Ceremonia.

Selene abre los ojos poco a poco, encontrándose con el amplio pecho de su amado, temía abrir los ojos y que aún se encontrara en ese búnker junto al omega. Desliza su dedo índice, despacio por ese pecho tan varonil.

- Me encanta que vayas familiarizándote con lo que te pertenece. - a su oído resonó la voz de Ben.

Ella levanta un poco la cara para mirarlo de frente.

- Buenos días mi amado lobo. - le dice con su tierna voz.

- Buenos días, mi luna. - la toma por las axilas y la sube un poco más sobre él y cerca de la boca para darle un beso tierno - Hoy es el día más felíz de mi vida. - le dice después del beso.

- Igual el mío. - responde, regalándole una hermosa sonrisa.

Ambos se levantan para bajar a desayunar, pero antes se dan un baño, ella es quien entra primero y luego él, Rebecca le había dejado un juego de ropa para cuando despertara, por suerte los hombres Dumont son de gran tamaño como Ben. Una vez listos, bajaron al primer piso, caminaron tomados de la mano hasta llegar al comedor y juntarse con el resto de la familia.

- ¡Buenos días! - saludaron a la vez la parejita.

- ¡Buenos días! - respondieron todos.

Las encargadas del servicio, pusieron el desayuno a cada uno, la charla se basó en torno a la ceremonia de unión, las damas Dumont se irían a París de spa y salón de belleza. Los hombres se irían a donde Marco, el barbero de la manada y viejo amigo de Antoine.

- Bien, nosotras nos despedimos. - habla Rebecca.

- Mi preciosa Loquita, se van en el helicóptero, es mucho más rápido. - le dice Antoine a Becca.

Salieron de la mansión al helipuerto, abordaron la nave que alzó vuelo pronto, con rumbo a la ciudad. Los hombres se fueron caminando entre bromas y consejos para el nuevo yerno y cuñado.

- Lo más importante es, jamás, pero jamás, le lleves la contraria, es una Holter ante todo. - aconseja nuestro querido alfa mayor.

- ¿Lo dices por experiencia propia, papá? - pregunta Immanuel riendo - Hablas por ti...

- Tú no hables que Margueritte es quien lleva las riendas del hogar. - le dice Beneditte quien siempre era más serio.

Todos rieron por el comentario del más serio de todos. Llegaron a la barbería donde fueron recibidos por Marco y su hijo Carlo. Los primeros en recibir servicio, fueron suegro y yerno, luego fueron los demás. Al terminar se fueron a cada uno a darse una ducha para luego cambiarse con los atuendos correspondientes. La ceremonia sería a media noche, cuando la luna estuviese en su punto más alto. Desde el día anterior habían estado llegando varios alfas y sus lunas, también las familias de estos. La unión entre Selene y Ben, traerá una nueva era, de ellos nacerán lobos guerreros únicos.

A las 21h inició el festejo, los primeros en llegar fueron los hombres, las mujeres llegaron cerca de las 22h con 30Mins. Selene lucía como un hada de los bosques, a los ojos de Ben, ella era la criatura más hermosa de todas y lo más importante es que era suya.

Las mujeres hicieron círculo para que la novia danzara en medio, mientras ellas lo hacían tomadas de la mano. Ben no podía quitar sus ojos de ella, quien reía feliz al saber que por fin estuviesen cerca de ser uno.

Por fin llegó la media noche, el ritual dio inicio, Antonietta y Beneditte serían los que llevarían a cabo el ritual junto a los miembros del Consejo. Los enamorados bebieron del cáliz donde vertieron su sangre, luego hicieron las promesas y el juramento de amor. Danzaron felices hasta el amanecer. Selene no quiso tener viaje de luna de miel, ella quería estar en la cabaña de Ben.

Los destinados se fueron a la cabaña, una vez allí, el lobo atacó la boca de su amada, quien gustosa recibió los besos. Poco a poco le sacó el vestido, dejando su bella anatomía al descubierto, la admiró completa, mucho más bella. Despacio y bajo la atenta mirada de ésta, se fue quitando su ropa, dejando ver un monumental cuerpo. Ya desnudos ambos, los besos iniciaron de nuevo, bajó sus besos por el delgado cuello, dando pequeños besos justo donde irá su marca, cosa que hizo estremecer a la chica. La sentó sobre él a horcajadas, para deleitarse con sus pequeños pechos blancos como palomas. Apretó su pequeña cintura para llevarla a un suave ritmo de vaivén sobre su masculinidad. De pronto, en un ágil movimiento la acostó sobre la cama, paseó con sus labios y lengua por todo el esbelto cuerpo de su mate, hasta llegar a centro de ese universo anatómico. Allí hizo maravillas con su lengua, llevándola a tocar por primera vez el cielo.

- Te amo nena, tu aroma me enloquece. - dijo relamiendo en sus labios el dulce sabor de su amada.

Se posicionó entre sus piernas y fue tan delicado que el dolor se hizo pasajero, dando paso al placer del amor. Allí se hicieron uno solo, al momento de alcanzar el nirvana, clavó sus colmillos en aquel lugar anhelado, al ser humana, la marca la dejó exhausta y cayó rendida bajo sus brazos, la cargó y la llevó al baño para limpiarla mientras le daba un baño de tina, luego la volvió a llevar a la habitación y la acostó nuevamente, cubriéndola con su edredón.

Vestimenta de los hombres.

Vestido de Selene.

Ben Meier.

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