Sin decir nada, Mía se mantuvo junto a su madre quien había sido atendida por un par de médicos, los cuales entraron juntos a la habitación donde habían pedido ubicar a Ana y se presentaron con la muchacha.
-Buenas tardes- dijeron ambos médicos a la vez.
Mía alzó la mirada mirándolos con consternación, su madre se había quedado dormida minutos atrás producto del cansancio.
- ¿Podemos salir al pasillo por favor?- dijo la doctora, cuya voz la muchacha reconoció de inmediato.
Mía, salió detrás de los galenos, deteniéndose en el pasillo junto a la puerta de la habitación.
-Soy el doctor Martinez- dijo el hombre- y ella es la doctora García- explicó.
-Yo soy Mía Miller, ella es mi madre- se presentó la joven dándoles la mano a cada uno- ¿usted fue quién habló conmigo?- indagó, dirigiéndose a la médica frente a ella.
-Si, yo fui quien habló contigo- comentó la doctora, la muchacha asintió con un movimiento de su cabeza.
-Bien, verás. Al recibir a tu madre en urgencias ella estaba con una descompensación que le produjo un desmayo, así es como la trajeron- explicó el galeno.
-¿Y eso?- preguntó la muchacha con un nudo en su garganta sin poder terminar la oración.
-Mira, Mía - dijo la doctora notando la expresión de pánico y angustia en la joven- hemos revisado detenidamente el historial médico de tu madre.
-¿Y qué han encontrado?- preguntó ella con voz temblorosa.
El doctor Martínez tomó la palabra.
-Hay algunos indicadores preocupantes que necesitamos investigar más a fondo. Para ello, necesitaremos realizar una serie de análisis adicionales.
Mía frunció el ceño, sintiendo un nudo en el estómago.
-¿Qué tipo de análisis?- inquirió con inquietud la joven mujer, tratando que su ansiedad y miedo no le ganaran y le jugaran una mala pasada.
El Dr. Martínez continuó explicando con calma
-Necesitamos hacer pruebas de sangre para evaluar los niveles de ciertos marcadores, así como también una resonancia magnética para obtener una imagen más detallada de lo que está sucediendo.
Mía asintió, tratando de mantener la compostura. -¿Y cuándo podríamos hacer esos análisis?
-Lo antes posible- respondió la Dra. García- por esa razón te llamamos, para que autorices su realización. Queremos asegurarnos de tener toda la información necesaria para poder brindar el mejor tratamiento posible.
-Ok- dijo Mía- solo díganme que debo firmar para que se puedan ocupar.
Tras un asentimiento, la doctora García le pidió a la muchacha que la siguiera para rubricar lo que era necesario, mientras su compañero entraba al consultorio para cotejar los signos vitales de Ana.
Llena de consternación y angustia, pero sobre todo con mucho miedo de lo que los resultados de aquellos análisis pudieran arrojar, Mía dio su autorización y después ambas mujeres regresaron a la habitación donde se encontraban Ana y el doctor.
-Ya le expliqué a Ana el procedimiento que vamos a realizarle- comentó el galeno, Ana por su parte observaba el semblante de su hija y se lamentaba por estar allí nuevamente.
-Vamos a hacer lo que sea necesario para ayudarla- afirmó el doctor con determinación.
-Sí, mamá. Tú solamente debes preocuparte por aprovechar el descanso- dijo Mía, esbozando una débil y amarga sonrisa.
Ana sonrió débilmente, sintiéndose reconfortada por el apoyo de su hija.
-Gracias, Mía. Estoy segura de que juntas superaremos esto.
Los médicos asintieron en señal de entendimiento y aprobación. Después de todo eran una madre y su hija, solas, que se enfrentaban a algo desconocido.
-Estamos aquí para ayudar en todo lo que podamos- aseguró el Dr. Martínez- Ahora, si están listas, podríamos comenzar con los preparativos para los análisis.
Ambas mujeres asintieron con un movimiento afirmativo de sus cabezas, los médicos salieron de la habitación, indicándoles que enviarían un par de enfermeras a preparar a la madre de la muchacha.
-Mía, yo... lo siento- dijo Ana con angustia en su voz, la muchacha la miró y esbozó una sonrisa.
-No, mamita- le dijo la joven tomando las manos de su madre entre las suyas- No debes sentirlo.
