Capitulo 4

Señor Tornal y señora, este presente es de parte de nuestro CEO quien les da la bienvenida a nuestro pais y este presente es de disculpas por no poder asistir a su fiesta – se disculpa con educación y hace una reverencia.

- ¡Oh! No hacía falta tanta molestia, podemos comprender su apretada agenda – recibe con decepción

Si pudieran leer los pensamientos de mi padre, no solo huirían de la fiesta, sino nadie se atrevería hacer negocios con él, lástima que solo yo puedo comprender sus gestos de rabia.

- Solo cumplo con mi deber – vuelve a inclinarse – Tambien tengo un presente para la señorita Sara – su mirada se vuelve hacia mi

- Pa... pa para ¿mí? – me señalo muy sorprendida

- Asi es señorita Tornal, nuestro CEO sabía que hoy usted seria su dama de compañía y por eso me envio este regalo de disculpa, espero que pueda aceptarlo – extiende una pequeña caja

- Puedo aceptar – quería expandir mi sonrisa a lo ancho de toda mi cara – Dele las gracias de mi parte por favor – sonreí

- También tengo unas palabras más, nuestra empresa está con las puertas abiertas, siéntase libre de echarla un vistazo – sonrió – me despido

Volvió a inclinarse y salió por donde vino, la sonrisa de mi padre era más grande que la mía, pues saltaba de alegría, al menos estaba a un paso de cumplir con su objetivo.

- Bueno, creo que el mérito es mío ¿no te parece? – habla Suny intentando arrebatarme la caja

- Lo siento hermanita, pero este es mi presente, además yo iba a aguantar a ese vejete, ¿en qué parte está tú mérito? – escondí la caja detrás de mí.

- Te compré el vestido – según seria

- Por cierto, pésimo gusto, lo siento, no quiero estar más en esta fiesta, así que me voy – di media vuelta y salí.

Supongo que aún deben estar con sus caras verdes, la verdad es que no me importa esa dichosa fiesta, camine sin rumbo, el bullicio de la ciudad, la gente yendo y viniendo, todo me pareció como en un sueño, me gustaba esta ciudad, si pudiera quedarme para siempre aquí sería feliz al menos estaría lejos de esas brujas.

Llegué a un parque donde las luces coloridas parecían jugar con mi visión, las farolas en las banquetas parpadeantes le daban un toque impresionante, estaba maravillada, permanecí por un largo rato ahí, hasta que mi conciencia volvió a la realidad y mi reloj marcaba las 12 ¡Oh no, hora de cenicienta! ¡Debía volver antes de que la carroza se vuelva calabaza y mis chaperones en unos lindos ratones!

Camine unas cuantas cuadras y las luces parecían volverse atenúas, el bullicio de la ciudad pareció desaparecer al instante y, un lento escalofrío subía y bajaba de mi espalda, mis pasos parecían volverse lentos, los minutos detenerse, un miedo me atravesó el cuerpo, los ruidosos y acelerados pasos haciendo reverencia al sonido de un tambor, el latido de mi corazón parece sincronizado en un solo sonido.

Los pasos cada vez eran más fuertes y rápidos, solo podía apresurarme a llegar a casa, pero mi loca idea se desvaneció cuando la mano de alguien toco mi hombro y aquel se desvaneció en mi espalda, era pesado como una piedra que no pude soportar más y caímos al piso.

A pesar de que la luz era opaca, pude ver su rostro, uno tan perfecto como si el mismísimo Dios griego lo hubiese tallado a la perfección, a, pero no era hora de admirarlo, sino de sacarlo de encima porque me estaba amortiguando por su peso.

- Hey, despierta – le di palmaditas en la cara, pero era inútil

Sin saber que hacer o para donde ir, solo pude ponerme de pie y buscar un taxi o lo que sea que por aquí haya, pero todo es como un desierto, regrese a ver a aquel hombre que parece volver en sí…

- Hola ¿te encuentras bien? – me incliné hacia él – ¿puedes hablar? ¿Eres de por aquí? Dime, donde es tu casa y te ayudo a llegar a ella – lo interrogué y ofrecí mi ayuda.

Sus manos viajaron hasta su abdomen y tan solo me di cuenta de que sus dedos se llenaron de sangre, aquel hombre estaba herido, necesitaba ayudarlo de inmediato si no moriría y yo sería su testigo o peor aún sería tomada como la asesina. Rápidamente, lo senté y pues claramente vi su rostro, es un coreanito muy guapo, demasiado diría, pero, inexplicablemente mi corazón empezó a latir acelerado, no sentía que este hombre fuese malo, creo que me dio seguridad aun estando en ese estado, mis pensamientos volaron muy lejos, ¿cómo podría sentirme segura con un desconocido?

- Descuida, no te haré daño – le di seguridad - No soy doctora, pero me gustaría ver tu herida – traté de ver su estado – debemos ir a un hospital – le dije

- No – pronuncio roncamente

¡Oh joder! Esa voz tan masculina, siento que mis nervios volvieron a explotar…

Pero que ………. ¡¡tiene un disparo en su abdomen!! En serio que mis nervios explotaron, pero intento estar relajada, creo que esa seguridad que sentía ahora se está transformando en miedo, invadida por mis pensamientos, vuelvo en sí cuando su mano toca la mía y vuelvo a sentir seguridad ¿pero qué carajos me pasa?

- Debemos ir a un hospital, debe tratarte un médico, no quiero ser considerada como tu asesina – lo dije sin rodeos – así que no tienes derecho a decir no – me puse de pie

Sin más, lo ayudé a levantarse y caminamos a pasos lo más rápido posible, llegamos hasta una parada de autobús, obviamente me desvié del camino a casa, la avenida casi desolada, pues ¡quién va a transitar a esa hora por ahí! La luz de un auto se acerca, pensé en pedir ayuda, pero no hizo falta, el auto se detuvo y tres tipos bajaron apuntándonos con sus armas, uno de ellos hablo mientras caminaba hacia nosotros.

 Aquel coreanito de ojos lindos inmediatamente se puso delante de mío protegiéndome y respondió en su idioma, las risas macabras de esos tipos me dieron mucho miedo, la mano de este hombre se aferraba a la mía como si no quisiera que nunca lo soltara, dimos unos pasos hacia atrás, mi mirada recorría el lugar buscando una salida y un escondite, la única solución era botarnos hacia el otro lado de la barandilla y correr lo mas rapido que podamos, pero antes de pensarlo dos veces, dos autos llegaron y de ellos bajaron unos hombre vestidos de negro armados arremetiendo contra los tres tipos, las balas empezaron a cruzar y mi mano fue estirada hacia la barandilla donde sentí un golpe seco que me dejo mareada, el perfume a madera, sándalo, mentolado refrescaba mis fosas nasales, no habia percibido ese aroma en muchos años, me recordó a aquel coreanito que charlo conmigo en el parque, pero tal coincidencia, solo existe una entre mil y yo no era tan afortunada, mis ojos se cerraron por un momento.

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Comments

𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋

𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋

Mi reina, puedes hacer las dos cosas 🤣

2024-04-23

4

Cecilia Donado

Cecilia Donado

está el momento me gusta sigamos a ver

2024-04-17

2

Maria Bedoya

Maria Bedoya

llego mi lindo coreano ¿que estará pasando en su vida? seguiré leyendo😊

2024-03-22

4

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