Con la llegada de la primavera a mediados de marzo, el castillo parecía revivir con el resurgimiento de la naturaleza a su alrededor. Los jardines, que antes estaban cubiertos de nieve, ahora se llenaban de colores brillantes y fragancias embriagadoras. Era como si cada flor y cada árbol estuvieran ansiosos por mostrar su esplendor después del largo letargo invernal.
Aunque la primavera traía consigo una sensación de renovación, también le recordaba la inminente llegada de su hijo y las preocupaciones que acompañaran ese momento tan crucial.
Sin embargo, en medio de este renacimiento, Aura se enfrentaba a un desafío distinto, su embarazo. Su estomago comenzaba a notarse claros indicios del desatollo de su bebé, el medico siempre hacía sus chequeo de manera periódica y siempre daba el visto bueno a la situación por lo que no habría que preocuparse de que algo malo le sucediera.
A medida que el doctor le informaba sobre el progreso de su embarazo, no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. Por un lado, la alegría de traer una nueva vida al mundo, pero por otro, la incertidumbre y el miedo por lo desconocido.
Después de que el médico se retirara de la habitación de Aura, se quedó sumida en sus pensamientos, preocupada por el parto y las condiciones de salud en el mundo medieval en el que se encontraba. La falta de tecnología médica y los altos índices de mortalidad infantil la llenaban de ansiedad.
Emily, como siempre, apareció con su característica calidez para ayudar a su señora a prepararse para el día que comenzaba. Le ofreció un baño reconfortante y una vestimenta adecuada para el clima fresco de la mañana, asegurándose de que estuviera cómoda y lista para enfrentar lo que el día le deparara.
Mientras se sumergía en el agua tibia del baño, Aura reflexionaba sobre su situación. Sabía que tenía que ser fuerte, no solo por ella misma, sino también por el pequeño que llevaba en su vientre. A pesar de las dificultades que enfrentaba, estaba decidida a enfrentarlas con valentía y determinación.
Después del desayuno, cuando el sol primaveral comenzaba a calentar las calles empedradas del pueblo, Aura decidió que era hora de salir del castillo y ver cómo estaban las cosas en el exterior. Emily la acompañó en el carruaje, y mientras avanzaban por las calles, Aura notó con tristeza que la atmósfera del pueblo había cambiado desde su última visita.
Antes, la gente se congregaba alrededor del carruaje, esperando la oportunidad de presentar sus quejas y preocupaciones a su duquesa. Pero ahora, apenas levantaban la mirada al pasar el carruaje, y sus rostros mostraban una resignación desoladora. Era evidente que la situación en el pueblo no había mejorado; de hecho, parecía haber empeorado.
Decidida a comprender la magnitud del problema, Aura decidió visitar el orfanato del pueblo. Este lugar, que alguna vez había sido un refugio seguro para los niños más necesitados, ahora parecía sombrío y desolado. Los niños estaban pálidos y delgados, y el ambiente estaba impregnado de una sensación de desesperanza.
Al entrar al orfanato, fueron recibidas por una monja, cuyos ojos cansados reflejaban la carga de la responsabilidad que recaía sobre ella. Con voz temblorosa, la monja se acercó a Aura y le suplicó ayuda. "Mi lady, por favor, necesitamos su ayuda", dijo. "Los alimentos escasean y la ayuda que solíamos recibir ha disminuido drásticamente. Los niños están sufriendo y no sabemos qué hacer la Iglesia hace lo que puede pero no es suficiente".
El corazón de Aura se llenó de compasión al ver la difícil situación en la que se encontraban los niños. Sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras su pueblo sufría. Respirando hondo, se dirigió a Emily con determinación.
Después de su encuentro en el orfanato, Aura regresó al castillo con un nuevo sentido de propósito. Sabía que debía investigar más a fondo sobre la situación del ducado y descubrir por qué las cosas habían llegado a este punto.
Decidió que su primer paso sería confrontar al barón, quien había estado mostrando un comportamiento sospechoso últimamente. Convocó una reunión en su despacho, donde estarían presentes ella, Emily, el barón, el mayordomo y los consejeros del ducado.
Al inicio, la reunión transcurrió con cortesía y formalidad, pero Aura pronto cambió el tono de la conversación. Con determinación en sus ojos, enfrentó al Barón directamente.
