cita nocturna, el amanecer

Estaban abrazados hacía frío, los dos temblaban por el frío, se tenían el uno al otro, él le tomo el mentón y le pregunto, de verdad me amas?? Te irías conmigo y dejar todo esto?

Ella le dijo que si inmediatamente, no me interesa tener tanto dinero, y ser infeliz, sé que soy muy joven y quizás tú no logres comprender está decisión mía, pues la otra noche querías ver cómo vivíamos, como la pasábamos, pero ahí se nota la indiferencia, la hipocresía, nada está bien, yo no envidiara todo esto... Quiero ser libre y vivir mi vida a mi gusto, quizás me digas que estoy loca, pero a mi corta edad comprendo muchas cosas.

Él la abrazo nuevamente y bajo hasta sus labios rosas, se dieron un largo y apasionado beso, que se estremecía en todo su cuerpo, ya el frío se había retirado de ellos, solo estaba la luna, el lago y ellos dos besándose hasta comerse el uno al otro... Paolo sintió mucho deseo, pero debía contenerse no era el momento más adecuado, él la respetaba mucho, era su niña adorada, su futura mujer, esposa, amante, quería que fuese especial todo ese momento de lujuria entre ellos...

Más, sin embargo, ella quería más, había escuchado en el internado sobre como los hombres estaban con una mujer, ella quería experimentar eso con el amor de su vida, desde muy niña siempre lo miraba con esos ojos de deseo... Un deseo que fue creciendo y que ella no sabía, el porqué se sentía así... No encontraba razón de eso... Ella continuaba besándolo lo tocaba por todos lados, ya Paolo estaba muy deseoso, no podía con su masculinidad se le iba a explotar...

Pero la fue calmando ella no quería, insistía en ser su mujer ahí mismo... Pero él la detuvo... Y le explicó, mi niña, mi amor aquí no quiero estar contigo, eres mi princesita mereces un castillo, quiero hacerte feliz, quiero respetarte, quiero que seas mi esposa, que seas la mamá de mis hijos, haremos las cosas bien... déjame pensar toda esta situación con cabeza fría, y nos volvemos a ver aquí mismo dentro de tres días... Porque tanto tiempo me muero por estar contigo... respondió María... y se abrazaron hasta que casi el alba los agarro... Se despidieron con un enorme abrazo y beso apasionado y se marcharon...

María recogió su manta negra tenía que regresar sin que la observarán tuvo mucho cuidado al entrar, subió a su habitación y se fue directo a la cama... Nadie supo de aquel encuentro tan maravilloso, que la llenaba de ilusión y fantasía, estaba feliz no podía creer que había besado tanto a Paolo su amor, su amor que la hacía estremecerse hasta lo último de su ser... esperaba ansiosa pasarán esos tres días para volver estar con él y comerlo a besos nuevamente... Se quedó dormida y la despertó la puerta de su cuarto, ahí estaba su mamá, diciéndole tantas cosas, que ni ella entendía por qué estaba muerta de sueño...

Eres una ociosa o estás enferma, responde hija, estaba furiosa con ella, Fabiana quería que su hija fuera perfecta, impecable... La queria preparar para ser una buena esposa, sin pensar en la felicidad de su hija...