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III - A UN PASO DE VOLVER A VERLA ❣💗❣
A la mañana siguiente, los hermanos Molier se bajaron de uno de los teleféricos que circulaban por la ciudad subterránea de Trinopia y caminaron hacia la residencia de la pareja Sófolis.
Una vez llegados frente a la fachada, Ódarod golpeó la pirámide de acero que pendía a un costado. Katleen descorrió el gran abanico de seda con mandalas bordados, los hizo pasar con una sonrisa y los saludó con un beso.
—Ingrouna y yo los estábamos esperando.
Era la primera vez que Indalina entraba al hogar del Maetsu y Katleen y lo encontró hermoso.
—¡Me encanta la decoración!
—Que bueno que te guste mi niña.
Katleen les indicó que se sentaran en unos cojines dispuestos sobre el suelo de la sala y fue a buscar a Ingrouna a la biblioteca.
Indalina observó a su hermano que se mantenía abstraído y respetó su silencio.
Ódarod trataba de armonizar su interior porque la certeza de que la joven humana se encontraba a escasos pasos de él, le generaba una maraña de emociones desconocidas. Cada vez que la evocaba, la agitación retornaba a su mente y corazón.
A los pocos minutos, Katleen volvió a la sala en compañía de Ingrouna.
—¡Maetsu! —Indalina se puso de pie.
Ingrouna, agachándose, la acogió en un abrazo.
—Son ustedes bienvenidos.
Ódarod también se había levantado y se dirigió hacia Ingrouna para saludarlo.
—¿Cómo estás muchacho?
—Mucho mejor, gracias.
—Tengo que informarles acerca de las revelaciones vitales que he tenido en relación a la misión que se efectuará para intentar expulsar a los saindors de Morfelia —les hizo saber Indalina—. Pónganse cómodos, nuestra conversación será larga.
Katleen e Ingrouna percibían que la energía de Indalina había aumentado cuantiosamente y que ahora en su rostro infantil se leía una madurez no acorde a su corta edad.
La pareja volvió a manifestarles a los hermanos Molier su pesar por la muerte física de su padre Roch. Sin embargo, se alegraban porque su espíritu había pasado a un plano más elevado.
—Te escuchamos mi niña.
Indalina les relató su viaje espiritual en el que se había enterado de que era un ser de luz, la creación del hada Arciris, quien guardaba en su pecho el corazón Solumna, los puso al tanto de su conversación con ella y les explicó sus visiones. Les dijo que cuando ella y Arciris se habían despedido, el hada le encargó concretar una reunión con el Maetsu y Ódarod.
Ódarod ya estaba al tanto de lo que Indalina les informaba a Katleen e Ingrouna, porque en su hogar lo habían hablado en detalle con su madre y abuelos. Y él a su vez les había contado lo que le había sucedido la noche previa a la invasión de los saindors. En el sanatorio Alutsia también se lo había confidenciado al Maetsu.
Tras una plática constructiva, Katleen e Ingrouna llegaron a la conclusión de que si Zulestre le hizo saber a Ódarod que el espíritu que moraba en su cuerpo era el mismo que lo había hecho en el suyo siglos atrás y que Indalina acababa de enterarse por el Divinus Sagradis de que ella era un ser de luz reencarnado, significaba que los seres elevados sabían que la invasión de los saindors formaba parte de un plan superior que ocurriría este año y que los espíritus que se encontraban en los habitantes de Morfelia en esta época habían escogido participar de aquel trascendental acontecimiento antes de su reencarnación.
—Por lo que nos contaste, para echar a los saindors tendremos que insertar el corazón Solumna en el centro del planeta, al igual que lo hizo Zulestre instruido por los seres de luz —Ingrouna posó sus ojos violetas en los celestes de Indalina.
—No será fácil encontrar las cuatro piezas.
—Mis visiones nos irán revelando el sitio donde se halla cada una —le aclaró Indalina a Katleen—. Ahora es importante que nos pongamos de acuerdo cuándo y dónde nos juntaremos con Arciris. Ella me sugirió que fuera al inicio de la tarde y en el sector del río Leirot. ¿Les parece bien?
—Estoy de acuerdo y cuánto antes mejor. Les comunicaré telepáticamente a los Maetsus de Erows nuestra conversación —dicho esto, Ingrouna se levantó—. Por ahora los dejo, tengo asuntos que resolver. Nos volveremos a ver en breve y tendré el honor de conocer a Arciris.
—Yo también estoy ansioso por conocer a la mujer portadora del corazón Solumna —manifestó Ódarod.
Cuando Ingrouna salió de la sala, Indalina exclamó:
—Tengo muchos deseos de ver a los humanos. ¿Podemos visitarlos?
El corazón de Ódarod se aceleró.
—Sí, yo los llevaré a la habitación en la que están reposando.
—¿Cómo están, han conversado con ellos?
Katleen los puso al tanto de las condiciones físicas en que se encontraban ayer por la noche y de lo poco que habían averiguado de Triama y Ajnep y su llegada a Morfelia.
—Pienso que se alegrarán de verlos, para ellos es positivo estar en la compañía de jóvenes de edades similares.
Ódarod se limitaba a escuchar y sentía un nudo en el estómago.
En ese instante se escuchó un grito:
—¡Sáquennos de aquí, estoy harto! ¡No pueden mantenernos encerrados para siempre!
—Es el niño. Tenemos que resolver la situación de ellos a la brevedad. Es preciso que sean acogidos en un hogar en que hayan jóvenes y se sientan lo más a gusto posible.
—Se me desgarra el corazón al pensar que están sufriendo, alejados de su mundo, de su familia y demás conocidos —Indalina dejó escapar un suspiro.
—Sí, a mi también —Katleen se elevó del suelo—. Vamos, están en la planta alta.
—¿No los importunaremos con nuestra visita? —a Ódarod lo inquietaba pensar qué iba a sentir al volver a verla y cuál sería la reacción de ella.
—No lo sé, pero creo que les hará bien.
Katleen e Indalina percibían que Ódarod estaba perturbado, pero lo atribuían solo a los últimos acontecimientos desastrosos acaecidos en Trinopia.
Volaron hacia el segundo piso y enfilaron por un largo pasillo.
Indalina iba con ansias de brindarles su afecto y solidaridad. Poseía el conocimiento de que, en vidas remotas, varios handexs habían sido humanos y el saber que pronto estaría junto a dos de ellos, despertaba su curiosidad y la llenaba de emoción.
Katleen se detuvo frente al bloque de cuarzo y le pidió a Ódarod que lo corriera. Después de moverlo, el joven se hizo a un lado para dejar pasar a Katleen e Indalina e inspiró profundo. Tenía la intención de entrar tras ellas, pero se detuvo en el último segundo.
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