Después de su encuentro en el orfanato, Aura regresó al castillo con un nuevo sentido de propósito. Sabía que debía investigar más a fondo sobre la situación del ducado y descubrir por qué las cosas habían llegado a este punto.
"Barón", comenzó Aura con firmeza, "he notado ciertos patrones preocupantes en la gestión de los fondos del ducado. Las donaciones que solían llegar al pueblo han disminuido drásticamente, y no puedo evitar preguntarme si hay algo que no estamos viendo".
El barón trató de disimular su nerviosismo, pero Aura podía percibir la incomodidad en su postura. Decidió presionar más.
"He estado investigando a fondo la situación del ducado", continuó Aura, "y me pregunto si usted tiene alguna información relevante que pueda arrojar luz sobre esta situación. ¿Hay algo que necesite saber, Barón?"
El barón titubeó por un momento, pero luego su expresión se endureció. "No sé a qué se refiere, Mi lady", respondió con voz firme. "Estoy seguro de que la situación mejorará con el tiempo. No hay nada de que preocuparse usted ya ha revisado los libros y todo esta en orden".
La intuición de Aura le indicaba que no eran más que bulos del Barón y mando a buscar nuevamente los libros contables en la residencia del barón.
Después de la negativa del barón a proporcionar información relevante, Aura sintió que no tenía otra opción que tomar medidas más drásticas. Con una mirada firme, se dirigió al Barón.
"Lo siento, Barón, pero debo asegurarme de que todos los involucrados en esta situación sean investigados adecuadamente ya que las cosas no parecen ir de acorde a la gravedad que predicas", declaró Aura con determinación. "Guardias, por favor, escolten al Barón a una celda mientras llevamos a cabo nuestra investigación".
Los guardias se adelantaron y tomaron al Barón, quien protestó enérgicamente mientras lo llevaban a las mazmorras del castillo.
Aura se volvió hacia el mayordomo y el ama de llaves. "Necesito que revisen la residencia del Barón en busca de cualquier evidencia relevante", les ordenó. "Busquen los libros de contabilidad, registros financieros o cualquier documento que pueda arrojar luz sobre la situación del ducado".
El mayordomo y el ama de llaves asintieron solemnemente y se dirigieron rápidamente a cumplir con la tarea encomendada por su señora.
Mientras tanto, Aura se sumió en una profunda reflexión. Sabía que descubrir la verdad no sería fácil, pero estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para proteger a su pueblo y garantizar su bienestar.
La investigación estaba en marcha, y el destino del ducado estaba en juego.
Con el Barón bajo custodia y la búsqueda de evidencia en marcha, Aura se sumergió en una frenética actividad, coordinando los esfuerzos de sus sirvientes y guardias para asegurarse de que se llevara a cabo una investigación exhaustiva.
Mientras tanto, la tensión en el castillo era palpable. Los sirvientes murmuraban entre ellos, especulando sobre las implicaciones de las acciones de la Duquesa y las posibles consecuencias para el ducado. Algunos expresaban su apoyo a Aura, admirando su valentía al enfrentarse al poderoso Barón, mientras que otros temían las repercusiones de desafiar a un noble de su posición.
En medio de todo esto, Aura se sentía abrumada por la responsabilidad que había asumido. Sabía que el destino de su pueblo estaba en juego, y cada decisión que tomara tendría un impacto significativo en sus vidas.
Mientras esperaba los resultados de la búsqueda en la residencia del Barón, Aura reflexionaba sobre las posibles ramificaciones de lo que podría descubrirse. ¿Estarían los libros de contabilidad manipulados? ¿Habría pruebas de la malversación de fondos destinados al ducado?
La incertidumbre la mantenía despierta por las noches, pero también alimentaba su determinación de llegar al fondo de la verdad, sin importar las consecuencias.
Con los libros de contabilidad en sus manos, Aura se sumergió en su estudio, revisando cada entrada con meticulosidad. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que algo no estaba bien. Los números parecían estar manipulados, con irregularidades que sugerían una malversación de fondos.
Decidida a obtener respuestas, Aura convocó al mayordomo a su oficina. Con una expresión grave, le presentó los hallazgos de la investigación y expresó sus preocupaciones sobre la posible complicidad del Barón en este fraude.
