Victoria, mi pequeña vencedora.

— Son demasiadas preguntas, tome asiento; la noche será larga —le dijo Clariz.

— La primera en llegar fui yo —dijo Livia, con aparente calma; esta era una mujer de unos sesenta años.

— Fui rescatada por el emperador cuando este aún era príncipe heredero. Yo tenía treinta y dos años; mis padres me habían vendido a unos traficantes porque no les servía. Mi esposo se había divorciado de mí porque no podía darle hijos. Pasé días en ese lugar siendo abusada. Uno de esos hombres se obsesionó conmigo, pero como nunca accedí por las buenas, cuando abusaba de mí, me daba unas palizas tan fuertes que me dejaba al borde de la muerte. Decía que era para que aprendiera a amarlo, ya que a él le debía mi vida. Una noche, mientras agonizaba, los gritos de esos hombres resonaban por todas partes. — Livia tomó aire para continuar.

— Cuando pensé que moriría, llegó un jovencito a decirme que estaba a salvo, que regresaría a casa. Yo no tenía una casa a la cual regresar. Cuando mejoré, me quedé en este lugar; el mando a buscar profesores para que me educaran en medicina, y aquí me quedé, siendo de ayuda para todas las que llegaron después.

— ¿Qué edad tenía él? —preguntó Mónica con genuino interés.

— Tenía doce años. Cuando supe su edad, también me sorprendió —dijo Livia, mirando la cara de asombro de Mónica.

— Todas estamos aquí por voluntad propia. Llegamos a este lugar luego de ser rescatadas. Este es nuestro hogar; aquí somos libres de aprender lo que queramos para el momento en que decidamos irnos. El conde Leyer tiene mucho que ver, ese maldito hombre. Hizo de nuestras vidas un infierno. Algunas fuimos compradas, otras raptadas, pero todas teníamos un mismo fin: satisfacer los más bajos instintos de esos animales —dijo Clariz con rabia.

— Yo no...

— ¿No lo crees? —preguntó Clariz, incrédula, pero ella había malinterpretado lo que Mónica quería decir al no dejarla terminar la frase.

— Yo le mostraré lo que vivimos —dijo una mujer que acababa de llegar. Esta estaba en estado de embarazo; por sus conocimientos, Mónica sabía que estaba en espera.

— Jazmín, no hace falta —le reprochó Clariz.

— Sí hace falta —la mujer desató el vestido que llevaba, dejando a Mónica horrorizada. Tenía marcas en todo su cuerpo; unas eran tan profundas que tardarían meses en cicatrizar correctamente.

— Yo, en verdad, lo siento; mi intención no es juzgarlas ni cuestionar cuánto sufrieron. Les pido que me perdonen —dijo Mónica, haciéndoles una reverencia. Las mujeres estaban sorprendidas; ninguna señorita noble haría algo así por unas simples plebeyas.

— Usted no tiene culpa de lo que nos pasó; ese hombre ya pagó por lo que nos hizo con su muerte. —Mónica recibió un gran balde de agua fría; el emperador debe estar odiándola por cómo se comportó.

— Lady Mónica, debería descansar; ya es bastante tarde —le dijo Livia. Mónica asintió, pero los quejidos de la mujer embarazada la pusieron en alerta.

— El bebé ya viene —dijo Jazmín, alarmada.

— Te ayudaré; tengo experiencia en eso. —Rápidamente, se pusieron en marcha, alistando una habitación para el parto.

— Puja un poco más fuerte, ya tengo su cabeza. — Mónica estaba desesperada; la mujer estaba perdiendo mucha sangre y temía lo peor.

— No puedo más. — Decía Jazmín, cansada. Llevaban horas tratando de que el bebé naciera; Mónica le daba masajes en la barriga para que el bebé tomara posición.

— Una más, hazlo por tu bebé. — Con mucho esfuerzo, la mujer consiguió dar a luz.

— Es una niña, mira lo hermosa que es. — Mónica se la puso en el pecho para que la bebé reconociera el latido del corazón de su madre.

— Es perfecta, idéntica a su padre. Cuídala mucho, mi tiempo se agota. — Dijo Jazmín, jadeando por el esfuerzo.

— Te prometo que la cuidaré, a las dos, porque tú también vivirás para ver a tu hija crecer. — Mónica estaba poniendo todo su esfuerzo para curarla, aunque de antemano sabía que estaba grave.

— Lady, no lo lograremos. — Dijo Livia con tristeza.

— Claro que lo lograremos —dijo Mónica entre lágrimas.

— Sé que le estoy pidiendo mucho, pero solo usted tiene el poder para proteger a mi hija de este mundo tan aberrante.