-Si, mi amor- replicó la mujer- No deberías estar aquí, nada de esto debería estar pasando.
-Esto es la vida, mamá- le dijo Mía suspirando mentiras una lágrima rodaba por su mejilla y su madre se la limpiaba- Y juntas le vamos a dar pelea a lo que sea y como sea. ¿Entendido?
-Si, corazón- dijo su madre, luego la muchacha se arrojó en sus brazos y ambas lloraron hasta que sintieron alivio en sus corazones.
Minutos después dos enfermeras entraron para llevar a Ana a realizarle los estudios que los médicos habían prescripto, quedándose Mía sentada en la habitación de hospital suplicando en su interior que todo saliera bien.
En ese mismo momento en otra parte de la ciudad, en un enorme edificio de oficinas...
-¿En serio es ella?- preguntó Matt por el intercomunicador a su secretaria.
-Sí, señor- afirmó la joven desde el otro lado de la línea- Su madre está aquí y quiere verlo.
-Ok, hazla pasar- luego con un suspiro lleno de desagrado el joven vio a su madre entrando por la puerta.
-Madre- dijo con solemnidad.
-¡Matt, hijo!- exclamó la mujer abriendo los brazos mientras caminaba hacia él- ¿Cómo puede ser que me tengas tan abandonada?- interrogó la mujer, esto lo hacía porque luego de que el padre de su hijo falleciera, y él se hiciera cargo de la empresa familiar, Matt, la veía muy poco, por no decir nada. Si ella no se aparecía de imprevisto en la oficina o en la mansión él no la visitaba.
Luego de que la mujer hizo su dramática entrada, Matt distinguió una figura detrás de ella, observando que como una sombra sigilosa, se deslizaba una joven rubia de ojos celestes, cuya presencia parecía irradiar una aura de misterio.
-Matt, querido, permíteme presentarte a Emily- anunció la madre con una sonrisa demasiado brillante para ser sincera.
-¿Emily?- indagó él desconcertado.
-Sí, ella es hija de Mara Wellington ¿la recuerdas?- continuó hablando la mujer sin permitier que el joven hablara- Y debido a que tú todavía no te decides en contraer matrimonio, pensé que Emily
es una buena opción para ser tu prometida.
El joven se sintió abrumado por la repentina intrusión en su vida amorosa y por la imposición de una pareja que apenas conocía. Su mirada se posó con desagrado y curiosidad en la joven que ahora estaba frente a él.
La madre continuó hablando, ignorando el silencio incómodo que se había instalado en la habitación. -Emily es encantadora, ¿no es así? Una chica de familia respetable, educada y con un futuro brillante por delante.
Matt contuvo un suspiro de exasperación. ¿Por qué su madre siempre tenía que entrometerse de esa manera?
-Madre, no puedo creer que estés haciendo esto- murmuró con voz tensa.
La mujer lo miró con sorpresa fingida.
-¿Qué quieres decir, querido? Solo quiero lo mejor para ti.- afirmó la mujer tomando la mano de la joven que se hallaba de pie a su lado.
-No necesito que te preocupes por mi vida amorosa- replicó Matt con firmeza- Ya tengo suficiente con tus intromisiones en mi trabajo como para tener que soportar esto.
La madre frunció el ceño, herida por las palabras de su hijo.
-¿Acaso no te importa lo que pienso? ¿O solo te preocupa lo que piensa esa anciana de tu abuela?.
Matt apretó los puños con rabia.
-Al menos mi abuela se preocupó por mí cuando más lo necesitaba. Tú siempre has estado demasiado ocupada con tus propios asuntos para importarte por alguien más.- le recriminó Matt.
La tensión en la habitación era palpable, y Matt se preguntaba cuánto más podría soportar antes de perder la paciencia por completo. Mientras tanto, Emily permanecía en silencio, observando la escena con una expresión enigmática en sus ojos celestes.
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Updated 83 Episodes
Comments
Ysied Iriza
Coño no se xq las madre de Matt se tiene que meter en la vida de el cuando nunca se ocupo de nada referente a el que sinica y descarada
2025-02-21
0
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
esa madre está muy mal y se hace la indignada, que desgraciada
2024-10-22
0
Amnely Morales Cruz
Esa si es entrometida no se ocupó de el y ahora le busca novia
2024-09-26
0