El mayordomo escuchó en silencio, su semblante reflejaba una mezcla de sorpresa y pesar. "Mi lady, lamento profundamente no haber sido más diligente en mi deber de proteger los intereses del ducado", dijo con sinceridad. "No me perdonaré fácilmente por no haber detectado estas irregularidades antes".
Con un gesto compasivo, Aura reconfortó al mayordomo, reconociendo la presión bajo la que había trabajado durante todos estos años. "Todos somos humanos y cometemos errores", le aseguró. "Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante con integridad".
Mientras discutían sobre los próximos pasos a seguir, un sirviente irrumpió en la habitación, llevando consigo un montón de cartas encontradas en un cajón secreto del escritorio del Barón. Aura examinó los documentos con atención, sorprendida por lo que descubrió.
Las cartas detallaban los planes del Barón para socavar el ducado, conspirando con poderosos aliados externos para debilitar su posición y aumentar su propio poder. Aura sintió un escalofrío recorrer su espalda al leer las maquinaciones del Barón, consciente del peligro que representaban para ella y su pueblo.
Luego de revisar las cartas encontradas en el escritorio del Barón, Aura y el mayordomo se dirigieron a los calabozos con la intención de interrogarlo. Sin embargo, al llegar, fueron recibidos por una escena horripilante. El Barón yacía en el suelo, su cuerpo inerte con una daga cruelmente clavada en su pecho. El guardia que lo custodiaba también había sido atacado yacía sin vida cerca de la entrada de la celda.
La visión fue impactante y perturbadora para Aura. Se sintió abrumada por una mezcla de emociones: horror, sorpresa y una profunda tristeza. La realidad de la violencia que había ocurrido dentro del castillo la golpeó con fuerza, y se vio obligada a apartar la vista.
El mayordomo, consternado, se apresuró a examinar la escena mientras Aura intentaba recomponerse. La evidencia del crimen era innegable, y quedaba claro que alguien dentro del castillo estaba dispuesto a recurrir a medidas extremas para proteger sus secretos.
Aura sabía que debían actuar con rapidez y determinación. A pesar de la conmoción, se obligó a tomar el control de la situación. Respiró hondo y se dirigió al mayordomo con voz firme.
"Debemos informar de inmediato a las autoridades del reino y asegurarnos de preservar la escena del crimen", dijo, tratando de mantener la calma a pesar de la turbulencia que sentía en su interior. "Necesitamos averiguar quién es responsable de esto y asegurarnos de que se haga justicia."
El mayordomo asintió en silencio, compartiendo la determinación de Aura. Juntos, se comprometieron a llevar a cabo una investigación exhaustiva para descubrir la verdad detrás de este horrible acto de violencia.
El mayordomo se apresuró a obedecer las órdenes de Aura. Mientras tanto, Aura se retiró de los calabozos, sintiendo el peso del acontecimiento en cada paso que daba. Necesitaba tiempo para procesar lo que acababa de presenciar y trazar un plan para garantizar la seguridad del castillo y su gente.
De regreso en su habitación, Aura se sumergió en una profunda reflexión. ¿Quién podría haber cometido un acto tan atroz dentro de los muros del castillo? Las posibilidades parecían infinitas, y la incertidumbre la llenaba de inquietud.
Mientras tanto, el mayordomo había puesto en marcha los protocolos de seguridad y se coordinaba con las autoridades locales para llevar a cabo una investigación minuciosa. La tensión en el castillo era palpable, y todos estaban ansiosos por encontrar respuestas.
Mientras esperaba noticias, Aura se sumió en la lectura de los informes y registros del castillo en un intento de encontrar algún indicio que pudiera arrojar luz sobre lo ocurrido. Cada página le recordaba la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros como gobernante, y se comprometió a hacer todo lo posible para proteger a su pueblo y llevar a los responsables ante la justicia.
A medida que pasaban los días, Aura se sumergía más y más en la investigación del asesinato del barón. Conversaba con los sirvientes, revisaba registros y examinaba cada detalle en busca de pistas que pudieran arrojar luz sobre el misterio.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, el caso parecía resistirse a ser resuelto. Las pistas eran escasas y contradictorias, y cada nueva revelación solo servía para profundizar el enigma. ¿Quién podía haber querido la muerte del barón, y por qué?
