Tras el entierro de su hermano mayor, Kate busca cumplir su sueño de ser doctora en una sociedad que la desafía por ser mujer. En su camino se cruza con Keith, quien busca respuestas sobre el hermano de Kate. A medida que crece la atracción entre ellos, deberán enfrentar los obstáculos de un pasado que los une de manera inesperada desafiando su futuro juntos.
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UN JOVEN NOBLE (parte 2)
El día de mi examen comenzó temprano en la mañana, cuando los primeros rayos de sol empezaban a iluminar las calles. Vestía un sencillo y cómodo vestido de marrón oscuro, acompañado de una blusa beige y un lazo en la cintura que realzaba la simplicidad de mi atuendo. Mis zapatos marrones eran ideales para la caminata prolongada que me esperaba. Después de una afectuosa despedida con mis seres queridos, me dirigí hacia el Centro de Estudios Médicos para rendir el examen de ingreso.
El aire fresco de la mañana y la suave brisa primaveral me daban la bienvenida a un nuevo comienzo. El sendero serpenteante me guiaba a través de campos de flores silvestres y prados verdes, salpicados aquí y allá por frondosos árboles. El canto alegre de los pájaros y el murmullo del arroyo cercano crean una banda sonora natural que acompaña mi caminata. Saludaba amablemente a los lugareños que encontraba en mi camino mientras el sol ascendía lentamente en el cielo, iluminando el paisaje con una luz dorada y cálida.
Después de aproximadamente tres horas de caminata, finalmente llegue al Centro de Estudios Médicos. El lugar estaba construido en piedra gris y coronado por un tejado de tejas que se alzaba imponente frente a mis ojos. Las grandes puertas de madera estaban abiertas para dar la bienvenida a los aspirantes que llegaban de todas partes del Reino. Al ingresar, mis ojos exploran cada rincón, observando los detalles del lugar mientras me familiarizaba con el entorno. La mayoría de los aspirantes, al igual que yo, llevaba ropa sencilla y práctica, con predominancia de prendas cómodas. Muchos portaban libros y cuadernos, preparándose para enfrentar las pruebas.
Poco después, el número de aspirantes creció y la actividad en el lugar aumentó. Entre las conversaciones y risas de un grupo de chicos cerca de la entrada. Mi atención se dirige hacia ellos justo cuando uno de ellos tropezó intencionalmente con una chica que pasaba por allí. Ella cayó al suelo, sus trenzas de cabello rosa se esparcieron por el suelo y algunos mechones de su cerquillo cayeron suavemente sobre su rostro. Sus ojos, de un tono caramelo, reflejaron una mirada dulce y gentil, a pesar de la situación. Llevaba un
vestido sencillo de color gris claro y zapatos negros.
Me acerqué rápidamente para ayudarla, recogiendo los libros y papeles que se habían esparcido por el suelo. Los chicos, tras su acto, se alejaron riendo y burlándose.
—¿Estás bien? Permíteme ayudarte con eso. —dije, mientras le tendía una mano.
—Sí, gra-gracias. Solo fue un pequeño tropiezo. —respondió ella con voz temblorosa.
Juntas, juntamos los libros y papeles desordenados.
—Gracias señorita. —murmuró antes de irse apresuradamente, desapareciendo entre la multitud.
En ese momento, un hombre se asomó desde un balcón y, con voz enérgica, saludó a todos los presentes.
—¡Buenos días a todos! —dijo—. ¡Bienvenidos al Centro de Estudios Médicos! Hoy es un día importante para todos ustedes, y estoy aquí para ayudarlos durante el proceso del examen. Les deseo mucha suerte y espero que den lo mejor de sí mismos.
La audiencia aplaudió con agradecimiento.
—Ahora, por favor, presten atención mientras el doctor Wren llama sus nombres para la debida clasificación.
—Buen día queridos aspirantes. —dice el doctor Wren—. Una vez escuchado su nombre, formen filas y mantengan el orden para que podamos proceder de manera eficiente.
Entonces, se dio comienzo primeramente con el listado de nombres para el área de enfermería, en la cual solo serían aceptados sesenta aspirantes. Los aspirantes se organizaban en filas ordenadas cada vez que escuchaban su nombre, mientras el doctor Wren marcaba cada uno en la lista que tenía en la mano.
