Después de Mientras tu no estabas Dinastía Beaumont, llega la pasión de un Beaumont donde relata la vida de los herederos Beaumont. Olivia Beaumont verá su vida sacudida luego de poner en peligro el imperio financiero familiar en peligro, Christopher contraerá matrimonio con la nieta del peor enemigo de su familia.
NovelToon tiene autorización de Eliza Márquez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Decisiones
John Beaumont respondió la llamada de su hermana.
— Lo siento pero no quieren vender mintió John.
— Tú no me puedes decir eso, no pueden estar hablando en serio. No tienen medios para salvar la granja.
— Sé han asociado con alguien, en unos meses podrás intentarlo de nuevo exclamó John.
— Está bien John gracias por inténtarlo, espero verte pronto comento Kat y corto la llamada arrojando el teléfono. Estaba molesta
— ¿Problemas?, pregunto Karim observando a su esposa.
— Nunca envíes a un hombre a hacer el trabajo de una mujer.
— ¿Un Beaumont que no sabe negociar?, es difícil de creer comento Karim riéndose.
— El final del mundo se acerca, comento con tono burlón —¿Vendrás conmigo esta noche?, pregunto Kat.
— Por supuesto Katherine, estaré en primera fila. No siempre la esposa de uno recibe por tercer año consecutivo el premio a la empresaria del año comento Karim.
— Me dirás que esta orgulloso comento kat sonriendo.
— Estoy muy orgulloso de ti Katherine, y de mi también. Tengo una esposa bellísima, que es muy apasionada, una excelente madre y muy inteligente. Menudo botín tengo.
— Oye que te golpeare en cualquier momento, que te crees un pirata exclamó Kat
— ¿Ya sabes cuál es el castigo por golpearme?, pregunto Karim observándola intensamente. – Te sorprenderá saber que estoy deseando que me golpees...Kat sonrió
...****************...
Matt Beaumont llegó a la tumba de la mujer que lo había engendrado. Nada bueno estaba saliendo de esa investigación, hasta donde sabía su madre biológica solía utilizar a los hombres, y tenía una pequeña lista de clientes entre ellos Antony Wilson complice de Eloisa Anderson. Así que ahí estaba su pasado ¿era decepcionante?, no estaba tan seguro de eso...
Estaba bebiendo un trago cuando recibió la llamada de un amigo.
— Tengo una propuesta de trabajo para ti
— Soy todo oídos
— Es en Londres.
Matt bebió su trago, un cambio de escenario no le vendría mal...
...****************...
Miranda aprovecho que Sander estaba duchandose para llamar a Irina.
Estaba preocupada por Anastasia, hacia dos dias que no sabia nada de ella.
— Está en el colegio no debe preocuparse exclamó Irina. Luego de conversar unos segundos más con ella corto la llamada.
Petros Gakis estiró su mano, Irina le entrego el teléfono celular. El día anterior los hombres de Petros habían ido por Anastasia al colegio y solo le permitió reunirse con la niña cuando accedió a seguir sus instrucciones.
— Ya sabes las reglas, Dimitri se ocupará de cuidar de ustedes, a partir de hoy cuidaré muy bien de ti y tu hija. Eres afortunada Irina ya no tendrás que trabajar comentó Petros.
Irina tomó la mano de Anastasia y abandonaron la mansión Gakis.
— ¿ A donde vamos?, pregunto Irina en el auto.
— A nuestra nueva casa dijo Irina.
El auto ingreso directo a la pista privada del aeropuerto, Anastasia vio el enorme avión.
Dimitri bajo el equipaje, mientras Irina tomaba a la niña de la mano.
— No me quiero ir, me gusta mi nuevo colegio y no nos despedimos de la señorita Gakis.
— Te va a gustar tu nuevo colegio y podremos escribirle una carta a la señorita Gakis contándole de tu nuevo colegio comento Irina de alguna intentaría ponerse en contacto con Miranda y decirle donde estaban.
Anastasia abordó su avión junto a su madre, ella miró por la ventanilla atrás quedaba su vida en Grecia y todo lo que conocía.
...****************...
John llevaba una semana en ese pueblo apartado de la civilización.
Vio a Sam caminar hacia el auto y una idea cruzó por su mente. Sam lo saludo con un beso en la mejilla.
—¿Dónde vamos?, pregunto Sam.
— A una fiesta, saldremos del pueblo. Tranquila te gustará.
John le presento a algunos conocidos y estuvo a su lado todo el tiempo. La velada había terminado pero una fuerte tormenta los había dejado atrapados. Así que se quedarían a pasar la noche en un hotel de la carretera.
—Voy a pedir zumo de naranja —le dijo
—Quizás sea mejor algo de café —contestó ella notando que la cara de John estaba más cerca de lo que pensaba—. Y muy cargado. No se esperaba que él tomara un mechón de su pelo en las manos y lo enroscara en su dedo.
— John.
