Duquesa Leonor Evron
Han pasado tres años desde que mi vida dio un giro inesperado. Tres años de incertidumbre y miedo, pero también de amor y redención. Me casé con Jereth, el hombre que me rescató de la oscuridad, y juntos tuvimos un hijo.
Mi embarazo llegó dos meses después de mi rescate. La noticia me estremeció al principio; sentí miedo, dudas, inseguridad. No sabía cómo afrontarlo, temía lo que pudiera significar para nosotros. Pero entonces vi la felicidad en los ojos de Jereth. Él lo aceptó con el alma entera, tanto que incluso lloró de alegría. Nunca olvidaré ese día. Los emperadores nos felicitaron, mi padre y mis hermanos compartieron nuestra felicidad, y la casa se llenó de regalos para el bebé. Aunque nuestra relación había cambiado después de todo lo ocurrido, estábamos trabajando en reconstruirla. Jereth se aseguró de cuidarme en cada momento, atento a mis antojos y necesidades, mostrándome un amor inquebrantable.
Pero no todo fue fácil. A pesar de estar rodeada de apoyo, mi embarazo estuvo lleno de complicaciones. La calma que había logrado en los primeros meses se rompió con una simple carta que llegó a manos de mi esposo. En ella, se mencionaba que mi hijo mayor, Ethan, ya había comenzado su educación con clases particulares. Saberlo me estremeció hasta los huesos. No podía dejar de pensar en él, en lo que estaría viviendo. La angustia me consumió hasta que sufrí un ataque de nervios que elevó mi presión arterial.
Esa misma noche, la tragedia golpeó con más fuerza. Jereth fue atacado. La noticia me paralizó de horror, y el impacto fue tan grande que terminé entrando en trabajo de parto con tan solo ocho meses de gestación. Fue un momento crítico, temí perder a mi hijo, pero gracias a los médicos logramos salvarlo.
Lo siguiente fue un torbellino de emociones. Cuando desperté, me dieron la noticia de que Jereth estaba a salvo. Y poco después, él llegó a mi lado, aliviado, ansioso por verme. Fue entonces cuando vi a nuestro hijo por primera vez. Adrian Evron Veroti. Un bebé hermoso, con ojos dorados y cabello rojo. Su piel era suave, perfecta, y en él encontré una felicidad indescriptible. Pero junto con ese amor inmenso, sentí un vacío que me desgarró el alma. Mi primer hijo, Ethan, no estaba conmigo. No podía abrazarlo ni decirle cuánto lo amaba. Y esa ausencia se convirtió en una herida silenciosa en mi corazón.
Mientras tanto, el ducado de Morgan permanecía envuelto en un inquietante silencio. Jereth no dejó de investigar, intentando descubrir la verdad detrás de la desaparición de todos los que se atrevieron a espiar ese lugar. Nadie sabía qué ocurría realmente dentro de sus muros. Por mi parte, me dediqué a cuidar de mi esposo y nuestro hijo, aferrándome a ellos para no sucumbir a mis miedos.
Entonces, en un baile real, el duque Morgan hizo su aparición. No venía solo. Lo acompañaba una mujer de belleza impresionante: cabello rojo como el fuego, ojos igualmente carmesí, una presencia altiva y deslumbrante. Se movía con la elegancia de quien sabe que tiene el mundo a sus pies. El duque la presentó como su esposa, y su mirada hablaba por sí sola. La amaba con devoción. Se respiraba felicidad entre ellos.
Esperaba ver a mi hijo aquella noche, pero no apareció. La desilusión me invadió, y con ella, el miedo. ¿Y si él ya no me recordaba? ¿Y si su amor por esa mujer lo había alejado de mí para siempre?
Me mantuve en las sombras, sin atreverme a cruzar miradas con el duque. No quería despertar su obsesión nuevamente, no quería revivir el infierno del pasado. Me limité a observar desde la distancia, sintiéndome como una simple espectadora de mi propia historia.
Pero los rumores no tardaron en correr. Decían que la duquesa estaba embarazada, que el duque y su heredero la adoraban, que su llegada había traído paz al ducado. Otros aseguraban que su presencia solo anunciaba desgracia. Y pronto, esos murmullos se tornaron en tragedia.
El funeral de la duquesa se confirmó días después. Se decía que no solo ella había muerto, sino también varios sirvientes. Nadie sabía qué había ocurrido realmente. Las versiones eran muchas: algunos afirmaban que el duque, en un arranque de ira, había acabado con todos; otros, que el joven heredero había asesinado a su maestra por celos. Pero la verdad seguía oculta tras el hermético silencio del ducado Morgan.
Nadie sabía nada. Y eso me aterraba.
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Jereth Allen Evron
Los últimos años han sido una transformación absoluta para mí. No solo en mi trabajo o en mis relaciones, sino en mi propio ser. La relación con mi suegro y mis cuñados se ha fortalecido, y lo más importante, ahora soy padre de un hijo maravilloso. He amado a Leonor con todo lo que soy, y he hecho todo por protegerla. Pero, a pesar de todo lo que he construido, hay una sombra que nunca me abandona: Ethan.
Desde que la duquesa Morgan murió, el ducado se ha sumido en un inquietante silencio. Se dice que no solo ella falleció, sino también su hijo. Al parecer, estaba embarazada del duque. Pero nadie sabe si eso es cierto o solo otro rumor perdido en la maraña de mentiras que rodean ese lugar.
Yo no he dejado de buscar respuestas. He enviado hombres, he intentado acercarme de alguna forma. Pero cada intento termina en lo mismo: muerte y silencio.
La incertidumbre me atormenta. No saber qué ha sido de mi hijo es una carga insoportable. Pero no puedo rendirme. No puedo dejar que el pasado se convierta en una cadena que me impida avanzar.
Seguiré buscando. Seguiré luchando. Porque Ethan sigue ahí en alguna parte. Y no pienso detenerme hasta encontrarlo.
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Updated 58 Episodes
Comments
Francois Jiossie Carine
Creo que la autora parece confundida parece dos historias es muy confusa, bueno talvez más leo coje sentido?
2025-03-19
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Beatriz Coelho
está algo confusa la historia, aparecen niños que no sé de dónde salen...a ver cómo sigue la novela
2025-03-16
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Lucilenne A. Ribeiro
bien confuso este capítulo. primero aparecen imagenes de niños que no fueram citados en la historia. luego ese duque Jerreh, que se refiere a Ethan como su hijo, cuando no lo es. ¿que esta passando?
2025-03-03
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