Eliana
Luego de prepararme el caldo para mi malestar, Juan David se mete al baño a ducharse y se cambia de ropa. Vuelve a la habitación e intenta darme de comer en la boca. No quiero nada que venga de él. Ni su comida, ni sus falsas preocupaciones.
Me inventa una excusa de que tiene asuntos pendientes con Fabio y que debe volver a la oficina. Luego se marcha y esta vez no le pido explicaciones.
Ya estoy segura de donde y con quien va a dormir esta noche, y a pesar de que me duele, creo que ya no puedo derramar mas lágrimas.
Por la mañana confirmo que ha llegado a su lugar de trabajo, y es allí donde tomo la decisión más difícil a la que me había enfrentado en estos momentos. Debo reunirme con esa mujer. La mujer con la que Juan David está ñdurmiendo quien sabe desde cuando.
Mientras tanto me arreglo más de lo habitual, me pongo realmente hermosa y elegante para dirigirme a ese barrio pobre donde mi esposo pasó algunas semanas "de reposo".
Llego a la casa de la muchacha y toco la puerta, se ve que la casa es muy humilde y de clase media-baja, pero eso no me importa, ya que en este momento lo único que quiero es llegar a un acuerdo con esa mujer, saber desde cuando está saliendo con mi esposo y que tan lejos ha llegado su relación con él. En pocas palabras necesito que se aleje para siempre de Juan.
Si esto no me funciona entonces le haré saber a ese perro infiel que esa mujercita no es lo que él creía.
Juan debe pagar por lo que hizo y estoy dispuesta a todo para alejarle a sus malditas zorras.
Ese hombre debe estar solo. Porque es obvio que tampoco me voy a quedar con él.
Ella abre la puerta y me mira de arriba a abajo con detenimiento.
—¡Hola!, mi nombre es Eliana Baéz —me presento— necesito que hablemos de un tema delicado. ¿Me dejas pasar?
—¿Por qué invitaría a una extraña a pasar a mi casa? —responde ella arqueando una ceja—. ¿Ha venido a cobrar los impuestos?
—Claro que no, pero tienes razón, no me conoces aún y yo a ti tampoco, pero lo que tengo que decirte no puedo hacerlo frente a tu puerta. ¿Podemos hablar en otro lugar? No vengo a cobrar nada, solo hay algo importante que debes saber y no quiero que tus vecinos nos escuchen.
Le hablo seria tratando de que me entienda y esa mujer me deja pasar, aunque un poco desconfiada.
La verdad siento que me doy pena a mi misma por hacer la estupidez mas grande de mi vida, pero ella debe saber que Juan la está engañando, nos engaña a las dos y no es justo que haga sufrir a tantas mujeres y él viva su vida feliz.
—Hable —comenta ella luego de dejarme entrar—. No la invito a sentarse porque los asientos están ocupados.
Echo un vistazo por toda la pequeña sala y veo ropa tirada en los muebles, en todos.
—Bien, seré directa porque no quiero perder mucho tiempo; soy la esposa de Juan David. ¿Sabías que él es un hombre casado?
—¿Qué? Nooo... ¿Qué estás diciendo?
Ella se sorprende tanto que siento que su reacción parece sobreactuada, pero de igual manera Juan David se ha dado a la tarea de jugar con las tres. Es un imbécil de lo peor.
—Sé que será difícil para ti escuchar esto, también fue muy duro para mí aceptar la realidad al enterarme de que tú estabas saliendo con mi esposo. Pero esta es la verdad —omito el hecho de que no es la única amante de ese infeliz—. Juan David y yo llevamos veinticinco años de casados y tenemos un hijo de diez años. Te pido que...
—No, no lo puedo creer, Juan... El no... No me haría esto —lleva sus manos a su cabeza—. No me haría esto a mi. Definitivamente él no me ocultaria algo así, tu me estás mintiendo.
