Capítulo 4

Wildan abrió el capó del coche de Natasha. Rápidamente identificó el problema. Una vez que terminó, le pidió a Natasha que encendiera el coche.

Natasha se apresuró a entrar en el coche. Luego encendió el motor. Efectivamente, el motor arrancó de inmediato.

“¡Wow! ¡Arrancó, Dan!”, exclamó Natasha.

“Sí. ¡Te escuché!”, respondió Wildan. Su habilidad era innegable. Teniendo en cuenta que había desempeñado varios trabajos, y uno de ellos era el de mecánico.

Natasha salió del coche y se acercó a Wildan. “Muchas gracias, Dan...”, expresó con alegría.

La atención de Natasha en ese momento se dirigió a la vieja motocicleta de Wildan. También recordó que Wildan era un estudiante de bajos recursos. Sabía que Wildan a menudo se quedaba dormido en clase porque decía que tenía muchos trabajos de medio tiempo.

Natasha rápidamente tomó su billetera. Sacó un billete de cien mil. Le entregó el dinero a Wildan.

“¡Dan! Esto es como muestra de mi agradecimiento”, dijo Natasha mientras le ofrecía el dinero a Wildan.

“Me lo imaginaba. ¡No te preocupes! Guárdalo. De todas formas, no me costó nada arreglar tu coche”, respondió Wildan.

“Pero...”, Natasha no pudo terminar su frase porque Wildan se fue en su motocicleta.

Natasha resopló con brusquedad. Sin embargo, una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro. Por alguna razón, le gustaba la actitud relajada de Wildan. Teniendo en cuenta que la mayoría de los chicos que tenían la oportunidad de hablar con ella siempre terminaban coqueteando.

A los ojos de Natasha, Wildan era bastante encantador. También era la primera vez que interactuaba con él. Aunque normalmente se encontraban durante las clases. Sin embargo, parecía que ni Wildan ni Natasha tenían interés en hablarse.

…***…

Wildan no fue directamente a casa. Ese día fue a un café porque tenía que trabajar. El nombre del café donde trabajaba Wildan era June Café. Wildan trabajaba allí como cajero.

June Café no era un café muy concurrido. Teniendo en cuenta que había muchos otros cafés en la zona, no muy lejos. Aun así, siempre había algunos clientes.

Cuando no había clientes, Wildan aprovechaba el tiempo para trastear con su cámara. Su atención se centró en una hermosa joven que estaba ocupada con su portátil.

Wildan en realidad conocía a la chica. Porque era una clienta habitual del June Café. Sin embargo, hasta ahora, Wildan nunca supo el nombre de la chica. Siempre se sentía cautivado por su belleza y sencillez.

Discretamente, Wildan levantó su cámara. Y también discretamente le tomó una foto a la chica.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Wildan al conseguir la imagen. Revisó la foto resultante.

“¿Fotografiando a esa chica, eh?”, Un hombre apareció de repente. Sorprendiendo a Wildan en el acto.

“Eh, n-no, no. Estaba...”,

“Vamos, hombre. Sé que estabas fotografiando a esa chica”, dijo el hombre. Su aspecto era extraño. Llevaba una gorra y una mascarilla. Así que Wildan no podía verle la cara con claridad.

“S-sí, admito que le tomé una foto a la chica de allí. Pero no era mi intención hacer nada malo. Sólo estaba jugando”, dijo Wildan, que se vio obligado a confesar.

“¡Venga! Déjame ver la foto”, pidió el hombre.

“Pero...”, Wildan dudó. Tenía miedo de que el misterioso hombre que tenía delante hiciera algo con su cámara.

“¡Vamos! Confía en mí. Si no, se lo diré a la señorita”, amenazó el hombre.

Asustado, Wildan le entregó su cámara al hombre. Se podía ver al hombre revisando las fotos de la cámara de Wildan. Incluso revisó las otras fotos de Wildan.

“Las fotos que haces son bastante buenas. ¿Eres profesional?”, preguntó el hombre.

Wildan negó rápidamente con la cabeza. “No, señor. Pero me gusta hacer fotos con la cámara. Resulta que también tengo intención de abrir un negocio de servicios de fotografía. Pero todavía lo estoy pensando”, dijo.

El hombre asintió con la cabeza. Luego dijo: “Estoy interesado en contratar tus servicios. ¿Cuánto me cobrarías por fotografiarme?”, ofreció.

Los ojos de Wildan brillaron. Era la primera vez que recibía una oferta así.

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