—Samantha... John dijo su nombre de manera seductora y no supo si él se acercó a ella o fue ella la que se balanceó hacia él. El caso fue que de pronto sus bocas estaban casi tocándose y que tenía una sensación de hormigueo en los labios. Se sentía feliz y embriagada por su aroma a sándalo y a hombre.
—¿Qué es lo que me está pasando?
—¿Es que no es obvio? —repuso él.
—¿Por qué estás susurrando? ¿Por qué susurro yo? —preguntó sacudiendo la cabeza y echándose hacia atrás—. ¿Y por qué estoy coqueteando contigo?, pensó pero no lo dijo
—No lo sé. Pero se nos da muy bien. ¿Puedo besarte, Samantha? , ¿ te gustaría?Su cuerpo tenía muy clara la respuesta. —Te lo preguntaré de otra manera. ¿Preferirías que no lo hiciera? —le dijo él.
—No, no... Estaría bien... Cerró los ojos y esperó. Nada. Abrió los ojos de nuevo completamente indignada.
—Te encanta tomarme el pelo, ¿verdad?
—Sí.
—¿Planeaste todo esto?.
—Te prometo que no respondió consciente de que por primera vez estaba feliz de que una pequeña tormenta desbaratara sus planes.
John la tomó entre sus brazos y la besó inocentemente en los labios. Parecía un beso casto, pero ella se dio cuenta de que él sabía lo que hacía. Todo su cuerpo ansiaba tenerlo cerca de nuevo. Cuando John la besó de nuevo lo hizo despacio, deslizando seductoramente su lengua entre los dientes para saborearla. Mordisqueó su labio inferior y Sam notó cómo sonreía.
—¿Es esto lo que quieres, Samantha? —murmuró él mientras le besaba el cuello.
—No, yo no... —repuso ella suspirandoLa cabeza le daba vueltas y tenía una agradable sensación de bienestar. Quizás sólo estaba volviéndose loca. Su cuerpo se derretía, ansiando más de lo que le daba. No podía creerse que hubiera pensado en dejar de lado el sexo después de sólo un intento fallido porque, en ese instante, no podía pensar en otra cosa...Sus palabras decían una cosa pero su cuerpo decía lo contrario. Lo miró a los ojos, a sus preciosos ojos azules. No quería otra cosa más que estar entre sus brazos.
—Bueno, esto es exactamente lo que quiero —dijo él. Comenzó a acariciarle la espalda y ella se estremeció, Sam se acercó a él pero John se echó hacia atrás.
—No, Samantha. Estaba sin aliento y levantó la vista para mirar a John , que estaba completamente calmado.
—No quiero hacer el amor contigo ahora, declaró Jhon.
Se sentía confusa, eran demasiadas emociones, y se separó de él. Una cosa era el coqueteo, pero casi había dejado que las cosas llegaran muy lejos. John la tomó de nuevo entre sus brazos y ella por fin se relajó. Y cuando lo hizo, fue la sensación más maravillosa y abrumadora. John había estado jugando con la idea un tiempo y en ese momento supo que había encontrado lo que buscaba. Aunque aún tenía que convencerla.
Era obvio que Sam era una mujer con cierta inexperiencia y eso hacía que se sintiera protector de ella. La miraba y sentía...
Esas emociones eran nuevas para él y desconfiaba algo de ellas. Así que usó su cerebro analítico para estudiar las ventajas y desventajas.
Apoyándose en las manos. Suspiró feliz. Al principio pensó que estaba soñando, después se dio cuenta de que John estaba acariciando sus dedos. Era la caricia más leve y sutil, pero estaba cargada de sensualidad. Cuando él recorrió el reverso de su mano, ella tuvo que ahogar un gemido. La excitación que le provocó le pilló por sorpresa. Abrió los ojos y lo miró. John se colocó un dedo sobre los labios indicándole que guardara silencio e inclinó la cabeza. No hablaron pero tampoco lo necesitaban. Sam nunca se había sentido tan cerca de nadie en su vida. Y cuando él se paró y la atrajo hacia sí, ella no se resistió.
Besar a John era como sumergirse en su persona y pasar a ser parte de él, pasar a ser uno. Cuando él se separó por fin y descansó su frente en la de ella, Sam vio que él también sonreía. Entendió que los dos habían compartido la misma intensa emoción.
—No voy a dejar que te vayas —le susurró él. —Me alegro.
—Creo que no me has entendido.
—¿No? —repuso ella levantando la barbilla para mirarlo.
—Hace tan poco que nos conocemos. Sin embargo, parece que te conozco de toda la vida, Samantha. No quiero perderte y no lo haré. Debo regresar a casa comento Jhon. Parecía inmerso en una especie de lucha interna que no le dejaba mirarla a los ojos.—Quieres casarte conmigo, Samantha?
—¿Qué? —repuso incrédula.
—He dicho que si quieres casarte conmigo. Sacudiendo la cabeza, intentó contestarle, pero las palabras no le salían de la boca.
—Pero si apenas sabemos el uno del otro... —consiguió decir.
—Tenemos toda una vida para eso respondió Jhon.— Samantha Glover¿ me concedes el honor de ser mi esposa?...