Luego de horas de lectura exhaustiva sobre la investigación acerca de la vida de Mía y la trágica historia de su familia, Matt decidió que era hora de actuar. No podía permitir que el misterio que rodeaba la muerte del padre de la muchacha quedara sin resolver. Así que armado con determinación, organizó un equipo de investigación para adentrarse en los detalles más oscuros del suceso que le costó la vida al padre de la muchacha.
También pidió a su asistente que moviera sus contactos para saber sobre la enfermedad que aquejaba a la madre de su esposa, así fue como aproximadamente una hora después tenía frente a él en la pantalla de su laptop el historial médico de Ana, y descubría que la mujer padecía de un tipo de cáncer que se hallaba en sus huesos, el cual estaba siendo tratado con quimioterapia y rayos para poder frenar su avance.
-¿Por todo esto estás pasando, muñeca? ¡Y no pides ningún tipo de ayuda!- se lamentó el joven empresario. Luego tras un profundo suspiro, y decidido a ayudar a Mía aunque ella no se lo pidiera, Matt regresó a sus tareas cotidianas.
Mientras tanto, Mía, movida por la urgente necesidad de tener que levantar el pagaré que había firmado al hospital, e impulsada por el coraje y la frustración decidió enfrentar a Xavier una vez más para exigirle el dinero que le adeudaba. No podía permitirse esperar más, cada día contaba y la urgencia de la situación la empujaba a tomar medidas drásticas. Así que con paso firme, se dirigió hacia el departamento de su ex prometido.
Al llegar, el corazón de Mía latía con fuerza, en su interior corría una mezcla de nerviosismo y determinación. Al abrir la puerta, Xavier la recibió con una sonrisa que no lograba disimular su entusiasmo.
-¡Mía! Qué sorpresa tan agradable. ¿A qué debo tu visita?- dijo Xavier, con su voz suave y seductora, mientras la muchacha torcía la mirada en señal de descontento.
-Vengo a cobrar lo que me debes, Xavier. Necesito ese dinero con urgencia.- respondió ella, mirándolo fijamente y sin titubear.
Xavier la observó con interés, como si estuviera evaluando sus opciones.
-Oh, cariño, pero ¿por qué hablar de dinero cuando podríamos divertirnos juntos?- sugirió, acercándose a ella con una mirada llena de malicia.
Mía retrocedió, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
-No estoy aquí para jugar, Xavier. Necesito ese dinero y lo quiero ahora.- le dijo ella retrocediendo un poco más y con tanta mala suerte que se encontró prisionera entre el cuerpo de Xavier y la pared de la sala.
-Tan directa como siempre, ¿eh?- replicó él joven con una sonrisa sarcástica llena de burla en sus labios- Pero lamentablemente, no puedo darte el dinero así como así. Sin embargo, puedo ofrecerte una alternativa.
Mía frunció el ceño, preparándose para lo peor.
-¿Y cuál sería esa alternativa?- indagó ella imaginando la situación que sobrevendría.
El joven, aprovechando la cercanía pasó una de sus manos alrededor de la cintura de Mía y la acercó aún más a su cuerpo, su aliento cálido se encontraba rozando el rostro de Mía.
-Podrías quedarte un rato. Divertirnos juntos. Y quién sabe, tal vez al final decida devolverte el dinero.- le dijo con muy mala intención y descaro.
La indignación inundó a Mía.
-¡No puedes estar hablando en serio! ¡Esto no es una negociación, es una extorsión!- le gritó la muchacha exasperada y lo empujó lejos de ella- ¡Además ese dinero me pertenece! Yo solamente te lo presté hasta que te pudieras acomodar y es obvio que eso ocurrió hace tiempo- agregó.
Xavier se encogió de hombros, como si no le importara en lo más mínimo las palabras que acababa de decir la muchacha.
-Tú decides, Mía. La puerta está abierta si decides irte. Pero si quieres el dinero, tendrás que jugar según mis reglas.- dijo sin nada de tacto o remordimientos.
