Aiden vs Maika

—¿Qué fue eso que acaba de ocurrir? Había un cuerpo aquí hace solo unos segundos —dijo el confundido chico—. ¿Y qué eran esas extrañas llamas? ¿Quién eres exactamente?

La bombardeo con preguntas sin recibir una sola respuesta más que una fría mirada.

Hasta ahora había estado protegiendo a Aiden, pero ahora el peligro se ha ido, otro asunto del cual tenía que encargarse inmediatamente había surgido. Notó que algo no andaba bien y sus sospechas se hicieron realidad cuando Maika giró sobre su mismo axis e intento golpearlo con una patada trasera a la cabeza. El movimiento fue tan rápido y bellamente ejecutado, pero Aiden no tuvo el tiempo para aclamar la acción. Esquivó la patada retrocediendo un par de metros con un salto y algunos pasos, al mismo tiempo que Maika la arrojó la patada.

Aiden no practicaba ningún tipo arte marcial, incluso su remedo de estilo de peleador callejero, que era todo lo que tenía para defenderse, no habría sido suficiente para bloquear la patada y salir ileso. Virtualmente, no tenía la habilidad, tampoco tenía realmente experiencia útil que le permitiera esquivar el ataque sorpresa. Fue puro instinto de supervivencia, lo que hizo a su cuerpo reaccionar a tiempo. Solo supo con el sonido como látigo del aire, siendo empujado que de haber conectado, sin duda alguna, habría sido suficiente para apagarle las luces y que gracias a su animalístico instinto de peligro que se activó como un mal presentimiento logró reaccionar a tiempo.

No tenía precisamente las palabras para nombrarlo, pero para un mercenario experimentado esa sensación estremecedora en la nunca y pesada en el aire era inconfundible; eso que llamaría intento asesino.

—¿¡Qué estás haciendo!? ¡Por qué intentaste golpearme de repente! —Reclamó, manteniendo su privilegiada distancia.

Maika tomó un segundo para procesar lo que acababa de hacer. Tal vez por la reciente pelea con el monstruo se dejó llevaron de sus emociones por un corto instante. Aflojó su rígida expresión un poco, seguido soltó un pesado suspiro y enseguida cargó una vez más hacia Aiden con intenciones de noquearlo.

La chica no solo lanzaba golpes a lo loco. Todo lo contrarió. Casi como una muestra de su destreza era notable que se contenía, trataba de no causar un daño innecesario a Aiden.

El joven continuó retrocediendo miserablemente, haciendo como podía para evadir los golpes o bloquear un par, que ciertamente no cargaban la severidad ni filosidad de la primera patada, pero igual dolía un montón recibir los puños de Maika con sus brazos.

—¡Por favor!... D-detente... —exclamó Aiden luego de ser forzado a retroceder un par de metros por una patada al estómago—. ¿Por qué haces esto?

Maika no tenía intenciones de detenerse hasta apagar las luces del chico jadeando por aire enfrente suyo; sin embargo, hizo justamente eso que Aiden le pidió. Tal vez sentía que le debía al menos eso por el susto de antes.

—Es mi culpa que estuviste en una situación peligrosa que no tenía nada que ver contigo. —dijo Maika con la mirada fría, eso no cambiaba, pero esta vez se hicieron presente pequeños tintes de arrepentimiento en su voz—. Ahora que todo terminó mi magia y yo nos encargaremos de que estés bien, eso es todo.

—¿¡Pero qué estás hablando!? ¿¡Qué es lo que vas a hacerme!?

El confundido joven no tenía idea que lo que Maika intentaba, no, de hecho, sí tenía una vaga idea de lo que le pasaría si lo atrapaba. Había dicho "mi magia" Todo esto era ridículo, sin embargo... Habiendo visto al monstruo de antes y las cosas que ella hizo, la idea de que lo "sobrenatural" existía no era para nada absurda ahora.

Pensó en ello por un instante, pero efectivamente no entendía nada sobre la magia o sobre ese monstruo de hace solo unos momentos, solo sabía que acababa de ver algo que no debía y siempre hay un patrón para esas situaciones; por lo que sin perder más tiempo, ya había recuperado su aliento, Aiden le dio la espalda a Maika y echó a correr.

—¡Quédate quieto! —gritó Maika a pesar de que dejó al joven libre de correr lo que quisiera. Tal era su confianza en atrapar su presa. Por parte del joven, no hace falta decir por qué motivo ignoró la orden.

