Capitulo XIV Solo soy una humana

Estaba absorta en aquel relato, como era posible que los lobos que se la daban de rectos quisieran acabar con dos pequeñas, esa parte me molestó no era justo con esas pequeñas, es decir, ellas eran inocentes y si un niño tiene una buena educación no tiene por qué ser malvado ni nada de eso, Carvel continuo su relato, la verdad yo si quería saber qué pasó con aquellas niñas.

— Una vez nacieron las pequeñas, la diosa luna decidió separarlas, ya que juntas serían tan poderosas que destruirían a cualquiera de los dos lados, mayor temor de la luna era que estas niñas se unieran a los vampiros y acabarán con los lobos, nadie supo lo que pasó con ellas, solo se sabe que Ática juro vengarse de su media hermana por haberle quitado a sus hijas, sabemos que aquellas niñas también eran capaces de procrear vida y se dice que en algún momento nacerá una niña con el don de ambas hermanas, está humana será capaz de destruir lo que ella considere peligroso para ella. — Concluyo Carvel con aquel relató, mientras yo tenía miles de dudas.

— Quiere decir que existe alguien más poderoso que ustedes y los vampiros juntos? — Pregunté mirando a Carvel.

— Así es Layla, está niña será una luna, pero también una reina vampiro, según la decisión que ella tome, yo en lo particular preferiría que se quedara con nuestra especie, pero solo ella puede decidir.

— Y que tiene que ver todo eso conmigo? — Está era la pregunta que más rondaba mi cabeza.

— Sabes que tus padres no son los Suvillan, también sabes que ellos ayudaron a una mujer malherida, está mujer era tu madre y según nuestras investigaciones aquella mujer era descendiente de una de aquellas niñas, ahora no sabemos de cuál de las dos.

Cuando escuché aquellas palabras mi mente entro en un colapso total, eso era imposible, yo no podía una de aquellas criaturas, este señor me estaba mintiendo.

— Eso es imposible, yo solo soy una humana, no tengo nada de especial, pregúntele a Gabriel cuando aquella criatura me atacó, no supe como defenderme, yo solo me asusté y hasta me desmaye, creo que se están equivocando de persona. — Ya estaba histérica así que levanté la voz y perdí el control.

— Layla por favor cálmate, he hablado con tus papás y ellos mismos me dijeron que tu mamá era un híbrido, por lo que se era una descendiente de la hija de Ática la loba. — Explico Gabriel mirando mis ojos.

— Tú sabías de esto? Tú sabías quién era mi madre? — Pregunté con decepción.

— Lo supe no hace mucho, solo que no sabía cómo contarte algo así, además toda esta historia es la primera vez que la escucho. — Trato de justificar su silencio.

— No, no, no yo confié en ti y también me ocultases las cosas,qué más ocultas? Dímelo ahora mismo? ¿Y ustedes me están diciendo que también soy una mujer lobo verdad? Entonces por que aún no desarrollo ninguna habilidad, por qué aún soy humana?— Gire para enfrentar a los ancianos.

— Hasta que cumplas los dieciocho años no tendrás tu fuerza lobo o quizás vampiro, aún no sabemos cuál de las dos tiene más fuerza en ti.— Respondió Carvel, los otros ancianos solo me miraban como un bicho raro.

— Perdón por no decirte antes, solo quería estar seguro de tu origen y si aún hay algo más, solo que eso lo hablaremos cuando estemos solos, ok. —

— Sabes que, ya mejor no me digan nada más, prefiero no saber nada, yo mañana mismo me voy de este pueblo, no quiero saber nada de lobos, vampiros, brujas ni nada. — Me levanté y salí de aquella habitación, estaba molesta yo no pedí nada de esto, yo hasta hace unos días era una persona feliz, solo me preocupa salir bien en la universidad nada más, ahora resulta que soy una animal o una bestia sedienta de sangre, esto debe ser una pesadilla si eso es, mañana cuando despierte todo volverá a la normalidad.

Iba caminando a toda prisa cuando Gabriel me alcanzó, me tomo del brazo e hizo que me detuviera.

— No te puedes ir. — Dijo con tristeza.

— Si lo puedo hacer, mira como lo hago.— Intente seguir, pero Gabriel me detuvo.

— Déjame explicarte las cosas, por favor. — Pidió con autoridad.

— No soy parte de tu manada, así que no me podrás dar órdenes, sabes que mejor déjame en paz y ve y busca a tu luna y sé feliz, ya sin mí aquí no habrá nada que perturbe su paz, ok. — Dije ya sin ánimos de discutir, decirle que buscará a su luna, me puso triste, no sabía por qué?

— Te dije que teníamos que hablar y eso haremos.— Me cargo en su hombro como si fuera un costal de papas, me saco de aquella casa a la vista de todos yo trate de que me bajara, pero su fuerza es mucho mayor que la mía, me empujó dentro de un auto que estaba parado fuera de la casa de los ancianos y sin darme tiempo de reaccionar Gabriel se subió del lado del conductor y arrancado tiempo después llegamos al lago, yo estaba molesta y no quería ni verlo.

— Baja. — Dijo Gabriel bajando del auto.

Lo miré de mala gana y no me dio la gana de bajar. Rodeo el carro y llegó a mi lado.

— Dije que bajarás. — Dijo abriendo la puerta.

— No quiero, ahora llévame a mi casa. — Dije mirando al frente.

— Gabriel se puso a mi nivel, acarició mi rostro, me tomo de la barbilla y llevo mi mirada a él. — Por favor baja.

Este acto me confundió mucho, su tacto al pasar por mi rostro fue como una corriente eléctrica atravesando mi piel y recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, su mirada cautivó todos mi ser, su olor me invitaba a estar más cerca de él, quería besarlo, sentir sus manos recorrer mi cuerpo, quería saltar encima de él y aplacar este fuego que salía de mi interior, estaba experimentando algo extraño, era como si yo estuviera enfermama y él fuese mi medicina.

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