Mía se sintió atrapada entre la ira y la desesperación. Sabía que ceder a las demandas de Xavier sería una traición a sí misma, pero también comprendía la urgencia de su situación financiera. Con una determinación renovada, levantó la cabeza y miró fijamente a Xavier.
-No voy a ceder a tus manipulaciones, Xavier. Puedes quedarte con tu dinero sucio. Yo no lo quiero- declaró con firmeza antes de dar media vuelta y marcharse, dejando al joven solo en su puerta, con una expresión de incredulidad en el rostro.
Mientras caminaba por el pasillo, Mía se sentía sumamente frustrada. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en él.
Cuando ya iba arriba de un taxi, dispuesta a regresar al hospital y pedir una prorroga, de repente recordó las palabras de su amiga Liz...
《-Ya que tu esposo tiene dinero, podrías pedirle ayuda - le había dicho su amiga cuando ella le confesó ser la esposa de Matt.》
-¡Sí, eso es!- dijo la joven en voz alta- Voy a pedirle a Matt un préstamo- aseguró, pero luego se quedó pensativa- ¿Pero... Que le voy a ofrecer como garantía de que voy a pagarle?- se preguntó con más preocupación que antes. Después de todo pese a que ellos eran esposos, él no tenía ninguna obligación para con ella, por lo tanto, si Matt se negaba a ayudarla tendría que buscar ayuda en otro lado, uno que no le hacía mucha gracia, pero que sería la última opción.
La salud de su madre era primordial para la joven.
Así que cuando el taxi se detuvo frente al imponente edificio de las empresas Stark, Mía no dudó en cuál sería su siguiente paso. Ingresó y se plantó frente a la recepcionista de la empresa de Matt, decidida a hablar con él cueste lo que cueste. Sin embargo, su solicitud fue rechazada debido a la falta de una cita previa.
-Lo siento señorita- le había dicho la mujer- pero sin cita previa nadie puede pasar de aquí.
Sin dejarse intimidar, decidió que no habría obstáculo que la detuviera, se paró a un lado de la puerta de entrada mientras pensaba en cuál sería su siguiente movimiento, cuando al fin tuvo decidido lo que haría se mantuvo en su lugar
mientras esperaba.
Observó atentamente a la recepcionista, buscando el momento perfecto para actuar. Cuando la vio distraída, aprovechó la oportunidad y se deslizó hacia el ascensor que acababa de llegar del subsuelo y cuyas puertas se abrían como una sutil invitación. Mía corrió con todas sus fuerzas, escuchó a la recepcionista renegar por que tendría problemas a causa de la muchacha. Mientras tanto el intento de escapar de Mía fue interrumpido abruptamente cuando chocó contra un cuerpo sólido y musculoso. Instintivamente, unas manos la sostuvieron por la cintura para evitar que cayera, el aparato siguió su camino con ellos dentro.
Al levantar la mirada, Mía se encontró con unos ojos verdes cautivadores y una sonrisa deslumbrante que la dejaron hipnotizada. Durante un instante, el mundo pareció detenerse a su alrededor.
El ascensor continuó su ascenso, pero el hombre no la soltó. Mía apenas podía apartar la mirada de aquellos ojos que la miraban con intensidad.
Cuando finalmente el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron, una voz gruesa y autoritaria rompió el hechizo.
-¿Por qué sostienes de esa manera a mi esposa?
Mía parpadeó, desconcertada, y se giró para encontrarse con la figura imponente, de su esposo que los veía con una expresión seria y fría en el rostro.
Para las que querían fotos ilustrativas, aquí les presento a Matt.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 83 Episodes
Comments
Ysied Iriza
Pense que era.el esposo hay autora la trama iva bien ahora va aparecer otro hombre a cautivar a Mia no se vale me gusta mas Matt
2025-02-21
0
Natalia Beatriz Leguizamon
jodete...para q te metes en la boca del lobo
2024-10-19
0
Hanna
Quê?pensé que era el esposo...
2024-10-14
1