Aiden sintió su corazón siendo estrujado por una mano invisible mientras corría, en parte por los persistentes ecos del horror; la idea de que ocurriría si era atrapado, quien hasta hace poco era tan solo una psicópata en sus ojos; había algo más, sin embargo, detrás de aquella sensación, ese algo reaccionó a una parte de lo que Maika dijo antes en su declaración que no le había agradado para nada.

En lugar de poner toda su concentración en lo que tenía enfrente para evitar tropezar, se mantuvo atento a lo que la chica tenía que decir.

—Esto es algo que no tiene que ver contigo y tu vida tranquila. No te preocupes, me aseguraré de acabar con todos esos monstruos para proteger tu vida normal y la de todos en esta ciudad.

Sus palabras resonaron dentro de la cabeza de Aiden, de nuevo ese sentimiento estaba allí, en lugar de sentirse tranquilo por tales reconfortantes palabras que cualquiera en su situación querría oír, se sintió increíblemente irritado.

—Pues... ¡Lo siento por no querer dejarme golpear!

Corrió con Maika pisándole los talones, ella era mucho más rápida de lo que esperaba; pasaron por fuera de un pequeño invernadero, que era más como un jardín interior, hasta que llegaron desde el área verde a una intersección de los senderos techados que conectaba un edificio en cada dirección.

Con una muro en su espalda y un barandal a su derecha a la altura de su cintura, Aiden encaró a Maika. No tuvo tiempo de saltar la baranda, sabía que si lo intentaba su perseguidora fácilmente lo atraparía a medio salto, poniéndose a sí mismo en una situación más que incomoda.

Finalmente, con el chico acorralado entre edificios, Maika dejó escapar una sutil sonrisa de victoria.

Se acercó en línea recta hacia Aiden, pero él ya esperaba eso, cuando ella cargó hacia Aiden, él hizo lo mismo. Justo cuando sus cuerpos estaban a punto de encontrarse, aprovechó la sorpresa de Maika por ese temerario movimiento de su parte; en ese segundo en el que ella titubeó, pasando de ella, cambió de dirección bruscamente de un salto diagonal sobre la baranda; similar la técnica usada en el deporte olímpico de salto alto.

Dio una media vuelta en el aire; el crudo impacto fue hombro primero y espalda segunda, finalizando el giro rodando por el suelo y por las mismas echó a correr hacia el edificio más cercado, donde tendría más oportunidad para perderla y luego escapar.

Maika observó absorta y, honestamente, sorprendida en el buen sentido a la hazaña completarse sin intervenir, no por la mediocre acrobacia, sino por la valentía de Aiden por atreverse de competir con ella.

No pudo sino halagar al joven en su corazón. Por su parte, el joven, al mismo tiempo, pensó...

«¡Aghh! ¿De qué va todo esto? La muy "$#€4" intento noquearme.»

Afortunadamente, la puerta se encontraba abierta, ni siquiera tuvo que utilizar su identificación, bastó con empujarla para entrar al edificio.

«Pero lo que más me irrita es que decida por su cuenta que tiene que pelear sola. ¡Maldición!... ¿¡Cree que no me di cuenta cuánto sufría al apretar el gatillo!? No puedo creer que pensé que era una asesina, un monstruo sin más. ¿Acaso no hay algo que pueda hacer por ella?»

Corrió despavorido por los pasillos del edificio y se escondió en uno de los salones al azar. Planeaba salir ocultarse por unos minutos mientras contactaba a la policía y luego salir por la ventana para ir a esconderse a otro lugar, pero justo cuando pensó que estaba a salvo un insoportable zumbido, como algo vibrando a toda revolución, directamente dirigido a sus oídos lo hizo gritar en desagrado y dolor. Creyó que de seguir escuchando por más tiempo sus oídos empezarían a sangrar, así que en un intento por alejarse del ruido salió del salón al pasillo donde lo esperaban pacientemente.

—¿¡Qué diablos!?

Había pedazos de papel del tamaño de una carta de naipes pegados por todo el pasillo. Todas las cartas tenían el mismo símbolo extraño y emanaban una sensación misteriosa y alarmante.

Salir del salón no había ayudado en nada, el insoportable zumbido seguía ahí clavado en sus oídos.

—¡Ya ríndete, no lo hagas más difícil para mí!

—¿¡Entonces no puedes hacerlo más fácil para mí también!? —Fue la respuesta de Aiden. Intentó correr de nuevo, pero su sentido del equilibrio fue afectado por el zumbido, por lo que resbalo cayendo de cara, con el último momento alcanzando a cubrir su cara—. Maldición...

