Otro día más, Alison fue directo al trabajo.
Gracias, amor, que todo te salga bien, dijo Alison a modo de despedida de Igor.
Al entrar al periódico sus compañeros la miraron con compasión.
Ella se dio cuenta, pero los ignoró, "babosos", pensó.
Su amiga Sheila le salió al encuentro.
Amiga, nuestro jefe piensa despedirte. Yo misma lo escuché cuando decía: "si no me trae un reportaje que valga la pena en una semana, se irá directo a la calle".
¿De verdad escuchaste eso?, a mí me dijo que un mes.
Pues ya cambió de opinión, le dijo Sheila sin ánimo de ofender.
"Maldito bastardo", pensó Alison. "Cualquier día de estos lo mando al carajo".
Yo tenía que decírtelo, continuó diciendo su amiga. Yo también estoy corriendo la misma suerte.
Y no es que Sheila quisiera maltratar a su amiga con esas palabras, pero tenía que hacerla reaccionar, por favor, Alison, ponte las pilas, no quiero que pierdas tu trabajo. A todos nos puede afectar que el periódico cierre. Necesitamos ese reportaje. Yo, como tu jefe inmediato te digo que no hay tiempo, o te pones las pilas o te despides de tu trabajo. Créeme, me duele mucho esto, antes que nada soy tu amiga, pero necesito eso a la de ya.
Está bien, no te sulfures, pero es que me da terror estar frente a esa mujer que apesta a sudor rancio. Le huelen las axilas y está toda grasosa. Si me entiendes, ¿verdad?
Claro que te entiendo, pero aquí no necesitamos amigas, sino reportajes, artículos que vendan. Además, así es la condición de esa mujer, tú tienes que ser fuerte y tolerante.
Está bien, ya te entendí.
Recuerda, es muy importante, ¿me estás escuchando?
Sí, perdón, ya te escuché.
Alison se fue a su escritorio, en silencio repasó el momento en que fue a visitar a Sofía Morin, es mujer tan desagradable a la vista como a su nariz.
El director general la mandó llamar...
¿Recuerdas que te dije un mes?, pues he cambiado de opinión, solo tienes una semana.
Usted sabe que estos reportajes no son pan caliente, se tienen que hacer lo mejor posible y una semana no es suficiente.
Está bien, un mes, ni un día más. Lo voy a anotar en la agenda.
"Anótelo en el cu...", pensó Alison. De acuerdo, se hará como usted diga.
Alison salió del despacho de su patrón, más desanimada que nunca.
"Como no eres tú el que se va a ver con esa mujer que parece todo menos mujer".
.
.
Rato después, Igor pasó por ella, su cara denotaba toda la felicidad que sentía en ese momento.
Hola, amor, ¿cómo te fue?
No pudo haberme ido mejor. Cerré el negocio, vendí 10 tráileres, y de los mejores.
¡Oh, mi amor, qué bien!
¿Qué has decidido sobre tu trabajo?
Voy a seguir adelante, no les voy a dar el gusto de verme derrotada.
Eso, amor, yo sé que tú puedes. Yo te apoyaré siempre.
Tu apoyo es lo que me impulsa.
Me alegra poder servirte de algo. ¿Qué te parece si vamos al cine?, hay una película muy buena, la están anunciando mucho, hoy es el estreno.
Sí, necesito espabilarme.
Pues vamos.
Varias horas después...
Entonces, ¿mañana irás al reclusorio?
Sí, no puedo permitir que me sigan viendo con compasión. Yo no soy ninguna novata. Le voy a demostrar a todos que soy la mejor. No en vano llevo cinco años en ese mugroso periódico.
Bueno, vamos a festejar tu decisión, aquí tengo una botella que yo sé que te va a gustar.
Salud, dijeron los dos, chocando sus copas.
Por el mejor reportaje, dijo ella.
Por tus reportajes, dijo él.
Alison se sentía apoyada por su novio Igor, aunque no estaban casados vivían juntos.
Igor no la dejaba pagar nada, pero a veces ella se enojaba porque no la dejaba ayudar en los gastos, era cuando cedía y permitía que ella pagara los servicios. Solo de vez en cuando.
El resto del día se la pasaron jugando dominó. Estaban muy entretenidos, hasta que Alison mostró cansancio.
Veo que ya te cansaste, vamos a dormir, mañana nos espera mucho trabajo, pero sobre todo a ti. Yo sé que puedes, por eso no debes preocuparte.
Ya no sé de lo que soy capaz.
No te desanimes ahora. Ya sabes que yo estaré siempre para ti.
Los besos no se hicieron esperar, Igor la cargó y la llevó a la cama.
La despojó y se despojó de las ropas. Abundaron los besos y caricias. Todo un espectáculo de amor. El ambiente se iluminó con las estrellas, que parecieron caer del cielo, justo para iluminar ese amor y esa pasión que se desbordaba de esos cuerpos sedientos.
Alison no parecía ella misma, solo era una mujer en la plenitud de la vida. Deseosa de amar como cualquier otra. Amaba con locura a Igor y viceversa. En él saciaba todas sus ansias de mujer.
Toda la preocupación que sentía por su reportaje lo olvidaba en los brazos de su amado.
Igor tenía el poder para hacerla olvidar, pero solo en el momento.
Cuando todo acabó, quedaron dormidos, ambos abrazados.
Aún en esa situación, el amor les brotaba por todos los poros.
.
.
La luz del sol entraba por la ventana, dando a conocer que un nuevo día comenzaba.
Alison se dio una ducha, y al poco rato ya estaba listo el desayuno de los dos.
Alison, recuerda, tú puedes, no dejes que nada ni nadie te intimide.
Gracias, amor.
Como todos los días, Igor llevó a Alison a su trabajo y después se fue al suyo.
Todo saldrá bien, ánimo.
Con un beso lleno de apoyo ambos se despidieron.
Gerardo Noriega, la vio desde la ventana. En cuanto entró la mandó llamar.
¿Qué haces aquí?, se supone que debes estar en el reclusorio.
Solo vine por unas cosas, ya me voy.
Pues ya estuvieras, dijo Gerardo no de muy buena manera.
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