—Es triste lo que estás pasando, a mi también me duele todo esto, pero debes comprender que él y yo... Tenemos toda una vida juntos, no es justo que vengas a arrebatarme lo que me pertenece. Debes alejarte de Juan.
—Lo siento, pero necesito que se vaya de mi casa, usted no me puede estar diciendo la verdad. No voy a confiar en sus palabras, no. No lo haré.
Responde alterada y yo sigo con mi teatro de la esposa dolida... Si me duele, pero no como para querer quedarme con ese maldito infiel. Pero lo único que sé hasta ahora es que haré lo imposible para separarlos.
—Claro que te digo la verdad, yo pensé dejarlo, pero quien debería alejarse eres tú, ya que ahora sabes que estás metiéndote con un hombre que tiene una vida hecha y una familia conformada con alguien más.
—No, lo siento váyase, váyase de mi casa ahora. Usted no puede venir a mi casa a decirme lo que tengo que hacer.
Me dice la muy estúpida y me echa de su pocilga.
Verla llorar me conmueve, pero ahora estoy sintiendo ese temor de dejar a Juan, de quedarme sola y es aterrador pensar que debo separarme de él, no sé por qué ocurre esto justo ahora. No quiero seguir teniendo los síntomas de la dependencia —lloro—. Necesito recuperar mi vida de antes Dios mío.
¿Qué voy a hacer ahora? No quisiera ver crecer a mi hijo sin sus padres juntos. No me hallo viviendo mi vida lejos de ese hombre. Y juro que ya no quiero estar con él, pero alejarlo de mí me da mucho miedo.
Mientras conducía hacia la salida de la residencia, vi a aquella muchachita con la que conversé la otra vez, le toco corneta y bajo la ventanilla de mi camioneta, le indico que suba y ella lo hace de inmediato.
Hablamos por un rato mientras la llevo al instituto, ella me dice que desde hace al menos unos tres meses aquella mujer llamada Aixa está saliendo con un hombre adinerado, y que desde ese entonces no se mide en gastos. Celebra todos los cumpleaños de la familia y de sus amigos, hace grandes fiestas en su casa todos los fines de semana y esto apenas es el comienzo, afirma que ella aún no ha dejado a su anterior pareja.
Al oír todas esas cosas moría de rabia, es decir que todos los gastos que yo le ahorraba a ese imbécil, ella terminaba gastándoselo. "Infelices los dos"
Fui una tonta, no se porque no quise darme cuenta de todo esto mucho antes.
Conduzco de regreso a casa mientras voy pensando en que hasta no hace mucho me sentía dichosa, creyendo que tenía una vida envidiable y de un momento a otro y gracias a esa zorra todo se derrumbó.
«Admito que desde aquí no volví a actuar de manera consciente. El rencor se apodero de mi y comencé con una idea tonta en mi cabeza de competir por ese hombre como si fuera gran cosa, hasta el punto de arruinar mi propia vida por un amor que ya no me pertenecía»
Primer error, ha sido intentar quedarme donde ya no hago falta.
Tomo mi celular y le pido a Gerardo; mi amigo, que investigue a esa mujer, aparte de su evidente falta de dinero debe tener un talón de alquiles y yo debo saberlo porque será eso lo que me permitirá a mí joderle la vida tanto a ella, como al idiota de Juan David.
Dos días pasaron y aún no tenía respuesta de mi amigo, pero una llamada bastó para comenzar con mi estúpido plan.
Ella me había citado a un café cercano a su residencia, me dijo que quería más información acerca de Juan David y nuestro matrimonio y yo acepté ese encuentro, a pesar de que las palabras de Fabio seguían rondando en mi cabeza.
Juro que quise llamarlo hablar con él, echar para atrás toda esta estupidez con Juan e irme lejos con Fabio, quería oír su voz y que me convenciera de que todo estará bien entre nosotros si decido quedarme a su lado, pero se que no puedo vivir de ilusiones falsas, ese hombre está muy por encima de mi nivel, estoy segura de que tan solo quiere divertirse conmigo y nada mas.
