Cuando el amor se vuelve gris
23 de agosto 2013
¡Bienvenidos!, queridos alumnos, aquí el periódico estudiantil de vuelta.
Feliz primer día, y como todo primer día, no hay noticias jugosas, pero tranquilos que la zona de chismes siempre tendrá chismes, aunque este articulo de hoy esta más dirigido hacia informar, ¿informar que?, se preguntará, pues de nuestro querido rey de hielo, o como el gobierno de Inglaterra lo conoce Alonso Gray.
¿Quién es Alonso Gray?
Alonso, es un estudiante de penúltimo año, con tan solo 15 años se ganó el titulo del rey de hielo, y obvio era para él, un titulo que le queda a la perfección.
Debo advertirte, sus ojos grises, su altura de un metro ochenta, su físico, su hermoso cabello negro como el carbón, son un arma de doble filo, él es un arma de doble filo, o mejor dicho un hielo bien filoso, la cuestión de esta advertencia, es que tan solo el año pasado tuvo 58 novias, si queridos como lo leen 58, aquí en la zona chis lo contamos.
¿Cuánto dura sus relaciones?
Ahora que sabes que en un solo año tuvo 58 novias, déjame decirte que la que menos duro fue la capitana de porristas, Liz Palmer, de último año, su relación fue de tan solo 5 penosos días.
¿Pero si es tan despiadado porque lo amamos?
Estoy segura de que la mayoría piensa así, pero como no amarlo, si su belleza es tan pero tan esplendida.
Con esto se despide la zona chis.
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—Esto es tan estúpido—tiro el periódico a la mesa donde me encuentro sentada.
—¿Que es tan estúpido? —pregunta mi mejor amigo Gage, lo vuelvo a ver con ojitos de cachorros—Oh se trata del hielito—rueda los ojos, lo que me hace enojar y darle un golpe.
—Ava, ¿no es hora de mirar a otros chicos? —ahora me pregunta mi mejor amiga Gale, melliza de Gage—Sabes que te quiero, pero cada vez que tiene novia te pones demasiado depre, además de que llevas enamorada de el desde hace 3 años, y no es por ser grosera pero nunca ha notado tu existencia.
—Fue grosero, pero tan realista—suelto un suspiró, vuelvo a ver el periódico con aires de tristeza.
Soy Ava Graham, conozco a Alonso Gray desde los 14 años, he sido su compañera de clases desde entonces, pero el nunca me ha notado, su fama comenzó a crecer apenas el año pasado, un año que catalogo como un asco para mí.
Soy un sol, bueno eso dicen mucho, pero como dije el año pasado este sol anduvo muy pero muy apagado gracias a una cierta personita de ojos grises y con un titulo de rey de hielo, el cual es tan estúpido, pero tan cierto a la vez.
—Sabes tienen razón al decir que me rinda con él, aunque nunca intente nada y eso es lo triste, pero tienen razón—suelto con tono de tristeza.
—Mira Ava, intenta algo, y si no funciona te rindes, para que digas por lo menos que lo intentaste—Gale me da ánimos, acercándose a mi dándome un brazo.
—No estoy de acuerdo, pero es dos contra uno—una vez más Gage rueda los ojos antes de unirse al abrazo.
—Gracias chicos.
—El próximo retoque de mis rayos me lo pagas tu Ava—me dice Lele mientras me da una sonrisa encantadora, le doy una mirada de indignada—¿Qué?, nada es gratis en esta vida.
—Pues que me queda—ahora soy yo la que rueda los ojos y recibe un golpe y queja de Gale que no haga las mañas de su hermano.
El timbre suena iniciando la segunda hora, nos levantamos para poder ir a nuestra aula, lo que queda de la mañana fue tranquila, en lo que cabe, ya que no logre sacar de mi mente posibilidades para hacerme notar en el mundo de Alonso, sin tener que ir y declararme.
La hora de almuerzo llegar como un rayo de luz, de camino a la cafetería varios alumnos de otras clases que fueron conmigo el año anterior me saludan, cuando dije que era un sol, para la mayoría de los estudiantes, lo dije en serio.
—Mira tu hielito esta haciendo fila, vamos apura el paso—Gage me empuja sin esperar respuesta, estoy nerviosa tan solo pensar que me estoy acercando hacia él.
—Gaga estoy nerviosa, para—le suplico.
—No, es tu oportunidad de hablar y entrar al mundo de el—Gage dice cada palabra con mucha seguridad.
En un abrir y cerrar de ojos estoy chocando con la espalda de Alonso.
—Perdón, perdón, de verdad perdón—suelto sin cesar con la mira en nuestros zapatos.
—Oh solcito tranquila, estoy muy seguro de que nuestro sol lo hizo sin alguna mala intención—Wes el amigo más cercano de Alonso me habla, acercando su cabeza hacia la mía—No tengas miedo, su mirada no congela, además eres un sol—dice entre risas, risas que fueron cambiadas por una quejas.
