bajas pasiones

Los siguientes días fueron muy extraños, Alexander se notaba demasiado preocupado y pendiente de lo que hacía, en parte me asustaba, todo esto era nuevo, antes… Bueno cuando se hacía llamar George, se comportaba diferente, serio, distante, pero asumí que esa era sus personalidad, luego se mostró como un Alexander frío, rencoroso, agresivo y ahora pues…. Me confundía y me hacía sentir bien a la vez, que estuviera pendiente de si comía, de que comía, no se iba a la empresa hasta dejarme desayunada y lo mismo era a la hora de la cena, llegaba antes y se cercioraba de que no dejará bocado alguno, al medio día, llamaba a preguntar y si no lo hacía me regañaba cual niña pequeña. 

En las ocasiones que tuve que devolver la comida iba tras de mí, me recogía el cabello y palmeaba mi espalda, hasta que terminará y luego me llevaba de vuelta a la mesa y con cariño pero voz firme me instaba a comer. 

En algunas noches entraba a la habitación y me observaba por ratos, me hacía la dormida, pero allí se quedaba, lo escuchaba suspirar, y resoplar, parecía confundido, como si batallara con un lucha interna, y aunque trataba de mantener su apariencia fría y distante debo decir que estaba fracaso en eso.

Hoy como todos los días, había despertado pero no quería levantarme, era tedioso solo hacía salir de la cama y tenía que ir a vaciar mi estómago, de que no sé, pero ya era un hábito, era sábado así que no tenía prisa por bajar, hoy Alexander no tenía que ir a trabajar así que no había prisa. 

Con protesta salí de la cama, e hice toda mi rutina diaria, vomite hasta las bilis, luego lave mis dientes y terminé dándome un baño, uno bastante extenso debo confesar, tanto que perdí la noción del tiempo, estábamos en clima lluviosa pero dentro no se sentía, la casa tenía termostato y el agua caliente, me hacía olvidar el frío que hacía afuera.

Alexander

Ya eran pasadas las 10 de la mañana y Kristy seguía sin bajar, anoche le había comentado que hoy no saldría, tal vez por eso no se apresuraba a bajar, pero Sean me había informado que algo surgió y debía asistir, no quería irme sin antes estar seguro de que se alimentará.

Desde la cita con la ginecóloga y de escuchar el corazón de mi hijo, un sentimiento diferente creció dentro mi, sentía la necesidad de cuidarla, protegerla y consentirla en lo que quisiera, dentro de ella llevaba una vida, algo mío y si quería que ese bebé naciera bien, debía asegurarme de que ella lo estuviera, sin mencionar que estaba empezando a sentir cosas, cosas que me había rehusado y negado por mucho, pero la quería, y ahora me debatía entre mi venganza y mi amor por ella, era difícil en ocasiones no sabía cómo comportarme.

Todas las noches la vigilaba dormir, me quedaba un buen rato solo para escucharla respirar, en ocasiones se que estaba despierta pero se hacía la dormida y nunca me preguntó nada, no se sí por querer mantenerse alejada o por temor a mi reacción.

Debo aceptar que la trate muy mal, la agredi y dije cosas muy duras, tal vez ella nunca pueda perdonarme por aquello y lo entendería, por ahora solo me dedicaría a cuidarla y hacerlo posible por qué este bien.

Con eso en mente subí a llamarla, toque varias veces y no respondió, resople mientras tomaba la manija de la puerta y me cuestionaba si debía entrar, lo cual era ridículo por qué venía haciéndolo todo los días, gire la perilla y abrí pero quedé estático al verla parada frente al armario sin nada puesto, estaba completamente desnuda.

Trague con dificultad, mientras un calor me invadía, y mientras recorría su piel desnuda y blanca, mi miembro despertó exigiendo salir y recibir atención, mientras me debatía entre ir poseerla apoyada del armario o dar la vuelta y marcharme.

Ella de pronto alzó la vista viéndome a través del espejo mientras daba un respingo por la sorpresa y trataba de cubrirse con sus manos.

Verla así, nerviosa y sonrojada, me excitó no voy a negarlo, ella despertaba deseos y bajas pasiones en mí, y verla así…. No era de piedra, era un hombre joven con deseos sexuales por ahora mi esposa.

Coloque el seguro a la puerta y camine hacia ella, mientras aún ella seguía luchando por cubrir su desnudes, empezó a tensarse al verme a centímetros de ella.

-Que haces- solté con el corazón queriendo salir de mi pecho- Alexander detente- su mirada era de lujuria pura, tanto que sentí mi sangre congelarse.

-Estas segura que eso quieres- se detuvo, al poner mis mano en su pecho, tratando de guardar distancia-.

