Ekrem Latouff es un hombre que ha alcanzado todo lo que se ha propuesto en la vida, tiene control total en cada una de sus acciones, menos en sus sentimientos. Ama profundamente a la única mujer que moralmente, no debería amar.
Una marcada diferencia de edad y un parentesco no consanguíneo los separa.
¿Podrá Ekrem Latouff enfrentar los prejuicios y conquistar a Sophie Klein quien está ajena a esos sentimientos?
Acompáñame, para que juntos desentrañemos se historia
NovelToon tiene autorización de Lia Thiago para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Dos
^^^"Por una mirada, un mundo; por una sonrisa un cielo; por un beso... ¡Yo no sé que te diera por un beso!"^^^
^^^Gustavo Adolfo Bécquer^^^
Al día siguiente, un auto negro de alta gama entra a la residencia Weber, en eso, uno de los guardaespaldas baja y abre la puerta del asiento trasero: un par de piernas largas se extienden por la puerta, mientras que los remanentes rayos del sol brillan sobre el hombre, este va vestido con un traje azul ultramar hecho a medida una camisa blanca y corbata de color rojo sangre. Su cabello está peinado hacia atrás para dejar al descubierto su frente y profundos ojos, algo que realza notablemente su aura madura. Un aire majestuoso emanaba de él, quien lo mira no puede dejar de admirar su porte. Sophie estaba sucia, había pasado el día en los jardines, jugando con un cachorro de labrador retriever, que encontró abandonado en las afueras de la mansión. La chica viene corriendo detrás del can, cuando ve al hombre acercarse a la pequeña bola de pelos que le ladra mientras él se acuclilla para acariciarlo.
La visión de su imponente figura cuando él se incorpora con el cachorro entre sus brazos, le mostró a Sophie una faceta de él que jamás había visto o al menos no recordaba; justo en ese momento, desea con todo su corazón, ser ese perrito para ser mimada y consentida por él. No obstante, en el momento en que estos pensamientos inundan su mente, se sonroja de la vergüenza; pues, aunque no son parientes de sangre, ¡no debería tener esa clase de ideas sobre él!.
Ekrem nota el cambio de color en su rostro y decide cambiar el ambiente diciéndole a la mucama que se quedaría a cenar; a lo que esta responde que sería una cena únicamente para él y la joven Klein.
Pensándolo mejor le dice que entonces llevará a Sophie a comer fuera. Sabía que con ella podía relajarse un poco, en las ocasiones que él regresaba de vacaciones universitarias se las ingeniaban para comer pizza y cualquier tipo de comida chatarra, lejos de la mirada recriminatoria de Anne.
El corazón de la chica comenzó a latir a mil por hora ante la idea de cenar con él lejos de las paredes de la mansión, se encuentra nerviosa, sobre todo, porque nunca ha compartido una salida así de íntima con él. Por este motivo, se dirige rapidamente a su habitación para arreglarse de manera tal que no desentonara tanto a su lado. Pensando que Ekrem podía ser impaciente, una vez duchada se secó el cabello rápidamente y bajó sin una gota de maquillaje, aunque quería tomarse un poco de tiempo para eso, creia que no lo tenía.
-Señor Ekrem, ya estoy lista -dijo sonriendo.
El hombre la ve como a una aparición, con su elegante pero sencillo vestido blanco y unos stilettos bronce. Luego de subir al auto, siente la necesidad de acallar su respiración, Ekrem decidió manejar, para quedar a solas con ella, mientras de cerca son seguidos por un auto con dos guardaespaldas.
La mujer siente que el aire era escaso, la imponente figura la aturde, se siente torpe y nisiquiera se cree capaz de entablar una conversación decente.
Con un brillo en su mirada y su seductora sonrisa, el hombre ya en el puesto de conductor, pregunta -¿pizza?- mientras, ella asiente y una sonrisa aparece en su rostro, sonrisa que a él le parece angelical, de pronto se descubre a sí mismo queriendo ser el causante de esa expresión por siempre.
Ese pensamiento le trajo cierta amargura, un día tendrá que dejarla ir, ellos no deben estar juntos. Por su parte él había decidido no conformarse con menos que ella, así que se mantendría solo, pero no podía ser tan egoísta, el objeto de su amor merece sentirse amada con intensidad y por mucho que lo desee, sabe que ante su padre eso sería una aberración, un tema tabú; ni hablar de la traición que debe significar para Anne el hecho de que él tenga sentimientos por quién ella considera como una hija y él debería ver con ojos de tío.
-¿Ya tienes trabajo?- pregunta él de repente.
- Nno aaún- tartamudea al responder debido a su nerviosismo, el aura imponente del importante hombre la intimida sobremanera. En ese momento, su móvil suena, lo mira apenada y pregunta: -¿Puedo responder?
Su expresión en cierta manera indica que siente que es incorrecto responder estando a su lado.
-Por supuesto- asiente él con la cabeza.
No fue hasta ese momento que la chica miró su pantalla y una gran alegría pudo percibir, a pesar de la sorpresa y del placer que le producía, mantiene la voz lo más calmada posible.
- ¿Llegaste?
-¡Acabo de aterrizar! ¿Ya cenaste? voy por tí y comemos juntos - Es la voz alegre de un hombre la que se escucha, debido al silencio dentro del vehículo, los celos golpean el corazón de Ekrem, pero nada puede hacer.
-No, ahora no estoy en casa, mejor ve a descansar y podemos vernos mañana- dice ella con una modesta sonrisa.
Sin darse cuenta Sophie, su acompañante esta siendo testigo de la conversación completa, quizás es preferible que no hubiera tanto silencio en el auto.
-¿Que pasó? ¿Acaso ya no quieres mi presencia? - pregunta el hombre
-Claro que sí quiero verte, pero acabas de regresar, deberías ir primero a descansar- explica ella.
-Entonces, ¿qué te parece si nos vemos mañana para comer y luego vamos al cine? Acaban de estrenar la película que tanto querías ver.
-¿De verdad? ¡Claro que sí! —responde.
Sophie siente que está soñando, pues, no solo saldrá con su crush de la universidad, sino que también irá al estreno de la película, que tanto esperaba, con él. Está emocionada con antelación.
Por otro lado, Ekrem mantiene la mirada fija en la carretera, mientras los nudillos de sus manos pierden sangre debido a la fuerza con que agarra el volante; sin embargo, sigue escuchando la feliz voz de Sophie al estar al teléfono con ese chico; por lo tanto, sentimientos encontrados se aglomeraban en sus ojos.
Cuando la joven corta la llamada, él gira su cara para encontrarse con una sonrisa en sus labios, que le causa un profundo dolor.
Ekrem prefiere no preguntar qué relación tiene con él, su grado de masoquismo no llega a tanto y sabe que en algún momento ella hará su vida con otro y él deberá fingir felicidad.