Inclusive sus pensamientos estaban todos alborotados, no podía idear más maneras de escapar. Este definitivamente es el final, pensó Aiden, pero cuando creyó que todo estaba perdido, como un rayo de esperanza, una idea descendió de algún lugar a su mente. Hizo un rápido reconocimiento de sus alrededores y con esa última idea en su mente, esa esperanza, ideo un plan.

«En ese caso, en cuanto esté lo suficientemente cerca ¡Esa será mi única oportunidad!»

Al haber visto a esa cosa, ese homúnculo como lo llamó Maika, y las asombrosas cosas que ella hizo; algo tan ridículo, tan incomprensible y bizarro como la magia sí existía, pensó Aiden.

No tenía idea de cómo funciona la magia y no solo eso, en realidad no entendía nada sobre el tema, pero tampoco lo hacía sobre ese monstruo de hace solo unos momentos y vio con sus propios ojos como Maika lo derrotó; que no le comprendiera, no significaba que algo era invencible, así que decidió apostar por la única oportunidad que sus manos podían alcanzar este momento.

Una serie de viejas memorias inundaron la mente de Aiden. Tras recibir tanta intervención del único medio razonable que supuestamente portaba toda la verdad, la ciencia, y no obtener ningún resultado sobre sus particulares alucinaciones, alguna vez intentó buscar una respuesta a su problema en lo oculto por su cuenta. Aún de niño no creía en la magia, pero es cierto que se interesó por el tema y continuamente investigó lo paranormal y áreas relacionadas en el internet y libros. Ciertas o no, de las cosas que se pueden encontrar en internet había aprendido varias.

Maika empezó a caminar hacia Aiden, que se encontraba en el suelo sin aparentemente siquiera poder levantarse. No lucía ni un poco sorprendida, pues el hechizo que había puesto en efecto tenía ese propósito, era natural que no pudiera mantenerse de pie cuando su mundo estaba literalmente sacudiéndose. Y cuando se encontraba a menos de un metro de distancia del indefenso chico, contaba los segundos de forma regresiva en su cabeza.

«10... 9... 8... No importa si ella es una maga o lo que sea,  6... ¡Sigue siendo humana!»

Según el poco conocimiento que Aiden ganó del internet y otras fuentes, dudables de procedencia, al realizar un conjuro que altera tus alrededores siempre se necesita un mecanismo protección ante el mismo. Esa era siempre una constante. Algún tipo de círculo mágico u objeto deben estar evitando que ella también sea afectada por el sonido de las vibraciones, Aiden apostó todo a esa información que casualmente encontró una vez en internet.

«¡Debe haber un truco, 5..., algo que está evitando que ese ruido de mierda la afecte!»

Nunca pasó por su mente que tal vez estaba usando tapones en los oídos, o que tal vez sí era inmune, pero como sus pensamientos y concentración también se vieron afectados a causa del ruido, no pensó en esa obvia posibilidad.

Aiden hizo su apuesta. Las balas en el revólver ya estaban cargadas, como en un juego de la ruleta rusa, la recámara conteniendo la única esperanza de Aiden giró y apretó el gatillo.

Contó 3 con su corazón, este a su alcance o no saltaría sobre Maika.

Hasta ese momento tenía los ojos cerrados, pretendiendo sufrir incontrolablemente; aunque no era necesario pretender, de verdad estaba sufriendo con el zumbido.

«Si fuera yo no lo tendría a simple vista, pero tampoco lo escondería lejos de donde lo puedo proteger, aunque se trate de alguien como yo que no conoce sobre magia; por lo que… ¡Tiene que estar en el maletín! ¡1!!!»

Reunió hasta el último segundo el coraje para hacer su movimiento. Con el poco de fuerza que había estado guardando, saltó, al estilo de una tacleada de fútbol americano, sobre Maika. Ambos cayeron al suelo a casi un metro de distancia del otro luego del golpe. En el fondo de su corazón se sentía mal por hacerle esto a una chica, pero era hacerlo o sufrir quién sabe cómo luego. La chica al recibir el repentino impacto soltó su bolso escolar y por pura coincidencia voló justo hasta donde estaba Aiden.

No lo pensó ni un segundo, había logrado su objetivo, no tenía tiempo para revisar, solo contaba con unos segundos, vacío todo el contenido del maletín y buscó por lo más sospechoso solo para encontrarse con que todo lo que llevaba dentro eran artículos sospechosos.

