Matt llevó a Mía tomada de su mano hasta la imponente cocina de la mansión, en ese momento no se encontraba nadie en el lugar, ya era lo suficientemente tarde como para que los empleados estuvieran allí.
La cocina de la mansión era un espectáculo de elegancia y funcionalidad combinadas. Situada en el corazón de la casa, era una amplia estancia iluminada por grandes ventanales que permitían la entrada de luz natural, destacando los tonos cálidos de las paredes de piedra y los pisos de baldosas de terracota.
Los gabinetes de madera maciza, finamente tallados, rodeaban la cocina, proporcionando amplio espacio de almacenamiento para vajillas, utensilios y alimentos. Las encimeras de mármol blanco brillaban bajo la luz, ofreciendo una superficie impecable para preparar comidas gourmet.
Una isla central ocupaba el centro de la cocina, equipada con una elegante placa de cocina y una campana extractora suspendida sobre ella. Era el lugar ideal para preparar y cocinar, con espacio más que suficiente para que varios chefs trabajaran juntos en armonía.
En una esquina, se encontraba una imponente chimenea de piedra, que añadía un toque de calidez y confort a la habitación. Junto a ella, una acogedora zona de desayuno ofrecía un lugar para disfrutar de una taza de café por la mañana, mientras que un juego de mesa y sillas elegantes permitía cenas informales en la intimidad del lugar.
Los detalles no pasaban desapercibidos en ella, las lámparas colgantes de cristal iluminaban delicadamente la zona de trabajo, mientras que obras de arte cuidadosamente seleccionadas adornaban las paredes, añadiendo un toque de sofisticación y personalidad al espacio.
En resumen, la cocina de la mansión era mucho más que un lugar para cocinar; era un santuario culinario donde la belleza se unía a la funcionalidad para crear un espacio verdaderamente impresionante y acogedor.
Mía quedó sorprendida por el lugar, salió de su trance cuando sintió el frío en sus dedos al perder la calidez de la mano de Matt. Al mirarlo, él le sonrió
-Tú siéntate aquí- le dijo indicándole una de las banquetas que se hallaban junto a la barra- que yo me encargo de todo.
-Pero...no deberías tomarte tantas molestias- replicó ella- yo puedo...- sus palabras quedaron a medio decir cuando el aire se le escapó y su cerebro no le dejó a su cuerpo reaccionar al sentir las manos de Matt cerrándose sobre su cintura, para colocarla el mismo sobre la banqueta. Mía pasó saliva con nerviosismo.
Mía observaba a Matt desde donde la había sentado, mientras él estaba parado junto a la mesa, con una expresión pensativa en el rostro. Habían pasado apenas pocas horas desde que se habían conocido, y ella se sentía cada vez más intrigada por este hombre misterioso y encantador que había entrado en su vida de manera tan repentina.
-Matt, ¿estás bien?- preguntó Mía, preocupada por la expresión lejana en el rostro de él.
Matt suspiró y le dedicó una sonrisa.
-Sí, estoy bien. Solo estaba pensando en todas las cosas que has pasado- respondió, ella frunció el ceño.
-¿A qué te refieres exactamente?- preguntó la muchacha algo temerosa.
- A todo lo que has vivido en estos meses, desde que se fue tu padre- le dijo, ella sintió un nudo formándose en su estómago y una lágrima rodó por su mejilla ante el recuerdo del primer hombre que la amo desde que la vio.
-¿Tú... Lo sabes? - dijo ella, él asintió afirmando- ¿Qué sabes?
-Lo sé todo y... Te prometo que no voy a descansar hasta saber toda la verdad sobre lo que hizo que tu padre tomara tan drástica decisión- admitió mientras limpiaba las lágrimas del rostro de la joven, que hasta ese momento en el que sintió los dedos de Matt sobre su rostro no se había dado cuenta de que estaba llorando.
-Lo siento...Señor Norton- le dijo ella con la voz temblorosa volviendo a tratarlo de manera más formal, manteniendo las distancias.
Matt le dirigió una mirada de descontento, antes de alejarse de la mesa y dirigirse hacia la encimera. Se colocó un delantal con habilidad y comenzó a rebuscar entre los utensilios e ingredientes, como si estuviera en su propio territorio.
Mía lo observaba en silencio, sintiéndose extrañamente conmovida por la determinación de Matt para ocuparse de las tareas cotidianas. ¿Cómo era posible que un hombre como él, con su posición y su aparente seguridad, estuviera allí preparándole de comer? Se preguntó mientras lo veía moverse con gracia por la cocina.
Finalmente, luego de aproximadamente unos cuarenta minutos, él puso sobre la barra americana de la cocina un exquisito filete de pescado con guarnición.
