Capitulo XII Estás enamorado

Llevar a Layla a mi manada me emociona, ella será mi reina y,, por tanto,, debe relacionarse con mis amigos y demás, del lago a la casa es muy cerca así que no tardamos en llegar, una vez ahí las miradas se posaron en nosotros dos.

— Alfa que bueno verte por aquí. — Dice mi beta Gisbert.

— Esta es mi casa, donde más estaría. — Respondí muy serio.

— Que genio te gastas. Y usted bella dama quien es?. — Le pregunto muy sonriente a Layla.

— Soy Layla Suvillan, un placer conocerlo señor. — Layla siempre tan educada.

— El placer es todo mío, mi bella dama. — Sabía que lo estaba haciendo para molestarme así que abrí un enlace mental con él y le dije que se calmara si no quería terminar en el fondo del lago.

Una vez mi beta nos dejó en paz entramos a la casa, mi casa era enorme, contaba con un total de tres pisos y un aproximado de treinta habitaciones, era tipo colonial, con una gran vista a las montañas, cada habitación contaba con su propio baño, la habitación del alfa, beta y gamma estaban en el último piso, lleve a Layla a ese piso, pues como mi luna ella debía estar cerca de mí, al hacer este gesto estaba confirmado a mi manda que había encontrado a mi pareja destinada y que debían respetar.

— Tu casa es muy bonita. — Dijo Layla admirando este lugar.

— Gracias, ahora vamos para que te instales y descanses un poco mientras está la cena. ¿Quieres algo en específico para cenar?

— No, lo que me sirvan está bien.

— Bueno serviremos carne de mono cruda. — La cara de Layla me hizo reír, de verdad pensaba que nosotros nos alimentamos con carne cruda.

— Entonces prefiero no cenar. — Contesto ella algo asqueada.

— Fue solo una broma, ahora vamos a tu habitación.

Lleve a Layla a su habitación, Gisbert y yo fuimos a la oficina que estaba dentro de la casa y empezamos a hablar.

— Como es posible que una humana sea nuestra luna? — Pregunto mi beta.

— Ella no es solo una humana, aún no sé que es realmente, pero para ser una luna debe tener algo de lobo, no crees?

— Esto está muy extraño, que te dijeron exactamente los vampiros?

— Solo que ella era la hija de una híbrida, según ellos no tienen más información de aquella mujer, ahora lo que me preocupa es como ella vaya a reaccionar al conocer su origen, no sé cómo decirle que ella también puede ser un vampiro o un lobo, que en ella pueden coexistir las dos criaturas a las que tanto teme.

— Debes hablar con ella, no nos conviene que por desilusión se una a los vampiros, lo poco que sabemos de los híbridos, es que su poder es inmenso y si ella se une a ellos podría desaparecer a nuestras manadas.

— Crees que no lo sé, acaso crees que tengo miedo que eso pase, si ella llega a aceptar al rey vampiro como su pareja, todos nosotros desapareceríamos, lo mejor que podemos hacer es mantenerla lejos de él.

— Lamento mucho tu posición, sé que no la tienes fácil, solo espero que ella te corresponda.

— De que hablas?

— He visto como la miras, sé que te has enamorado de ella, solo ten cuidado de no engañarla, lo mejor es que le digas la verdad.

— Hablaré con los ancianos primero, necesito saber a qué me estoy enfrentando, además de que ella es una niña y yo muy mayor, apenas tiene diecisiete años.

— Sabes que en nuestra especie eso de la diferencia de edad no existe, si es tu pareja es tu pareja y ya.

— Ella cumple años en tres semanas, y ahí se dará cuenta de lo que es y lo que representa para mí, solo espero que su lazo sea tan fuerte como el mío, ahora vamos a cenar, ya es tarde.

Salímos de mi oficina, yo fui por Layla a su habitación, subí las escaleras, camine por el pasillo que daba a su habitación, en el camino pensaba en mi compañera y en las ganas tan grande que tenía de estar con ella, cuidarla y enseñarle todo sobre la manada, llegue a su puerta y toque, unos segundos después salió Layla, llevaba puesto un hermoso vestido blanco, este se ajustaba perfectamente en la parte de arriba de su cuerpo y de la cintura hacia abajo era un poco ancho, su cabello recogido en una cola alta y un maquillaje lijero, la hacía ver tan pura, tan hermosa.

— Que pasó estás mudo? — Pregunta ella sonriendo.

— Disculpa, es hora de la cena, solo vine por ti.

— Está bien, vamos muero de hambre.

Empezamos a caminar rumbo al comedor, ella solo estaba observando cada parte de esta enorme casa, la veo tan única, solo espero y no me rechace, se que debería decirle toda la verdad, pero ella ha recibido muchas noticias el día de hoy y no quiero abrumarla más con tanta información, mejor la dejo descansar está noche y mañana vemos que pasa.

Llegamos al comedor y ahí estaban mis principales oficiales con sus respectivas parejas, estos al vernos hicieron una reverencia digna de un alfa y su luna, Layla tenía cara de felicidad, no sé qué estaría pensando por su cabeza, solo se que la sonrisa en su rostro era genuina, se veía tan hermosa, veía a gente con admiración, si ella supiera que es su luna, esperó poder tener el valor de decirle la verdad antes que sea demasiado tarde.

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