Manada Mondgarten.

Selene ha sentido curiosidad por conocer más acerca de la manada de donde proviene su amado, lo poco que sabe es porque escuchó a su padre hace un tiempo.

- Cuando hagamos la unión, deberás partir conmigo hacia mis tierras, la diosa nos ha dado la tarea de restaurar a Mondgarten. - la abraza por detrás y coloca su barbilla en la coronilla de Selene - Gracias a ti, mi manada volverá a resurgir, eres la enviada de la diosa.

Jamás hubiera creído, que su abuela le diera una tarea tan importante, sobre todo porque ella nació humana como su madre.

- Yo iré donde tu vayas, somos uno solo. - esas palabras dan paz al alfa.

Antoine ya está enterado de todo, su misma madre le habló y le dijo que su niña había nacido para conformar a la segunda manada más fuerte, y de ella nacerán nuevos werewolfs, porque aunque es humana, su sangre es fuerte. También le advirtió del peligro que la acecha, así que deberán estar atentos a cualquier eventualidad.

- Mañana debo volver a la universidad, las flores que me diste, han sido de mucha ayuda, así que expondré sobre ellas en mi clase. - dice animada.

- Me alegra que te hayan gustado, sobre todo que te sean útiles. Yo debo ir a París, debo ir para inspeccionar cómo van los restaurantes.

Regresaron en el campero de Selene, a Ben le gusta andar más en forma de lobo y correr por el bosque.

- Mañana vendré a visitarte después de tus clases. - la aprieta un poco más hacia él - Voy a extrañarte mucho pequeña, ya quiero poder amanecer a tu lado y darte los buenos días con muchos besos.

- Yo también anhelo amanecer a tu lado mi lindo y encantador alfa.

Esa coquetería tan natural de ella, es lo que más le encanta, lo que más le gusta, es que solo lo hace con él que es su destinado.

Al salir del perímetro del pueblo, corrió, transformándose en su majestuoso lobo negro que aulló enamorado.

Tal como lo prometió, después de clases la esperó fuera de la universidad. Muchas lobas, vampiresas, hadas y otras féminas miraban con deseo, situación que para nada le gustó a Selene, quien gruñó por lo bajo, causando ternura y gracia a Ben.

Apenas estuvieron frente a frente, el alfa la tomó con posesión a su princesa y le plantó un beso que dejó a todas y a todos muriendo de envidia.

- ¿Cómo estás mi luna? - observó su rostro precioso cubierto de pequitas.

- Muy bien mi alfa sexy, ¿y tú, cómo estás?

- Pues estaba un poco ansioso por verte, Gunther y yo te hemos echado de menos.

Caminaron hasta el campero y subieron para ir camino a la mansión, hoy sería la cena de presentación y de compromiso. Selene habría querido que fuese algo familiar, ya en la ceremonia de unión si estarían presentes todos los miembros de la manada y los alfas de otras manadas.

- Hola mami, Papi, - saluda Selene a sus padres, recibiendo un abrazo cariñoso de estos - hemos venido directo desde la universidad.

- Es perfecto, pues aquí tenemos el traje de Ben. - menciona Rebecca.

- Te agradezco, Rebecca. - habla Ben.

Ambos suben las escaleras, pero toman rumbos diferentes, Ben irá a una de las habitaciones de huéspedes, mientras la señorita de la casa ocupará su habitación. Una vez listos, bajan al comedor donde ya se encuentran sus hermanos mayores, primos, tíos y sobrinos. Todos hacen sentir a Ben en casa, hace mucho no estaba en familia, pero los Dumont son cálidos, sobre todo su suegra, quien ha sido maternal con él, pese a sus ocurrencias que dejan en jaque al temible Antoine.

- Tengo entendido que una vez hagan la ceremonia de unión se marcharán a los Alpes Suizos para restaurar la manada Mondgarten. - menciona interesada Antonietta.

- Es muy cierto, con una luna con corazón bueno y proyecciones como lo es mi pequeña Selene, Mondgarten será mucho mejor de lo he fue en sus mejores tiempos. - habla con orgullo Antoine.

- Estoy más que de acuerdo contigo, Antoine, Selene es la luna que mi manada ha estado esperando por décadas, ella es la profesía cumplida.

La cena fue de maravillas, luego Ben pidió oficialmente la bendición de la alfa real y por supuesto, la de los padres de su destinada.

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