«¿¡Para qué rayos vienes a la escuela si no llevas un solo cuaderno!?»

Pensó que iba a explotar, pensó en gritar, luego en llorar, luego en prender fuego a todo, pero no tenía ningún fósforo o encendedor. Pensó todo eso en menos de un segundo.

—Aghh, como sea... ¡Será a la suerte!

Maika estaba aún en el proceso de levantarse cuando Aiden tomo algo parecido trozo ovalado de cristal envuelto por un pañuelo verde. ¿Por qué? Porque se veía como lo más fácil de romper. Y como si un Dios le sonriera en ese momento su intuición fue la correcta, el momento que lo sujetó pude sentir la constante vibración del cristal. Tenía que haber una relación con el zumbido, de eso Aiden estaba seguro.

No perdió más tiempo. Reunió todas sus fuerzas y arrojo el cristal contra el suelo y el sonido como de un vidrio rompiéndose le dio una inmensa sensación de satisfacción luego haber roto el objeto.

—¡KYAAAAA...!, ¡Aghh! —Un fuerte grito femenino dio por terminado la corta sensación tranquilidad de Aiden, pero a cambio el molesto sonido de las vibraciones desapareció un segundo después.

—¿Lo logré?

Las cartas regadas por el suelo y las paredes se desprendieron y antes de tocar el suelo solo eran ceniza, dejando una nube de polvo en el ambiente.

Probablemente, ese era otro dispositivo de seguridad para evitar que el usuario sea más afectado, pero esos detalles a Aiden no le importaban. Finalmente, podía relajarse sabiendo que su cabeza no se siente como si fuera a estallar. Eso pensaba, pero las cosas no habían terminado aún para él.

—¡Cabrón...!!!

En algún momento una pistola plateada apareció en la mano de Maika y apuntaba con ella a Aiden. El primer disparo pasó a unos centímetros de su mejilla derecha. Había fallado a propósito, Aiden estaba seguro de eso, a pesar de que a ella también la afectaron un poco, las vibraciones fallar a esa distancia sería imposible para una experta.

Lo más increíble sucedió luego de que la bala se estrellara contra la pared a unos cuantos metros detrás de Aiden. Una enorme explosión de fuego inundó el pasillo, bloqueando la única oportunidad de escapar.

El pasillo que normalmente es lo suficientemente amplio y nunca te haría pensar sobre lo estrecho que es en realidad si varias personas estuvieran allí al mismo tiempo, ahora lucía extremadamente angosto y pequeño con ellos dos.

No sabía qué hacer, para donde correr; para empezar a huir de un arma de fuego era imposible; incluso si falló con el propósito de bloquear el camino, si ya estaba mentalizada, nadie aseguraría que volvería a fallar a propósito.

La desesperación de Aiden creció a tal punto que creía que su corazón se detendría antes de que Maika dispare de nuevo. Sintió un dolor tremendo, uno como el que nunca había sentido antes. Esta vez decir que creía que su cabeza iba a explotar no era solo una expresión. El tremendo dolor palpitante recorrió todo su cuerpo y entonces vio algo que no debería; Aiden definitivamente empezó a ver algo; Humo, o tal vez una especie de viento negro que solo él podía ver, se extendió alrededor del pasillo como manchas por corrosión en el film de la realidad.

—¡Ugh!... ¡Esto no es nada!

Incluso en esa situación imposible no quería rendirse, no podía detenerse. A pesar de ser perseguido por Maika, Aiden podía entender lógicamente por qué lo hacía, porque intentaba con todas sus fuerzas apartarlo del camino y que no sea más envuelto en este mundo sobrenatural y ridículo. Y precisamente por eso no podía aceptarlo, porque era una decisión completamente lógica y fría.

—La próxima explosión será cerca de ti —dijo Maika, utilizando su último argumento para convencer a Aiden de rendirse—. Perderás el conocimiento 100% por la explosión o la subsiguiente falta de oxígeno. Te aseguro que dolerá al despertar, pero al menos habrás olvidado todo esto.

—¡Yo solo quería ayudarte! —Rugió Aiden, corazón en mano, en respuesta—. ¡Por eso te bombardeé de preguntas! Para saber más de tu situación... —La cacofonía de emociones escritas en su rostro recorrió todo el espectro recordando a la horrorosa criatura, la expresión de Maika y sus palabras cuando jaló el gatillo—. ¡Cuando te vi matar esa cosa lo supe, no quería dejarte sola contra esos monstruos; en ese mundo!

