Capítulo 19

El soplido del viento nocturno no le trajo calma ni frescor a Arbi. Las palabras de Queen resonaban una y otra vez en su cabeza. DESTRUCTOR DE HOGARES. Queen tenía razón, él era quien había hecho que Aira se ganara ese apodo. No era Queen, era él. Él la había arrastrado a esta relación cuando, si quería empezar algo nuevo con Aira, primero debía haber terminado su relación con Queen. Y ahora, no solo Queen sería un obstáculo en su relación con Aira, sino que Bara también le había declarado la guerra abiertamente. El remordimiento y la culpa hacia Aira se apoderaban de su corazón. Sin embargo, a pesar de las pruebas que le esperaban, no pensaba dejar ir a Aira.

Las luces del supermercado de Kang Asep se apagaron. Aira, que acababa de salir, recibió un abrazo repentino de alguien que no sabía de dónde había salido. Kang Asep, que estaba a punto de cerrar la puerta del supermercado, también se sorprendió.

"Perdóname, cariño". Arbi corrió hacia Aira cuando la vio salir del supermercado donde trabajaba.

"Arbi". Aira se quedó sin palabras, ya que el abrazo repentino de Arbi la había tomado por sorpresa.

Kang Asep, al darse cuenta de que Aira tenía un asunto privado con el chico que seguía abrazándola, cerró la puerta rápidamente e hizo un gesto a Aira para indicarle que se marchaba. Aira asintió en respuesta.

"No voy a dejarte ir, cariño. Quédate a mi lado, cariño". Arbi sintió un miedo repentino de que algo le pasara a Aira. No quería perderla.

"¿Qué te pasa?". Aira no entendía el comportamiento de Arbi. Al salir de clase, Arbi la había visto por un momento. Aunque Arbi se enfadó porque Bara seguía acercándose a ella, después todo había ido bien. Al fin y al cabo, no era culpa de Aira.

"Prométeme que nunca me dejarás, cariño". Arbi la soltó y la miró profundamente a los ojos. Ella era a quien quería, no a otras chicas, ni siquiera a Queen, con su belleza de diosa.

Aira parpadeó confusa. Ella misma no estaba segura de su relación. Si podría continuar o si solo sería algo pasajero. Aira incluso tenía miedo de esperar más de la relación. Tenía miedo de que sus expectativas no se cumplieran.

"Cariño". La voz de Arbi la sacó de sus pensamientos.

"¿Por qué te quedas callada?". Arbi acarició con cariño el cabello de Aira. Estaba tan enamorado de ella que no entendía qué clase de magnetismo tenía Aira para que él no se fijara en nadie más, ni siquiera en Queen, con su belleza espectacular.

"No sé qué decir". Respondió Aira con sinceridad. Tenía miedo de volver a hacerse ilusiones.

"¡Cariño, mírame!". Arbi tomó el rostro de Aira entre sus manos. Sus miradas se encontraron.

"¿No crees en nuestra relación?". Arbi percibió la duda en los ojos de Aira.

Aira no respondió. Lo cierto era que no quería hacerse más ilusiones a medida que avanzaban. Sabía que su propia familia era un desastre, mientras que Arbi provenía de una familia distinguida, por no hablar de que Queen todavía lo consideraba su novio. Había demasiados muros entre ellos. Era lógico que dudara en luchar por esa relación.

"Si tienes dudas y no quieres luchar por nosotros, déjame hacerlo a mí, cariño. Tú solo tienes que estar a mi lado. Yo lucharé. Puedo hacerlo, cariño". Arbi estaba decidido a luchar por el amor de Aira, aunque tuviera que hacerlo solo. No se rendiría hasta conquistarla. Le demostraría que ella merecía su amor.

"Esto es demasiado difícil para nosotros, Ar. Mientras aún no hayamos ido demasiado lejos, será mejor que lo dejemos". Aira no se atrevió a darle esperanzas a Arbi. Tenía miedo y dudas. Era demasiado difícil para ambos.

"¡No vuelvas a decir eso, cariño! No me gusta oírtelo decir". Arbi comenzó a molestarse con la respuesta de Aira.

"Pero Ar..."

"Shh...". Arbi silenció a Aira con un beso. No soportaba oírla pronunciar las palabras que no quería escuchar en ese momento.

Sin que ellos lo supieran, un par de ojos los observaban desde la distancia. Sus manos se cerraron en puños, conteniendo la rabia que lo invadía. Al principio, Bara quería ir a buscar a Aira al trabajo, porque le había dicho que iría a recogerla, pero una vez más, su primo se le había adelantado.

"Maldita sea. ¡Así que quieres desafiarme, Ar!". Bara seguía allí de pie, con las manos fuertemente apretadas para contener su furia. Después de todo, Aira seguía siendo su novia. Aunque al principio no se había tomado la relación en serio, llevaban dos años juntos, lo que no era poco tiempo para él, a pesar de que siempre la había hecho sufrir.