La Madrastra Que Nunca Existió

La Madrastra Que Nunca Existió

De nuevo esta rutina

Parece que de nuevo me desmayé, abro los ojos y estoy boca abajo en mi cama. La habitación no tiene mucho como cualquier habitación de empleados, afuera cae una tormenta que hace repiquetear la ventana y hace que las heridas en mis piernas ardan un poco más.

Hace 5 años que desperté en un callejón en este mundo, se notaba que este cuerpo había pasado hambre durante semanas asique solo me dediqué a buscar comida, lo que sea me iba a venir bien. Fui hasta la puerta trasera de una mansión y rogué por trabajo, no tenía un cuerpo con mucha fuerza, pero si determinación, ¿no podía renacer en una persona acaudalada en este mundo? ¿Acaso eso era tan difícil?

El mayor problema fue que tenía 13 cuando ingresé aquí, sin saber nada de este mundo y atravesando la adolescencia, acostumbrada a un mundo más libre me cuesta horrores no abrir la boca ante injusticias, que de esas hay muchas, pero sigo esforzándome. Hoy por ejemplo, me interpuse entre una criada que se cree más solo porque se acuesta con uno de los señoritos de la casa, era injusto lo que estaba haciendo y no lo podía permitir. Y por eso me castigaron a mí, 20 fuetazos en las pantorrillas, no fue la primera vez y seguro no va a ser la última, mientras no entre en el radar de los señores de la casa lo seguiré haciendo.

Este año, con mi mayoría de edad, puedo salir al mercado en mis días libres, voy a tratar de averiguar para quién trabajo y si me suena el apellido de alguna de mis novelas. No debe ser tan difícil, ¿no?

Unos golpes en la puerta me sacaron de mi delirio.

- ¿Sí? ¿Qué sucede?, respondí mientras me apoyaba en mis rodillas y hacía fuerzas como para pararme sin tocar mis heridas.

- Ana, la señora Lucrecia te está buscando, parece ser urgente - reconocí la voz de Viviana, la única amiga que tengo en el mundo.

- Ayúdame a vendarme rápidamente, ya le deben haber ido con el chisme, le dije abriendo la puerta e ignorando la cara de susto con la que me miró.

-¿Segura que estás bien? Parece que tienes fiebre o algo peor, dijo mientras me trataba de secar la transpiración.

- Tranquila, no es nada, ayúdame por favor, le dije tratando de apurarnos. Lucrecia es nuestra jefa, la que ordena a todas las empleadas y la que te puede hacer la vida imposible, pero solamente si le molestas.

Hace no mucho descubrí que trabajo para un condado, pero nadie de las que estamos encargadas de la lavandería tenemos la chance de saber el apellido, de casualidad nos dejaron tener dormitorios jaja. Me apresuré para hablar con la jefa, nunca le di problemas, mis castigos siempre me daban mis compañeras y ella no lo sabía, o hacía la que no sabía, nunca lo supe.

- Señorita Lucrecia, a sus servicios para lo que necesite, dije con una inclinación evitando hacer contacto visual, si no la veo no me regaña xd

- Anastasia, ¿cuántos años cumples este año?, dijo de la forma más seca que le he escuchado hablar.

- 18 señorita Lucrecia, dije mientras pensaba "no levantes la cabeza, no hagas contacto visual, pronto te dirá que te endereces"

-Y, ¿hace cuánto trabajas aquí?, me dio un mini infarto, no era eso lo que decían los de recursos humanos antes de despedirte, ¡ay no!

-Cinco años, Señorita Lucrecia le dije tragando grueso, mi vida estaba en sus manos en este momento y ella lo estaba disfrutando.

- Pensé que eras más inteligente, dijo suspirando, pero parece que me equivoqué, te metiste con alguien que tenía un poco más de poder que tú, lamento tener que hacer esto.

Se me estaban aguando los ojos, por supuesto que sabía lo que quería, ella quería que le ruegue, pero no tenía ganas de hacerlo entonces le respondí de una vez.

- ¿Cuál va a ser mi castigo? ¿Estoy despedida?, trataba de que no se me quiebre la voz, aunque no sé cuánto tiempo iba a durar. Y la escuché reírse, hizo que levantara la vista de inmediato, no entendía que sucedía.

- Tu castigo va a ser peor que el despido, vas a ser la doncella de la hija bastarda del Conde, es un trabajo que nadie quiere, pero te lo ganaste por irrespetuosa. Mañana a primera hora tenes que presentarte en la puerta de su habitación y rogá que esa bastarda no te despida -se levantó y se fue dejándome sola en la habitación, esperando que esa chica sea un cuarto más amable de lo que eran las demás personas que había conocido hasta ahora.

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Comments

Maria Briceño De Barreto

Maria Briceño De Barreto

Se lee interesante

2024-10-17

0

sotlas

sotlas

yo siempre he pensado eso si reencarnó en las novelas /Facepalm//Facepalm/no sabré en cuál y todas las hortorias se me mezclaran...lo más seguro sera no hacer enemigos

2024-09-18

2

Taylor Suárez

Taylor Suárez

De hecho ser la doncella de una niña no suena mal 🤔

2024-04-11

2

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