— No te duermas, cuéntame acerca del padre de la niña. Si has protegido tanto tu embarazo, es por algo, ¿cierto?

— Mi esposo era un hombre galante y maravilloso; era unos años más joven que yo. Nos amábamos tanto. Cuando se enteró de que estaba embarazada, él fue el más feliz, pero nuestros recursos eran limitados. Escuchamos que en el condado Leyer estaban buscando caballeros, así que viajamos al condado con la esperanza de un mejor futuro —a la mujer se le salieron un par de lágrimas.

— Pero no fue así. Al llegar al condado, fuimos emboscados; mataron al amor de mi vida ante mis ojos y me hicieron vivir la miseria en carne viva. No mataron al bebé en mi vientre porque lo querían de mercancía, pero aún así no se detuvieron los abusos. — La mujer recordaba con amargura ese día. Mónica se arrepintió de haber preguntado, pero tenía que ganar tiempo; quería salvarla.

— Cuando nos rescataron, sentí alivio. No sabía quién había ordenado nuestro rescate hasta que él apareció ante nosotras, disculpándose por no habernos encontrado antes. El emperador es un buen hombre; no lo pierdas, aún estás a tiempo de abrir los ojos.

— Jazmín, ¿qué nombre le pondrás a tu hija? — Los esfuerzos de Mónica eran en vano; Jazmín estaba muy débil, dio una pequeña sonrisa para luego contestar.

— Victoria, mi pequeña vencedora. Mylady, cuide de ella.

— Jazmín, resiste, sí. — La mujer negó con la cabeza.

— Sé que no me queda tiempo. Cuida de ella, dile que la ame con todo mi corazón. — Jazmín le dio un beso en la cabeza a su nena para luego cerrar los ojos.

— ¡Noooo! ¡No debía ser así! Tú tenías derecho a vivir. Tenías que ver a tu hija crecer. — Mónica lloraba desconsoladamente; las otras mujeres la acompañaban en su dolor. Esto era tan injusto. Livia tomó a la niña en los brazos para acercarla a Mónica.

— Era el último deseo de Jazmín, cuídala mucho. — Mónica abrazó a la bebé mientras lloraba desconsolada.

— Prometo que mataré a todo aquel que le haga daño a una mujer. Te cuidaré con mi vida, mi pequeña Victoria. — Mónica seguía llorando, pero ahora debía ser fuerte.

— Necesitamos una nodriza; la nena no puede quedar sin alimentarse. — Mónica estaba destrozada; era la primera vez que perdía un paciente, y esto dejaría una marca en su corazón para siempre.

— Lady, mi hijo nació muerto hace unas semanas. Yo aún puedo amamantar a la bebé. — Mónica asintió y le entregó a la niña.

— ¿Cómo te llamas?

— Rut.

— Muy bien, Rut. Ve a descansar; al amanecer partiremos. Yo me encargaré de avisarle al emperador. — Todas se fueron a dormir, excepto Clariz, que se quedó a acompañar a Mónica.

— Lady Mónica, debería descansar.

— No puedo dormir, Clariz. Jazmín murió por mi ineptitud. A lo mejor, si no hubiese venido, esta desgracia no habría pasado.

— Lady, no se culpe, usted hizo demasiado. Estando yo sola, no habría conseguido que Jazmín diera a luz a la bebé. Que usted estuviera aquí y que esa niña naciera es un milagro —le dijo Livia, uniéndose a ellas.

— Me sigo sintiendo culpable.

— Usted ha hecho demasiado, pero ¿está segura de poder cuidar a la niña? Usted es una señorita de sociedad. ¿Qué pensarán sus padres si la ven llegar con una bebé en brazos? —preguntó Livia, angustiada.

— Ellos no harán nada. Yo prometí cuidar de la bebé y así lo haré. Estoy comprometida, pero cometí el error de juzgar a mi prometido de lo peor. Me comporté como una niña berrinchuda, hiriendo sus sentimientos. Primero solucionaré la estadía de mi hija, luego iré a hablar con él, pero algo que les puedo asegurar es que de mi hija no me aparta nadie. —Mónica estaba decidida a proteger a su pequeña Victoria de todos; nadie le haría daño a su hija.

— Si las cosas no salen bien, recuerde que nos tiene a nosotras — le dijo Clariz con valentía.

— Gracias por su apoyo. ¿Alguien sabe de qué pueblo era Jazmín o el nombre de su esposo? Quisiera poder enterrarlos juntos, pero sé que eso sería imposible. Ha pasado mucho tiempo y el cuerpo de su esposo tuvo que haber sido incinerado o arrojado a una fosa común. Tendré que darle el entierro solo a ella — dijo Mónica con tristeza.

