Capítulo #20

*Nícolas* (Cap #20)

Siempre he tenido todo lo que he querido, si mis padres no me lo daban buscaba la forma de conseguirlo de alguna u otra manera, es algo que no puedo controlar, me satisface hacer lo que desee y felizmente he logrado salir ileso de cada situación en la qué tal vez haya un

poco de adrenalina.

Me he dedicado a carrera de motos y autos de manera ilegal, estos me han llevado a una que otras peleas, pero como dije, no pierdo, llevo un arma a mi lado, más que mi escudo, mi fiel compañera, para perfeccionarme, voy cada semana a práctica de tiro, debería ser campeón en los juegos olímpicos, soy el mejor en esto.

¿Arrogante? Tal vez, pero no hay que negar lo que está a simple vista, soy bueno en ser malo, posiblemente. Lo último que me ha mantenido ocupado y más calmado es innegable desde hace unos 3 años, ha sido la presencia de Sofía, desde el momento en que la ví, no

pude despegar mi vista de ella, hermosa como ninguna, sentí que calmó mis ganas de correr, me apacigua, pero al mismo tiempo se vuelve una necesidad de tenerla, de poseerla. Se siente como mi lugar seguro, ella me transmite eso.

Como nada es perfecto, siempre hay obstáculos, que complican mi vida, el primero fue su padre, lo conocí cuando apenas tenía 17 años, fue a la empresa de mi padre para realizar negocios, necesitaba una fuerte suma de dinero para invertir, realizaron varias reuniones e incluso una fue una cena familiar y desde ese preciso instante, lo supe, ella tenía que ser mía, obligué a mi padre a que colocara una cláusula en el contrato, me tendría que casar con su hija, como manera de presionar, pero el muy condenado, no quiso aceptarlo, su

elección irse con los bolsillos vacíos, sus palabras exactas fueron: “Mi hija no es

mercancía”

Ciertamente, no lo és, pero debía ser solo mía. Mi padre se dió cuenta de eso, me pidió que por ningún motivo me acercará a esa familia y por supuesto que dejara a la chica tranquila, me amenazó con cerrar y bloquear todas mis cuentas, dejarme sin un peso, tal vez me conoce, pero muy poco. Desistí por un tiempo, ya que no la volví a ver, ni siquiera en fotos, no sabía la dirección de su casa, así que para que mi padre se calmara, me entretuve en otro de mis hobbies.

Pero Hace poco más de un año, la volví a encontrar en la universidad, la reconocí

inmediatamente, mucho más bella que antes, pero igual de encantadora, sonriente con sus amigas, un día quise acercarme a ella a la hora de la salida, pero para mi mala suerte, su padre la había ido a recoger y parecía tener un séquito de seguidores. Saber que la tenía

tan cerca, se volvió mi obsesión, tenía que llegar a ella. Comencé a seguirla, supe donde vivían, donde trabajaba su padre.

Me tomé el atrevimiento de hacerle una visita a su padre, me recibió en su oficina.

- Buenas tardes Sr. Lukas Meyer.

- Adelante jovén. ¿En qué puedo ayudarle? < me pregunta, tal vez se había olvidado

de mí o no me reconoció>

- Sr. Meyer seré directo, su hija me gusta y quisiera su bendición.

- Mmm, bueno esa decisión la toma mi hija.

- Así es, pero hace un tiempo usted no estuvo muy de acuerdo con que nos

casáramos. Por respeto vuelvo a usted.

- Ah, ya me acuerdo de tí, eres el Hijo de Walter Russo.

- ¿Cuál es el verdadero interés en mi hija? ¿Ya estás saliendo con ella? Porque la

imagen que me dejaste la última vez, era de un niño encaprichado, no supe que a Sofía le interesas. < Se expresa confiadamente>

- - Nos hemos encontrado en la

universidad, el mundo es tan pequeño, ¿No cree? -

complicando las cosas>

- Joven, mi hija es sabia, confío en que sabrá elegir a su novio, si es usted,

realmente lo aceptaré, pero tenga en cuenta, que hay algo de usted que no me

termina de… Simpatizar.

alegrando>

- Le podré dar lo mejor, jamás la haría sufrir, ni le faltará nada.

- No tengo dudas de eso, sé que dinero le sobra a su familia, ¿Pero la ama? < me sale con el temita del amor>

- Mi hija merece un hombre, que la ame y la valore por lo que es, no que solo la llene de lujos y le amargue el existir. < Espeta levantándose de su silla y se acerca hasta donde estoy>

- Como le dije Señor. Nunca le haría daño a su hija, no se interponga usted en nuestra felicidad.

- Me interpongo, porque sé que usted no es buena persona, de solo verlo refleja

mucha ira retenida, no quiero que mi hija sufra.-

- ¡Ja! ¿ahora es psicólogo o analista conductual?. Usted no me conoce y le dejó claro de una vez, Sofía será mía. Con permiso.

Mientras estaba en el parqueadero, de esa mísera empresa, mi mente daba vueltas, debo resolver esto inmediatamente, Sofía escuchará a su padre, nunca me querrá prestar

atención, eso debo evitarlo, no quiero que nadie se interponga en mi camino. Ví el auto del viejo metiche, con mis vagos conocimientos en autos, me acerqué y corté los frenos, sabiendo cual sería el destino, me alejé y seguí mi camino feliz con el resultado.

Ahora solo tendré paciencia, no tengo apuros, sé que es una chica buena, no anda con nadie, solo sus amigos y no creo que representen una amenaza para que estemos juntos, su madre es dócil y amable, estoy seguro que no me genera problemas.

Luego del sepulcro del padre de mi Sofía, no quise acercarme, eso del llanto no va

conmigo, dejaré que se calme un poco, además debo soltar estas malas vibras que han quedado en mí, también tendré que desahogarme con otras chicas, porque luego seré exclusivo de mi princesa Sofía. Ya ideare un plan para acercarme sutilmente a ella, estoy

seguro que no me rechazará, nadie rechaza a este campeón.

La verdad es que cada uno conoce una versión diferente de mí, actúo de acuerdo a como son conmigo. Y la versión que quiero que conozca Sofía es la mejor, porque sin duda y sin remordimiento soy capaz de todo por ella. Ahora tengo el camino despejado, sin su padre ni su "amigo".

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