—Bastan y camina que tengo hambre—veo como los zapatos del rey hielo vuelve hacia el frente y da uno que otro paso, suelto un gran suspiro, me sorprendo por la cantidad de aire que contuve.
—Fua, es agua fiesta—escucho a Wes quejarse—Nos vemos solcito.
—Eso no fue tan malo—Gage pone su peso en mis hombros, lo volteo a ver con mi mirada asesina.
—Me las vas a apagar—volteo mi cabeza hacia la fila, dejo un espacio considerado entre Alonso y Wes, para no tener que hablar más con ellos.
Al rato Gale se nos une contándonos que el profesor de historia, el señor Dixon, se negaba a dejarlos salir, solo porque no encontraba su celular cuando lo tenía en su maletín.
—Pero si es nuestro rayo de sol—me sonríe Fiona la cocinera—Que deseas comer hoy.
—Pollo, arroz y ensalada—le sonrió tímidamente.
—Algo más.
—Ummm, eso es pay de queso verdad—pregunto, Fiona me da un si con su cabeza—Eso también entonces.
Cojo mi bandeja, satisfecha con mi elección de comida, espero a los gemelos en una parte de la cafetería donde no estorbe cuando pasan los demás estudiantes.
—¡Oh!, ¿eso es pay de queso? —volteo a ver a la persona que me pregunta, encontrándome nuevamente con Wes y con un Alonso a la par, con quien comparto miradas por unos segundos.
—Si lo es—dijo en un tono de voz bajo, miro hacia los mellizos quienes se acerca cada vez más rápido a mi rescate.
—Alonso, tienes que hacer fila de nuevo, si quieres comer un poco.
—Mmm, era el último Wes—nuevamente le dijo en tono bajo.
—Oh, que pena, te quedaste sin pay de queso Alonso.
—Bueno vámonos.
Nuevamente miro como el duo se marcha, a la vez siento dos presencias a mis dos lados, miro a cada uno de los mellizos y les sonrió. Nos pones en búsqueda de una mesa para comer nuestros almuerzos.
Los mellizos Cox, son mis mejores amigos desde los 10 años, en ese entonces confundí muchas veces a Gale con Gage, por llevar el cabello corto, son rubios, de ojos azules y una piel súper blanca, más que la mía. Ahora sus rasgos han madurado un poco, pero la única cosa que los diferencia es su físico y bueno Gale tiene rayos rosas en su cabellera rubia.
—Te toca francés, con Lele, verdad—Gaga pregunta y le respondo con la cabeza, mientras sigo concentrada con mi comida.
—Sabes Vava, me sorprende que Wes sepa que te dicen solcito—con tono de sorpresa y duda Gale se une a la conversación.
Volteo para verla, tiene en su mirada duda y curiosidad, la cual me pega.
—Pues, no es como que el periódico más específicamente la zona chis, no fuera hablado de mí—le dijo con tono de obviedad—Además, la misma zona chis me puse ese tonto apodo—ruedo los ojos y vuelvo a dedicarme a comer.
—Pues si tú lo dices.
La conversación muere gracias a Lele, el resto del almuerzo fue tranquilo, y la tarde de igual manera. En la salida me despido de los mellizos antes de subir al auto de mi madre, un hola basta entre las dos y un total silencio nos invaden en el camino hasta llegar a mi hogar, le suelto un gracias para luego bajar y ver como se pierde el auto cuando dobla.
La relación con mi madre no ha sido buena desde el año pasado, luego de que mi padre y yo la encontráramos con su amante en nuestra antigua casa, una más de las razones por que el año pasado no fue mi año. Mi custodia se le dio a mi padre y el derecho a verme por 4 días a mi madre, aunque el verme signifique para ella irme a traer solo una vez al mes al instituto y no tener contacto conmigo hasta el próximo mes.
Salgo de mis pensamientos para dirigirme al edificio departamental, saludo al señor Casas, (el guardia de la entrada), subo el elevador para poder llegar a mi piso.
Al llegar a mi departamento tiro mi mochila al sillón individual de sala.
A mi padre le costo vender nuestra anterior casa y los dos decidimos que comprar otra casa no sería una buena opción para nuestra nueva vida de dos, por lo cual la secretaria de mi padre Fanny, nos recomendó este edificio departamental, precio cómodo y buena seguridad.
Mi habitación es un poco más grande que la anterior, pero eso no le quita lo acogedora que es, en si todo el departamento es acogedor.
Veo el reloj que se encuentra en el final del pasillo, marca las 4 de la tarde, una hora para que mi padre regrese del trabajo.
Me adentro a mi cuarto, me cambio el uniforme, poniendolo en el cesto, salgo para ir a la cocina y preparar algo para la cena. La hora faltante se me va demasiado rápido, escucho la puerta de la entrada y pasos acercarse hacia la cocina.
—Mmm, huele delicioso peque—mi padre dice mientras se acerca más a mi y me da un abrazo.