— Wilians, Jazmin siempre nos contaba que su amado Wilians estaría feliz de verla a salvo — contestó Clariz con melancolía.

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Comments

Paola Martiz

Paola Martiz

si estoy de acuerdo contigo fuiste una tonta berrinchuda espero eso te sirva y veas las cosas cómo son

2025-03-25

1

Karen Sosa

Karen Sosa

Que bueno que el emperador le abrio los ojos a Monica

2024-12-02

1

Alma Delia Morales

Alma Delia Morales

haber si ahora lo entiende y deja su mundo rosa

2024-12-02

1

Total
Capítulos
1 Prólogo
2 Ese hombre es un pecado mortal
3 ¿Piensas casarte de nuevo?
4 No viniste solo por eso, ¿o me equivoco?
5 Sí, está muy enamorado de su prometida.
6 Berta, no la llames así
7 Oh! Lo dices por experiencia propia
8 Amada mía, no has cambiado en nada
9 ¿Vienes a burlarte de mí?
10 Solo es una máscara
11 Creo que me está dando fiebre
12 Al parecer, la edad le está afectando de sobremanera.
13 Bianca Chevalier, te nombro primera princesa del Imperio Terra Nova.
14 Duque, yo solucionaré esto con esa mujer.
15 Hoy quiero condecorar la valentía de un caballero formidable
16 Todavía podría ir a casarme con ella
17 Una oportunidad para enamorarte.
18 Silencio, no quiero escuchar un reclamo más.
19 Victoria, mi pequeña vencedora.
20 La diferencia está en el poder que tiene mi prometido.
21 Mi padre no tiene nada que rectificar.
22 ¿Habla de usted?
23 ¿Quién le dijo que mi esposa es de bajo estatus?
24 Estoy preparada para recibir mi castigo.
25 ¿Quién podría hacer eso?
26 A menos que se case con alguien de más poder.
27 Mónica, Cloy tiene razón
28 ¡Fue maravilloso!
29 Ella reconoció a su padre
30 Los dos cometimos errores.
31 La identidad de nuestra hija está resguardada.
32 Esperaré por ti en la capilla real
33 ¿Qué es el coito?
34 No tiene ni un año y ya hace lo que quiere.
35 Te ves imponente; eres todo lo que mis ojos desean ver.
36 Larga vida a la familia imperial.
37 Sí, mi señor.
38 Rut, ¿dónde está la princesa Victoria?
39 Padre, ¿qué está pasando?
40 Mónica, ¿qué tiene mi bebé?
41 Excelencia, sea razonable,
42 Majestad, lo está haciendo bien, ya casi llega.
43 Fin
44 Nueva obra
Capítulos

Updated 44 Episodes

1
Prólogo
2
Ese hombre es un pecado mortal
3
¿Piensas casarte de nuevo?
4
No viniste solo por eso, ¿o me equivoco?
5
Sí, está muy enamorado de su prometida.
6
Berta, no la llames así
7
Oh! Lo dices por experiencia propia
8
Amada mía, no has cambiado en nada
9
¿Vienes a burlarte de mí?
10
Solo es una máscara
11
Creo que me está dando fiebre
12
Al parecer, la edad le está afectando de sobremanera.
13
Bianca Chevalier, te nombro primera princesa del Imperio Terra Nova.
14
Duque, yo solucionaré esto con esa mujer.
15
Hoy quiero condecorar la valentía de un caballero formidable
16
Todavía podría ir a casarme con ella
17
Una oportunidad para enamorarte.
18
Silencio, no quiero escuchar un reclamo más.
19
Victoria, mi pequeña vencedora.
20
La diferencia está en el poder que tiene mi prometido.
21
Mi padre no tiene nada que rectificar.
22
¿Habla de usted?
23
¿Quién le dijo que mi esposa es de bajo estatus?
24
Estoy preparada para recibir mi castigo.
25
¿Quién podría hacer eso?
26
A menos que se case con alguien de más poder.
27
Mónica, Cloy tiene razón
28
¡Fue maravilloso!
29
Ella reconoció a su padre
30
Los dos cometimos errores.
31
La identidad de nuestra hija está resguardada.
32
Esperaré por ti en la capilla real
33
¿Qué es el coito?
34
No tiene ni un año y ya hace lo que quiere.
35
Te ves imponente; eres todo lo que mis ojos desean ver.
36
Larga vida a la familia imperial.
37
Sí, mi señor.
38
Rut, ¿dónde está la princesa Victoria?
39
Padre, ¿qué está pasando?
40
Mónica, ¿qué tiene mi bebé?
41
Excelencia, sea razonable,
42
Majestad, lo está haciendo bien, ya casi llega.
43
Fin
44
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