La paranoia de Alison

El nuevo día llegó, Sofía se despertó a las seis de la mañana.

En su mente aún podía ver las imágenes del sueño anterior. Sus padres le señalaban algo, pero ella no podía ver nada.

Ella no odiaba a su hermana, pero sus padres la preferían antes que a ella. Eso la llenaba de tristeza porque todos los abrazos y besos eran para Alexa, mientras ella se quedaba observando en un rincón de la casa.

Nunca entendió a sus padres. Siempre se burlaban de ella por su sobrepeso. No era la más hermosa, ni siquiera llegaba a guapa, pero ansiaba con el alma que sus padres la quisieran.

Eso nunca sucedió, y eso la fue llenando de un odio infinito hacia ellos.

Pero ella jamás los hubiera matado, no entendía qué había pasado.

Cuando volvió en sí de su desmayo se encontró con un reguero de sangre y las bolsas negras con los cuerpos destazados, es más, estaban revueltos los pedazos.

Sofía no se consideraba tan fuerte para hacer algo así, ¡ni siquiera mataba a una gallina!

Sin embargo, ella misma se entregó a la policía y dijo que había matado a sus padres. Aunque no estaba segura.

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Alison, por su parte, seguía investigando a Sofía.

Ya había visitado la casa donde ocurrió la tragedia, y pocos días después la casa fue vendida.

Alison se preguntaba cómo era posible que alguien comprara una casa con esos antecedentes.

Los nuevos dueños empezaron a remodelarla, todos los muebles fueron llevados a una bodega de renta. Equipos de limpieza hacían su trabajo. No dejaban ni un solo rincón sin inspeccionar y limpiar.

Varios meses después la casa fue totalmente restaurada, no quedaba indicio de que ahí hubiera ocurrido una desgracia.

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En el periódico...

Kelly, ya pasaron varias semanas y aún no tienes nada, ¿qué está pasando?, te contraté porque eras de las mejores, y, sin embargo, no veo claro.

No he podido conseguir las notas que hizo Alison. Y en la cárcel no me dejan hablar con Sofía.

Pues entonces no sé qué haces aquí. Queremos que esto crezca, pero vas muy lenta.

Tranquila, Sheila, esto no son gordas de harina. Mañana voy a ir al reclusorio, apelaré a todo para que me dejen entrevistar a Sofía. Mientras tanto, esto lo saqué del internet.

Era un reportaje sobre la muerte dos personas mayores, a manos de Sofía Morin.

Pero esto todo el mundo lo sabe. No es nada nuevo. Esto no se va a vender ni con la lámpara de Aladino. Aquí queremos lo nuevo, lo que nadie ha visto. ¿No puedes conseguir eso?

Kelly le lanzó una mirada que no dejaba lugar a dudas ni reclamos.

Lo haré, solo dame tiempo.

Tiempo es lo que no tenemos, esto se lo está llevando el caño. Necesitamos noticias frescas para que el periódico pueda remontar, dijo Sheila con la preocupación en su rostro.

¿Por qué despediste a Alison?, porque que yo sepa ella es muy buena reportera y sabe muy bien su trabajo, dijo Kelly con la duda a flor de piel.

Esas son cosas que a ti no te importan tú cumples con tu trabajo y se acabó. Quiero que sepas que ya no hay tiempo, si no haces esto lo más pronto posible, prácticamente estarás despedida. Así que manos a la obra, ¿qué esperas?, lárgate ya.

Kelly obedeció no de muy buena manera estaba muy molesta por la forma en que la había tratado Sheila.

"Maldita vieja prepotente, cree que no puedo hacer mi trabajo. Pero le demostraré que puedo con este paquete y más.

Alison había puesto a resguardo las notas que había sacado de Sofía, en una caja fuerte de un banco importante. Igor le había recomendado eso.

Ella confiaba mucho en Igor e hizo lo que este le sugirió.

Gracias, señorita, dijo a la dependienta que la atendió.

De nada, estamos para servirle.

Alison no imaginaba que alguien la observaba a lo lejos.

En cuanto Alison se alejó, la persona entró al banco.

Se dirigió directamente a la recepcionista. Dígame, la persona que entró antes que yo, ¿vino a guardar algo?

Discúlpeme, señora, esa es información confidencial.

No se preocupe, ella es mi hermana. Lo que pasa es que no me vio, las dos íbamos a guardar ese paquete juntas, pero ella se me adelantó. ¿Me podría decir cuál gaveta le dio?

Aun así no puedo darle información, lo siento.

Está bien, gracias, mañana vendré con ella.

"Maldita vieja, ¿pues que se está creyendo?", pensó Kelly en cuanto salió del banco.

"Pero a como dé lugar me haré de esos papeles, como que me llamo Kelly".

Alison sentía como que alguien la observaba. Volteó para todos lados pero no veía a nadie.

Sin embargo, esa sensación la acompañó hasta que llegó a su casa.

Igor ya estaba allí, no la había acompañado porque Alison le dijo que iría sola.

¿Qué te pasa amor?, ¿por qué vienes con cara de susto?

Tal vez sean figuraciones mías, pero me pareció que alguien me estaba siguiendo.

Tranquila, amor, tal vez lo imaginaste.

Sí, puede ser.

Lo importante es que ya estás aquí y la comida ya está lista.

Ay mi amor, ¿qué haría sin ti?, te amo.

Con tu actitud haces que quiera ir a la cama de inmediato.

Pues vamos, dijo ella, coqueta.

Por lo pronto comeremos, más tarde vemos eso.

Está bien, como quieras, dijo ella un poco desilusionada.

Pero cuando Alison vio la comida que había preparado Igor, se olvidó de su coquetería.

Pero qué maravilla. ¡Oh, mi amor!, si tú quisieras tuvieras tu propio restaurante.

No es lo mismo cocinar para ti y para mí que para toda una comunidad.

Sí, tienes razón, olvida que lo dije.

Alison comió en silencio. Esa sensación de que alguien la seguía volvió a su mente.

¿Habrá sido Kelly?

Ella creyó que lo había pensado, pero Igor escuchó y preguntó:

¿Qué cosa, amor?, ¿qué hizo Kelly?

Perdón, lo dije sin pensar. Tal vez me esté volviendo paranoica.

Olvídate de eso, mejor terminemos de comer.

Gracias, está muy rica la comida.

La hice especialmente para satisfacer tu paladar exigente.

No soy tan exigente, amor, si me dieras un sándwich lo comería de todos modos. Por el simple hecho de que tú lo hiciste.

Eso fue muy halagador, mi amor.

Es lo que siento por ti, eres lo que más amo en el mundo.

Igor se levantó de la mesa y se acercó a ella. Le dio un beso en los labios. Luego, metió una mano por la blusa y le acarició los senos.

Ese simple movimiento bastó para que ella se excitara.

Se levantó y lo condujo a la alcoba nupcial.

Ahí culminaron sus ansias de amar.

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