Mire aquel pequeño bulto creciente en su vientre, sus senos más firmes y crecidos, y sus caderas…. Su cuerpo estaba cambiando y me encantaba lo que veía, quite sus manos para quedar a centímetros de sus labios, mientras mis manos la apresaban contra el mueble, la escuché jadear por la cercanía y su respiración se volvió pesada.

-No se que tienes Kristy pero me encanta- soltó aquello y se apoderó de mis labios, mientras posaba una de sus manos en mi cintura desnuda- Te deseo, necesito tanto sentirte.

-Yo, detente sí- trate de alejarme pero su agarre sobre si hizo más fuerte- no quiero que luego me humilles y digas cosas que me lastimen.

-Está vez no, está vez solo dejémonos llevar, se que lo deseas también, te conozco Kristy se lo que significa esa mirada, tus ojos no pueden ocultar nada, no ante mí.

Profundizó el beso, robándome más que el aliento, haciéndome olvidar todo, mis temores, enojos, miedos, solo éramos él y yo dos cuerpos desnudos que buscaban la satisfacción mutuo, porque tenía razón lo deseaba a pesar todo, a pesar de que sabía que debía alejarme, pero mi cuerpo adquirió voluntad propia, relegando la razón que me pedía detenerme y a la cual opte por ignorar.

Me perdí tanto en sus caricias y besos, que cuando volví en sí estaba en la cama con él sobre mí embistiendo con firmeza, pero delicado, mientras sus labios se apoderaban  de mi cuello y sus manos apretaba fuertemente uno de mis glúteos.

Lo escuché jadear, mientras un estremecimiento me invadía, y sentí mi cuerpo tensar, clavé mis uñas en sus costados, haciéndolo verme.

-Vamos nena, déjalo salir no te reprimas- sus ojos me cautivaron, había algo diferentes en ellos, hasta sus besos eran tiernos, solté el gemido que tenía atorado- esa es  mi chica- soltó mientras me brindaba una sonrisa coqueta, y empezaba a embestir más de prisa.

Pasamos así un largo rato, hasta que mi estómago protestó de hambre y el solo sonrió besó mis labios y se acostó a mi lado, tan sereno, calmado, lo observé mirar el techo y soltar un suspiro de satisfacción, se veía en paz. 

Estaba por preguntar que se suponía que acababa de pasar pero el timbre de su teléfono calló mis palabras.

-Bueno, sí se me hizo tarde- se excusó con la persona en la línea- entiendo, ¿pudiste resolverlo?, Nos vemos allá entonces, dame una hora.

Colgó la llamada y se volteó hacia mí, algo me decía que nada cambiaría, que solo me uso para satisfacerse, y dolió aquello, yo lo quería, los amaba, no me importa su nombre, seguía siendo el mismo chico, sí con diferente carácter pero era él, no quería escucharlo decirme cosas hirientes, me observó por uno segundos, en sus ojos pude ver la duda, resoplo se sentó a mi lado y yo sentí como el aire dejó de llegar a mi cuerpo.

-¿Estas bien?- indagó, mientras se revolvía el cabellos, a lo que yo solo asentí- bien, te gustaría ir a un lugar.

Lo miré incrédulo, cosa que no pasó desapercibida para él.

-Vas a llevarme al matadero- me incorporé, tratando de llegar al baño- no se que estés planeando ahora, si todo esto es solo para volver a burlarte por favor ahorralo, ya tuve suficiente de eso- camine desnuda hasta el baño, pero antes de entrar su mano me detuvo.

-No es nada de eso, pensé que te gustaría salir, tengo una reunión en una casa cerca de la playa pensé qué te gustaría tener algo de aire puro- su mirada era tan sincera, sin complicación, hasta parecía que en verdad quería que aceptara ir-.

-Tenemos que hablar de lo que acaba de pasar, esto….

-Lo sé, prometo que luego hablaremos de todo, pero ahora enserio necesito llegar a ese lugar- calló mis palabras a lo que solo pude suspirar- que dices.

-Está bien, pero espero que no seas otra de tus cosas- le advertí, soltó una media sonrisa mientras me daba privacidad y cerraba la puerta del baño.

Qué estás haciendo Kristy, me cuestione a mis misma mientras, volvía a ducharme, por qué seguía jugando con fuego, no quería salir lastimada pero tampoco me alejaba del peligro,  porque Alexander Kaen me hacía tan voluble, sabía que debía poner distancia pero solo ver sus ojos y aquella sonrisa que pocas veces me brindaba, baja todas mis defensas, que estaba haciéndome.

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Comments

Diana Blanco

Diana Blanco

ella tenía que estar más atenta no confiarse no el único enemigo

2024-04-19

0

Diana Quintero

Diana Quintero

Kristy tiene que aprovechar estos momentos con Alexander, salir de esa casa un rato, respirar otro aire, por el bebé lo necesita 🤗🤗

2024-03-31

0

Gladys Yapura

Gladys Yapura

que lastima que pase por esto

2024-03-20

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