capitulo 10- aléjate de mi hijo

Zoé se ruboriza alejándose.

— Q-que te hace creer eso? — Pregunta torpemente y Belial le da una sonrisa misteriosa, algo que no le gustó para nada.

— llegará el día que lo sepas.

— ¿Eh? — Mira el hombre confundida quien niega con la cabeza, deteniéndose.

— Olvídalo — Mira la hora para luego mirar a Zoé, — ya es hora de irnos ¿Quieres que te lleve? — Cuestiona y está asiente con una sonrisa aún confundida con sus palabras que este callo.

***

Ya ambos se encontraban en el auto, Zoé estaba en el asiento copiloto mientras qué Belial en el piloto, la chica miraba a través de la ventana y por lo más extraño que sonará las palabras de Belial se quedaron grabadas en su mente.

Se había quedado con la curiosidad de saber a qué se refería el hombre.

«¿Qué quiso decir con sus palabras?» Se cuestiona así misma sin obtener respuestas «Olvídalo, ese hombre definitivamente es raro» — Niega con la cabeza tratando de quitar ess curiosidad que el hombre le ha puesto en la cabeza.

Belial estaciona el auto para mirar a Zoé, quien está pensativa.

— Llegamos. — Su voz hace que Zoé vuelve a la realidad, volteando de mirarlo.

— ¿Eh?

Belial desvía la mirada con un leve sonrojó, ya se está siendo difícil estar cerca de ella sin hacer nada y cada segundos que pasa a su lado le cuesta cada vez más.

— Hemos llegado — Sisea suficiente para que Zoé escuché. Esta mira a su alrededor y efectivamente ya había llegado a su casa y ni cuenta se había dado, debido a lo pensativa que estaba.

«Por estar tan pensativa» Sé quita el cinturón de seguridad y estuvo a punto de abrir la puerta del auto cuando una mano la detiene tomándola de la nuca.

— Zoé — Susurra cerca de los labios de la Chica y cuando estuvo por besarla; sin embargo, la mano de Zoé lo impide, quien cubre sus labios interrumpiendo el contacto.

Había tapado sus labios con la palma de su mano.

— L-lo que paso en su oficina no fue más que una Actuación — Susurra dando entender lo que había pasado en la oficina no volvería pasar. — A-así que no sobrepase sus límites. — Sisea y Belial se aleja desviando la mirada con un leve sonrojo.

Ya tener a su jefe cerca, le hace tener todos sus propios sentimientos descontrolados, se estaba convenciendo asi misma que todo lo que pasó en la oficina no fue más que una actuación así que no debía sobrepasar los límites ni menos confundir las cosas con su jefe.

— Lo siento, no sé lo que pasó. — Se disculpa soltando a Zoé. — Eso no volverá a ocurrir — Claramente sus palabras eran mentiras, ya que desde el beso no ha dejado de pensar en los labios de Zoé y cada vez que lo tiene cerca los quiere devorar.

«Maldita sea me voy a volver loco» Gruñe molesto apretando el volante.

— Buenas noches, señor — Dicho eso baja del auto cerrando la puerta y alejándose caminando hacía a su casa mientras que siente los ojos de Belial; Sin embargo no se da vuelta y simplemente sigue con su camino.

Se dirige a la puerta de su casa e inesperadamente había alguien esperando en la puerta tomándola por sorpresa.

— León — Se acerca feliz al chico que se encontraba en su puerta. Belial que todavía no se había ido, estaba mirando escena.

— Zoé. — León sonríe mirando la chica quién le devuelve la sonrisa.

— Que haces aquí, pensé que estarías ocupado en el hospital. — No esperaba que él le estuviera esperando en la puerta de su casa; Sin contar que león suele estar bastante ocupados con trabajos en el hospital.

León es uno de los mejores doctores en el hospital, hospital donde entendieron a Zoe hace años, el hombre tiene todo lo que cualquier mujer desearía.

«Incluido yo»

Es carismático, amable y es una buena persona. Además es guapo.

«Aunque creo que el es más guapo» Entra en cuenta de lo que está pensando negando rápidamente, porque le vino ese hombre en la cabeza justo en ese momento.

«Que diablos estás pensando Zoé» Mira León el mismo hombre que le gustaba desde hace años, cómo pudo pensar que su jefe recién conocido estado con él.

— Vine a verte para saber si estabas bien. Y de paso a darte este regalo por tu libro que se publicó.

Está sonríe ante las palabras del hombre, como siempre, el siempre era amable con ella, aunque eso no le bastante.

— Estoy bien, gracias por preocuparte — Mira el regalo que este le está extendiendo — León no era necesario. — Sonríe suavemente.

— Vamos, tómalo, es un regalo por el gran trabajo que has hecho con el libro— Insiste y tuvo más opción que tomar. — Sin contar que tú libro estuvo excelente, aunque para ser sincero me hubiera gustado que hubiera otro final para Lua y el demonio.

— Muchos me han dicho lo mismo.

— Pero hiciste un buen trabajo. — Toca la cabeza de la chica.

— Gracias — Desvía la mirada con un leve sonrojó.

Belial que estaba a unas distancias mirando todo decide irse.

Al día siguiente, como se esperaba, la madre de Belial había venido a la empresa después de las palabras que Dasha le había dicho, por supuesto que no iba a permitir que una simple secretaria estuviera con su hijo y más si esta era una mujer ambiciosa.

— Tienes que despedirla — Insiste mientras qué Belial solo mira los documentos que tenía enfrente, no puede creer que la bruja haya decidido darle esa mujer como madre.

«Con tantas mujeres la eligió a ella» Desde que llego aquí ha sido un fastidio lidiar con su supuesta madre.

— No lo haré y es mi última palabra. — Voltea hacia la puerta cuando lo tocan — Pase.

Zoé abre la puerta de la oficina con los documentos que venía entregarle a Belial.

— he venido a dejarle esos documentos — Mira la mujer debido a que estaba en su tiempo de descanso, no la había visto cuando entro. 

— Así que eres tú. — Escanea Zoé de arriba abajo mirándola como si fuera insecto o peor aún alguien sin valor alguno. 

— ¿Le puedo ayudar en algo, señora? 

— Aléjate de mi hijo. 

— ¿Qué? — Frunce los ceños confundida para mirar a Belial. 

«Ni que estuviera encima de su hijo»

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