Era necesario revisar todos los aspectos del ducado, incluyendo las finanzas. La muerte del barón y las revelaciones sobre sus actividades sospechosas habían generado dudas sobre la integridad de la gestión financiera del ducado. Aura comprendió la importancia de examinar a fondo los registros y transacciones para garantizar la transparencia y la eficiencia en el manejo de los recursos del ducado.
La revisión de las finanzas podría proporcionar pistas sobre los posibles motivos detrás del asesinato del barón. Si había irregularidades o malversaciones de fondos, podría haber personas con intereses ocultos que estaban involucradas en el crimen.
Por lo tanto, era crucial investigar a fondo esta área para obtener una imagen completa de la situación y llevar a los culpables ante la justicia.
Con esta tarea en mente, Aura se continuó con la laboriosa tarea de revisar los libros contables y los registros financieros del ducado nuevamente, decidida a descubrir cualquier anomalía que pudiera ayudar a resolver el caso y proteger el futuro de su tierra.
Aura se sentía abrumada por la cascada de problemas que parecían no tener fin. Cada nueva revelación, cada giro inesperado, solo añadía más peso a sus hombros ya cargados. La muerte del barón y las implicaciones detrás de su asesinato habían sacudido los cimientos del ducado, dejando a Aura con la tarea abrumadora de reconstruir la estabilidad y la confianza en su tierra.
Justo cuando pensaba que las cosas no podían complicarse más, llegó el supervisor imperial enviado por el palacio. Su presencia arrogante y despectiva no hacía más que aumentar la tensión en el castillo. Aura lo recibió con cortesía, aunque su comportamiento no correspondía con el trato respetuoso que esperaba.
El noble arrogante, un marqués de modales bruscos, irrumpió en el castillo como si le perteneciera, mostrando una falta de respeto evidente hacia los sirvientes y cualquier persona que se cruzara en su camino. Exigía ver a la duquesa de manera impertinente, como si su mera presencia fuera suficiente para solucionar todos los problemas del ducado.
Cuando finalmente se encontró cara a cara con Aura, su actitud arrogante se desvaneció momentáneamente al contemplar la belleza de la duquesa. Sus ojos recorrieron su figura con una lujuria descarada, sin importarle ni siquiera su evidente estado de embarazo. Aura lo miró con una mezcla de disgusto y determinación, consciente de que tendría que lidiar con esta nueva intrusión con paciencia y firmeza.
El supervisor real, con un gesto de superioridad, comenzó a hablar sin esperar siquiera el permiso de Aura.
"Duquesa Permitame presentarme mi nombre es Jonathan Jonsom, he sido enviado aquí para investigar la muerte del Barón, el cuál es un asunto grave y el palacio real espera respuestas", declaró con tono autoritario mostrándole su insignia que le abala como enviado de la familia Real.
Aura mantuvo la compostura, aunque su paciencia comenzaba a agotarse. "Entiendo la importancia de esta investigación, pero necesito su cooperación y respeto si vamos a trabajar juntos", respondió con firmeza.
El marqués soltó una risa despectiva. "No necesito su permiso para llevar a cabo mi trabajo, duquesa. Mis órdenes son claras: revisar cada rincón de este castillo y interrogar a quienes sean necesarios para encontrar la verdad".
Aura frunció el ceño ante la falta de tacto del hombre. "Por supuesto, puede proceder con su investigación. Pero recuerde que está en mi territorio y espero que respete las normas y la privacidad de mis súbditos", respondió con un tono que dejaba claro que no toleraría ninguna falta de respeto.
El marqués asintió con desdén y comenzó a alejarse. "Lo que usted espera y lo que encuentro pueden ser dos cosas muy diferentes, duquesa. No dudaré en hacer lo que sea necesario para cumplir con mi deber", dijo mientras se marchaba, dejando a Aura con un sentimiento de incomodidad y desconfianza.
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Comments
Ivon Caraballo
ese es un vendido...y a todas estas el duque no envía ni una carta?
2024-04-09
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Mitsuki G
Algo me dice quien mando tiene las manos ahí puesta por eso el quiso ir ya que él se cree dueño del lugar espero que Aura no se confíe y mandé a seguirlo a cada uno de sus movimientos
2024-03-05
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