Así que solté ese celular y pasé al baño a ducharme. Debo tener los pies bien puestos sobre la tierra. Mi lugar está aquí, estoy segura de que cuando termine ese asunto de las elecciones, Fabio se va a ocupar tanto en su trabajo que no seguirá al pendiente de mí.
Mientras me arreglaba recibí la tan anhelada llamada de mi querido amigo Gerardo y esto me dio el valor para enfrentarme a una jovencita mucho menor que yo. Ahora sé que puedo hacer que se aleje de Juan David.
Me dirijo a ese café y la veo a ella sentada de espalda a la puerta y me siento frente a ella con mi cara seria.
La miro de pies a cabeza y esta vez no está tan mal vestida como la primera vez que la vi.
Por un momento dudé de acercarme a ella, pensando en que me opacaría tan solo por su corta edad y su cuerpo de jovencita, pero ahora que la veo de cerca me doy cuenta de que con mis cuarenta y tres años yo me veo mucho mejor que ella, a pesar de que insiste en llamarme "Señora" para hacerme sentir vieja, pero en realidad percibo que no me llega ni a mis talones.
—Mira Aixa, sé que estás con mi esposo y no te culpo porque él te ocultó respecto a mi existencia, pero nosotros llevamos años de casados, muchos años juntos y tenemos un hijo. Espero de verdad que no planees destruir mi hogar, sé que te duele, a mi también me duele todo esto, pero tú llegaste hace poco a su vida mientras que yo formo parte de más de la mitad de su vida, espero lo comprendas y puedas alejarte, Tú pareces ser una buena mujer, piensa en que puedes destruir el hogar de alguien más, mi hijo merece crecer viendo a su padre en su casa, juntos, como una familia.
Le digo y ella me mira como si me estuviera retando.
—Sé que yo apenas llevo tres meses con Juan y entiendo todo lo que me dices —puedo sentir su hipocresía a kilómetros—, lamento mucho todo referente a tu hijo, odiaría dañar la infancia de un niño con mis actos, pero lo amo, en este tiempo me he sentido comprendida a su lado, él fue mi paz en medio de la tormenta y no quiero dejarlo —dice con lágrimas en sus ojos—. Lo siento mucho, señora Eliana. No quiero hacerlo, yo a él lo conocí cuando trabajaba en el restaurante que queda frente al edificio donde el trabaja, todos sus amigos estaban interesados en mí, hasta su jefe, pero yo solo tenía ojos para verlo a él —insinuó que Fabio también quería con ella y siento que eso me dolió mas que lo de Juan—. El día que se acercó a hablarme fue el día más feliz de mi vida. Me invitó a un trago y yo no solía aceptar nada de nadie, menos no de un desconocido, pero con él fue totalmente diferente, lo hice sin pensar, fuimos a un bar cercano y luego de eso venía cada día a verme. Hablábamos de todo un poco y reíamos sin parar. A la semana ya estábamos en una relación, al ya mes era algo más formal, quiso ir a mi casa a conocer a mis padres y ahora, ahora casi vivimos juntos. Mi familia entera lo adora y él a ellos, ¿Por qué tenías que llegar justo cuando todo en mi vida comenzaba a tomar un buen rumbo? Yo necesito a ese hombre a mi lado y no voy a dejarlo. Ya hasta habíamos hablado de matrimonio
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Comments
Eva❤
Esta mujer se pasó..pero es lamentable q eso pase en la vida real😞😞
2024-09-26
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MINNY@24💕
hay noooooo enserió y comompara que 😐🤬 que estupidez tan grande pero bueno
2024-08-30
0
Milcaris
Fácil sigue en el mundo de Alicia en el país de las maravillas, has que no sabes nada y continua con tu matrimonio pero no te quejes de dormir sola.
2024-08-21
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