, ¿estás loco? —preguntó con descaro.
Eiran lo miró con frialdad.
—El único loco aquí es tu amigo —respondió sin titubear, señalando a Damon.
El grupo quedó en silencio, boquiabierto ante la osadía del omega. Estaban acostumbrados a que la gente temiera a Damon, pero Eiran parecía ser la excepción.
Damon, lejos de enojarse, sonrió de forma casi imperceptible, disfrutando de la reacción de Eiran.
—De todos modos, me iré a casa. No pienso quedarme aquí, Doctorcito Insoportable —dijo Damon, provocando aún más la irritación de Eiran.
Antes de que el omega pudiera responder, una presencia más imponente se hizo notar. El director del hospital apareció detrás de Eiran, colocando una mano tranquilizadora en su hombro.
—Doctor Eiran, permítame manejar esto —dijo con un tono conciliador.
Eiran lo miró con desconfianza, pero decidió guardar silencio.
El director avanzó hacia Damon, mostrándole una sonrisa diplomática.
—Hoy mismo podrá irse a casa, señor Ruiz. El doctor Eiran lo supervisará personalmente en su mansión —anunció, tomando una decisión unilateral.
Eiran dio un paso adelante, intentando protestar.
—Pero, Director....
—Es su paciente desde que lo trajo aquí y lo operó, doctor Eiran. Así que usted debe encargarse de él —respondió el director con firmeza, dejando claro que no habría discusiones al respecto.
Eiran apretó los dientes, incapaz de refutar la orden, aunque en su interior maldecía la actitud de Damon y el hecho de que, aparentemente, ahora tendría que lidiar con él incluso fuera del hospital.
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