—Lo sé papá, yo cocino delicioso—le dijo entre risas pequeñas mientras le correspondo el abrazo.
—Ese ego tan grande, como el sol—suelta entre carcajadas—A ver dime cual es el menú de hoy.
Mi padre, Louis Graham, un hombre que mide un metro y ochenta y cinco, una jirafa total, ojos azules y cabello castaño, en todo soy su copia, pero lastimosamente soy tan pequeña como lo es mi madre, apenas llego al metro sesenta y seis.
—Canelones y de fresco agua, porque un cierto señor padre no dejo dinero para hacer la compra—le dijo mientras le punzo con mis dedos las costillas.
—Uuuy que delicia y que barbaridad de ese señor padre—me regala una sonrisa, se separa un poco de mi para sacar su billetera y de esta sacar 200 libras—Toma para que mañana hagas las compras peque.
Agarro el dinero y voy a la sala para sacar mi cartera y meter el dinero en ella, ha sido un poco difícil, por el simple hecho que ninguno de los dos hacia compras con mi madre, todo de la casa se encargaba ella, mientras mi padre se mataba trabajando como CEO de las oficinas de Apple, y yo pues siendo una estudiante.
—Bueno ve a cambiarte para poder cenar papá—le dijo mientras busco los platos y poder servir.
—Si capitana.
Papá dura uno 10 minutos en bajar, mientras pongo la mesa.
—¿Alguna anécdota de hoy papá? —le pregunto en tono curioso.
—Déjame pensar—papá se hace el que piensa, lo que me hace soltar una risa—Ya sé, Fanny le rejo café en los papeles de la señora Jones, lo cual hizo que su mirada alzara fuego, pero como estábamos en reunión se quedo cayada, al finalizar Fanny se disculpó con tono sarcástico, y dando unas invidencias tontas de que fue sin querer y no lo hizo apropósito—mi padre suelta carcajada tras carcajada.
—La arpía Jones—dijo mientras hago que mi cuerpo se estremezca—Estoy segura de que Fanny solo cumplió tus órdenes.
—¿Tienes pruebas? —niego con la cabeza—Pues fue sin querer—mi padre alza los hombros.
Los dos soltamos carcajadas, la cena continua con anécdotas viejas y un poco de mi día. Cuando hemos terminado de cenar, levanto, lavo y seco los trastes usados.
Mientas mi padre se fue a meter a la oficina, yo me quedo en la sala pasando canales para matar el rato. Cuando me quedo en un solo canal viendo "¿Dónde están laa rubias?, hace que el resto de mi noche pasé rápido.
Cuando la peli termina, decido que ya es hora de ir a descansar en mi deliciosa cama, así que primero me dirijo a la mini oficina que tiene mi padre en el departamento. Toco la puerta y espero el pase de él.
—Papá buenas noches—le dijo mientras asomo la mitad de mi cuerpo.
—Buenas noches peque, descansa—me contesta sin levantar la vista de los papeles.
—No te acuestes tarde padre—le dijo.
—No lo haré—me dice ahora si regalándome una mirada y sonrisa honesta, la cual devuelvo.
Con eso me retiro de su oficina para dejarlo trabajar, apenas son las 9 de la noche, pero el sueño poco a poco me va ganando. En mi habitación me dirijo a mi baño propio para hacer mi rutina de noche, cuando termino esta, escucho la canción de Wings de Little Mix, viniendo de mi celular, lo cojo y mi acomodo en mi suave cama.
—Lele.
—Vava.
—¿A qué debo tu llamada?
—Uy hablas en un tono muy formal y a la vez sacas la idea como si no habláramos mucho—suelto una risa, la cual se le contagia a ella.
—Tu y tu lectura de tonos.
—Ahora escucho sarcasmo.
—¡Basta!
La noche se me va hablando con Lele, cuando terminamos la llamada me doy cuenta que las luces del pasillo están apagadas y mi reloj de mesa marcas la una de la mañana, me acomodo mejor en mi cama y conecto mi celular a cargar, para poder caer en el dulce país de los sueño.
En la mañana siguiente al llegar al instituto veo un molote en la entrada, trato de pasar entre ellos, pero me quedo congelada en mi sitio cuando veo a las dos personas que están siendo rodeadas por las otras personas. Alonso y si mal no recuerdo Sonny, la líder del equipo de debate.
Los susurros no hacen falta en esa ocasión, todos vemos como Sonny tiene tendida un sobre rosa, lo cual seguro lleva una confección en el interior.
—Me gustas Alonso, ¿Quieres ser mí novio?
De pronto los susurros se detienen a la espera de la respuesta del rey del hielo.
—Bueno—sin coger la carta inicia su camino hacia el interior del instituto, los susurros se convierten en gritos, risas.
Mis ojos se sienten pesados, quiero llorar, pero sería estúpido llorar por algo tan así, de pronto soy un emparedado, gracias a los brazos de Gage y Gale.
—Tranquila Vava—me susurran los dos al mismo tiempo.
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