Mía miró el plato frente a ella con una mezcla de sorpresa y gratitud. La comida que Matt había preparado tenía un aspecto delicioso, con aromas tentadores que llenaban la cocina. Sin embargo, también se sentía un poco incómoda por la atención que él le estaba dando. Después de todo él era un hombre adinerado y muy poderoso, pero se veía tan sexi con aquel delantal.
-Señor Norton- le dijo la joven obligandose a dejar de pensar de manera que no debía sobre él- no tenía que hacer esto. Yo podría haberme encargado- dijo Mía tímidamente, sintiendo la vergüenza subir por sus mejillas.
-Lo sé, pero quería hacer algo especial para ti. Por favor, cómelo. Te aseguro que te gustará- respondió él, ignorando que una vez más su "esposa" hacía notar la distancia entre ellos.
Mía se mordió el labio inferior, indecisa.
-¿Y usted? ¿No va a comer?- preguntó, Matt negó con la cabeza.
-Ya comí más temprano. Además, quiero asegurarme de que disfrutes de tu cena- le dijo- Por favor, Mía, come- insistió con amabilidad.
Mía asintió con resignación, agradecida por su preocupación.
-Está bien. Gracias, de verdad- dijo con sinceridad antes de tomar el tenedor y empezar a probar la comida.
Mientras ella comía, Matt la observaba atentamente, captando cada gesto, cada expresión en su rostro. Se sentía extrañamente hipnotizado por la forma en que ella disfrutaba de la comida que él había preparado, como si cada bocado fuera un pequeño regalo de su parte.
Mía, por su parte, se sentía abrumada por la intimidad del momento. Nunca antes alguien había hecho algo así por ella, y la atención de Matt la hacía sentir vulnerable y agradecida al mismo tiempo.
Después de unos minutos, Mía terminó su comida y miró a Matt con una sonrisa tímida.
-Gracias de nuevo por esto, señor Norton-Fue realmente delicioso- le dijo sonriendo.
Matt le devolvió la sonrisa, sus ojos brillando con satisfacción.
-De nada, Mía. Creo que te lo mereces- le dijo con sinceridad.
La muchacha sonrió sintiendo en su interior que lo que estaba ocurriendo no era para nada bueno para ella, sentir ciertas cosas por un hombre como él no era correcto. Ella tenía muchos problemas con los que lidiar y ...
-¿En qué piensas?- le dijo él de repente al notarla distante.
-En mi madre, señor Norton-respondió la muchacha, ocultando parte de lo que pensaba, mientras cambiaba de posición en la banqueta para bajarse de ella y salir del lugar- en que debo ir al hospital y solucionar algunas cosas allí- terminó diciendo con un suspiro cansado.
Matt caminó los pasos que lo alejaban de ella, se coló entre sus piernas, ella agachó la cabeza con vergüenza, él le levantó la barbilla para poder verla a los ojos. Mía sintió que su interior se quemaba con aquella cercanía.
-Mía, ahora debes descansar - le dijo casi encima de sus labios haciendo que el corazón de la muchacha se acelerara aún más, mientras que él en su propio corazón anhelaba estar mucho más cerca de la joven- Con cansancio y fatiga no serás de mucha ayuda para tu madre- agregó, ella seguía observando sus ojos azules- Yo hablé con su médico y me dijo que la mantendrían bien cuidada hasta mañana en que tú regreses- afirmó.
-Pero... yo- balbuceó ella, él puso su dedo índice sobre los labios de Mía, y sin que el otro lo supiera la piel de ambos se erizó por ese solo contacto.
-Por favor- pidió Matt casi en una súplica- prometo que mañana yo mismo voy a llevarte, y que todo va a estar bien- agregó, ella asintió con un movimiento ligero de su cabeza, él sonrió satisfecho.
Luego la acompañó a su habitación, ella se sorprendió pues sabía que ese era su espacio personal.
-No te preocupes- le dijo cuando notó la preocupación en su mirada- yo voy a dormir en otra habitación.
-¡Oh, no!- exclamó ella- yo no quiero que se moleste de esa manera señor Norton- agregó, él se acercó mucho, demasiado...
-Es mi deber preocuparme, y ya no me llames señor Norton-agregó, y luego le susurró al oído- después de todo eres mi esposa- finalizó diciendo y la dejó allí de pie junto a la cama. Pensativa, sonrojada y ...
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 83 Episodes
Comments
Ysied Iriza
Me imagino que quedo con ganas de que ese bombon que tiene como esposo la bese y la haga suya en ese momento para ella aprovechar de comerselo todo todito🤣🤣🤣🤣🤭🤭🙄🙄😉😉😉
2025-02-21
0
Elia Barreto
Yo, al menos, estoy en áscuas. Esta novela está genial; se desenvuelve y ni siquiera nos permite pensar y/o conjeturar los acontecimientos por venir. Gracias Sra. Autora. Felicitaciones y grandes éxitos.
2024-10-11
2
Edilia de la Cruz
emocionante!!!
2024-10-10
0