El humo negro se volvía cada vez más denso a medida que Aiden continuaba hablando, vaciando hasta la ultima gota de sus emociones en cada palabra.

—¡Pero ni siquiera pude decir eso porque empezaste a perseguirme!

—¡Precisamente por eso! —La voz de Maika que hasta ahora había sido firme; a lo mucho había tambaleado ligeramente; finalmente se quebró y su cobertura de alguien fuerte se quebró también en el momento que Aiden pronuncio aquellas palabras con la manera que lo había dicho—. ¡Precisamente porque un idiota como tú buscaba eso!

El momento que escuchó esas extrañas palabras que no encajaban en su mundo, sintió cosas, entre ellas un cosquilleo y calor en sus lóbulos, que no tenía las palabras para describir y eso la hacía sentirse más que incomoda; ella, una cazadora incapaz de dominar una situación, por nueva que sea, era inaceptable.

—En vez de huir por una salida fácil y segura como normalmente debería ser... Podía verlo en tu expresión. En lugar de estar horrorizado, tú sonreías. ¡No sé como reaccionar! Solo sé no me perdonaría si más personas mueren frente a mí.

Ambos se venían fijamente a los ojos. Aiden no pudo responderle. Él sabía que lo que estaba haciendo ahora mismo no era lo que haría normalmente, si al menos se detuviera a pensar con racionalidad, por un momento se llamaría estúpido, idiota, ególatra, entrometido, y lo haría cientos de veces. Pero no quería pensar así en este momento, no quería reconocerlo, sin embargo...

—¿Por qué quieres actuar como un héroe e involucrarte en un mundo que no conoces? —continuó Maika—. Solo quiero protegerte a ti y todas las personas de esta ciudad y por esa razón voy a borrar todos tus recuerdos sobre mí y esta semana.

Escuchar eso hizo a Aiden sentirse aún más molesto, pero habiendo llegado al tema, había algo más en su mente que lo forzó a dejar esa rabia de lado: ¿Por qué actuaba de esa forma? ¿Por qué no salió corriendo lejos de ella luego de eso? ¿Por qué siente que debe ayudarla? ¿Por qué no simplemente huye? ¿Y qué es esa sensación caliente que recorre su cuerpo?

Una vez que no encontró ninguna respuesta a esas preguntas una por una, lo siguiente que pensó fue algo que lo hizo querer reír.

«Si las pones todas juntas, la respuesta es fácil» dijo para sí mismo.

—¿Por qué crees que puedo abandonar a alguien solo porque tengo miedo? Dices que lo normal sería huir y alejarme de ese mundo que no conozco ¡Pero! –La respuesta era tan fácil que Aiden ni siquiera tuvo que buscar las palabras para responder, ellas fluían naturalmente–. ¿Acaso no eres tú la que está tratando de ser un héroe? Lo siento, pero no creo en superhéroes. No voy a abandonar alguien en un mundo del que no conozco nada solo porque se ve un poco poderosa.

Es quizá lo más tonto que podía pensar, pero si no tenía una respuesta, "¡No necesitaba una!" Pensó Aiden. Por un impulso tomó un trozo de papel que había salido del maletín de Maika al levantarse y lo apretó con fuerza. Se puso de pie temerariamente. Sentía que estaba a punto de quedarse sin aliento luego de cada palabra, pero continúo hablando.

—No importa que tan ridículo e irreal sea el mundo en el que vives, de ninguna manera voy a aceptar continuar mi vida como si nada, si para ti esa es la mejor solución, que lastima, pero yo no lo voy a aceptar. Puedo pensar por mí mismo, muchas gracias. Además... ¡Cuando necesites ayuda o estés en un aprieto, ningún héroe va a ir a salvarte, por lo que no pienso permitir que un monstruo o lo que sea te haga daño sin siquiera intentar ayudarte primero!

—Tú... ¡Tú! ¿¡Por qué tú!? —Maika se levantó de igual manera e hizo frente a Aiden

—¡No te abandonaré! —Respondió Aiden, reafirmando su determinación.

Ambos prepararon su grito de guerra que resonaría en el campo de batalla como si fuera el mismísimo infierno, por defender lo que creían. De hecho, el escenario en llamas y neblina negra sería una descripción perfecta para el infierno. Al unísono ambos gritaron con todas sus fuerzas.

—¡WAAAAHHHH!!!

—¡AHHHHHHH!!!

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