—Y por último para el área de enfermería, la joven Marian Gyasi. ¿Se encuentra presente? —anunció el doctor Wren.
Desde la parte de atrás, una voz tímida pero decidida respondió:
—¡Aquí! ¡Presente!
Ella se abrió paso entre los demás aspirantes, y la reconocí, era la chica de antes. Su rostro mostró una mezcla de nervios e inseguridad mientras se dirigía hacia el frente.
—Bien, profesor, diríjalos al salón para que comiencen el examen. —ordenó el doctor Wren a otro miembro del personal.
El segundo profesor asintió y comenzó a guiar a los aspirantes hacia el área designada para el examen de enfermería.
—Ahora para el área de medicina, escuchen su nombre y formen filas. —continuó el doctor Wren.
Los aspirantes se acomodaban nerviosos en las filas, sus rostros reflejando una mezcla de emoción y ansiedad. La tensión crecía en el aire, pero también había una fuerte sensación de esperanza mientras se preparaban para enfrentar el desafío académico.
—Henry Hammer, —llamó el doctor Wren.
—¡Aquí! —respondió una voz segura desde el fondo.
Un murmullo comenzó a propagarse entre los aspirantes, creando un leve alboroto.
—¿Es él?
—Si, entonces era cierto.
—¿De qué hablan?
—Dicen que desobedeció a su familia y, por su terquedad, su padre lo desheredó. No creí verlo hoy porque pensé que solo era un rumor.
—Ja, ja qué tonto. Si yo tuviera una familia rica como él, no estaría aquí por este examen. La mayoría está aquí solo por el dinero.
—Si, servir a los nobles significa que nadaremos en riqueza.
—Cierto.
Los murmullos y comentarios despectivos fueron rápidamente silenciados por la intervención de los profesores, quienes llamaron la atención al grupo que se había estado quejando cerca de donde me encontraba.
El joven con el cabello plomo claro y lila suave destaca entre los aspirantes. Su apariencia inusual y llamativa, con el cabello de un tono que parece capturar la luz de manera especial y los ojos de un vibrante color violeta, no pasa desapercibida. Su vestimenta es tan simple y práctica como la de los demás, pero sus características resaltan con una elegancia natural que parece subrayar su personalidad única. La combinación de colores en su cabello crea un contraste intrigante con sus ojos, y la forma en que observa a su alrededor revela una curiosidad aguda y una determinación fuerte. La montura delgada de sus anteojos, colgando de su chaleco, añade un toque de sofisticación que complementa su apariencia.
Es fácil decir que viene de la Nación de Gekalnt, solo ellos tienen esa característica peculiar en su apariencia. Esto lo sé por la apariencia de mi hermano mayor, él tenía el cabello del tono plomo suave con menta que heredo de mi madre y ella era de esa Nación. En cambio, el color de nuestros ojos si era igual, de un tono turquesa como del Marqués.
La noticia de que él también ha desafiado las expectativas de su familia noble para seguir su vocación me resulta alentadora. Esta coincidencia en nuestros caminos podría ser el inicio de una nueva amistad, y me llena de esperanza y expectativa por lo que podría surgir en el futuro.
—Kate Blake. —llamó el doctor Wren.
—¡Aquí! —respondo con fuerza y me coloco en la misma fila que Henry.
Noté desde un principio que el doctor Wren llamo a cada uno de nosotros de un nombre y un apellido. El día que fui a inscribirme, mi maestro y Betty fueron conmigo. Antes de llegar, hablé con él, di muchas vueltas en el asunto y al final le pregunte dudosa que si podía utilizar su apellido a lo que él me abrazó con fuerza y asintió.
En el registro me inscribí con el nombre de Kate Blake Wallen, ese es mi nombre a partir de ahora dejando atrás el apellido Brown Hall. Quise llevar los apellidos de las personas más importantes en mi vida, el primero por el lado paterno es mi maestro, él es como un padre para mí y escucharlo decir que no solo me consideraba su aprendiz sino como su propia hija me hizo muy feliz; y por último por el lado materno por sugerencia de Betty, llevaré el apellido de mi tía Claire, la mujer que me enseñó junto a mí tío que era un hogar y el amor de una familia.