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IV - EN UN ENTORNO AJENO ...👤...
Cuando Katleen, Ingrouna, Lenis y Told habían salido de la habitación la noche anterior, Triama y Ajnep, después de comer, habían conversado un rato y al poco habían vuelto a quedarse dormidos. Ajnep había despertado temprano por la mañana y estaba de un humor insoportable. Refunfuñando entre dientes, estuvo yendo y viniendo de aquí para allá por un buen rato. Luego, tiró al suelo con violencia una de las jarras que contenía agua, rompiéndola en mil pedazos. Ese comportamiento tenía harta a Triama y en más de una ocasión lo había reprendido, pero él no le hizo el menor caso.
Posterior al descontrol de Ajnep, Told los había visitado, interesándose por su estado de salud y les había traído jarras con agua y jugos surtidos y una bandeja con una gran variedad de alimentos. Recogió los pedazos de porcelana desparramados por el suelo sin indagar al respecto y revisó las heridas de Triama, comprobando satisfecho que no había señales de infección. Las volvió a limpiar prolijamente y las untó con el mismo ungüento. Después, le ofreció un vaso que Triama miró con cierta desconfianza.
—Tómalo, te hará bien. No contiene somnífero, solo analgésico.
—¿Qué es somnífero y analgésico?
—Uno es para dormir y el otro para el dolor.
Triama comprobó una vez más que estas personas no les deseaban mal. Además, era obvio pensar que, de lo contrario, ya se los habrían hecho.
Told les pidió que tuvieran un poco más de paciencia porque antes de acabar el día su situación quedaría resuelta, saldrían a los exteriores y serían libres de elegir dónde querían vivir. Antes de retirarse, se despidió con gentileza.
Ajnep solo había dejado de rezongar mientras comían y, apenas terminó de hacerlo, recomenzó a dar lata. Triama le repetía que no ganaba nada con esa actitud, que aquí al menos los cuidaban bien, les proporcionaban comida y un lecho donde dormir, que era bastante más de lo que él había tenido en la Tierra donde llevaba una vida miserable.
—Estamos juntos, que es lo más importante, y pienso sinceramente que nuestra vida en Morfelia será mejor —quería que entrara en razón.
Ajnep se alzó de hombros con displicencia, lo único que pensaba era que estaba hasta la coronilla de estar preso.
(Es el fin de este capítulo, pero como el contenido debe contar con al menos 500 palabras, como norma obligatoria de la página MangaToon, acá abajo está repetido):
Cuando Katleen, Ingrouna, Lenis y Told habían salido de la habitación la noche anterior, Triama y Ajnep, después de comer, habían conversado un rato y al poco habían vuelto a quedarse dormidos. Ajnep había despertado temprano por la mañana y estaba de un humor insoportable. Refunfuñando entre dientes, estuvo yendo y viniendo de aquí para allá por un buen rato. Luego, tiró al suelo con violencia una de las jarras que contenía agua, rompiéndola en mil pedazos. Ese comportamiento tenía harta a Triama y en más de una ocasión lo había reprendido, pero él no le hizo el menor caso.
Posterior al descontrol de Ajnep, Told los había visitado, interesándose por su estado de salud y les había traído jarras con agua y jugos surtidos y una bandeja con una gran variedad de alimentos. Recogió los pedazos de porcelana desparramados por el suelo sin indagar al respecto y revisó las heridas de Triama, comprobando satisfecho que no había señales de infección. Las volvió a limpiar prolijamente y las untó con el mismo ungüento. Después, le ofreció un vaso que Triama miró con cierta desconfianza.
—Tómalo, te hará bien. No contiene somnífero, solo analgésico.
—¿Qué es somnífero y analgésico?
—Uno es para dormir y el otro para el dolor.
Triama comprobó una vez más que estas personas no les deseaban mal. Además, era obvio pensar que, de lo contrario, ya se los habrían hecho.
Told les pidió que tuvieran un poco más de paciencia porque antes de acabar el día su situación quedaría resuelta, saldrían a los exteriores y serían libres de elegir dónde querían vivir. Antes de retirarse, se despidió con gentileza.
Ajnep solo había dejado de rezongar mientras comían y, apenas terminó de hacerlo, recomenzó a dar lata. Triama le repetía que no ganaba nada con esa actitud, que aquí al menos los cuidaban bien, les proporcionaban comida y un lecho donde dormir, que era bastante más de lo que él había tenido en la Tierra donde llevaba una vida miserable.
—Estamos juntos, que es lo más importante, y pienso sinceramente que nuestra vida en Morfelia será mejor —quería que entrara en razón.
Ajnep se alzó de hombros con displicencia, lo único que pensaba era que estaba hasta la coronilla de estar preso.
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