Después de un largo día de trabajo, porfin llegó la noche aunque aún me falta menos de una hora para cumplir mi horario de salida, me siento feliz porque sé que dentro de poco tocaré mi camita.
Bromeó con mis compañeros escuchándolos decir que están agotados pero aún así quieren irse de fiesta.
Bianca me pide que la ayude a sacar la basura, así que con ayuda de otro compañero vamos directo a la parte de atrás del restaurante, un pequeño callejón iluminado donde está el contenedor.
Bianca: Como te preparas para ir a la universidad empezarás en unos días.
-Estoy muy emocionada, a la vez me da un poquito de miedo, lo único bueno de todo esto es que el señor Castro no le vio problemas a que trabajaré medio tiempo o por las noches.
Bianca: Me parece genial, así estudias y trabajas al tiempo que aportas a tu casa, por cierto cómo está la señora Rosario?
Mientras platicábamos pude notar un auto al final del callejón junto a el habían dos hombres vestidos de negros, estaban como si esperarán a alguien, al darse cuenta que fueron vistos, solo se apartaron del auto caminando a otro lugar.
Un escalofrío surgió por mi cuerpo al solo ver una camioneta pasar muy parecida a la de ese día, cuando Max desapareció.
Bianca: Aby, Aby te estoy hablando que es lo que miras?
-No, no nada. Ve por las demás bolsas yo te espero aquí.
Bianca asiente entrando de nuevo al restaurante, mientras me mantengo alerta, pero muy difícil fue hacerlo ya que los hombres caminaban hacia mi, quince correr directo a el restaurante, pero dos hombres más estaban en la puerta.
-Quienes son, que es lo que quieren?
No obtuve respuesta, solo corrí, corrí lo más que pude fuera del callejón gritando ayuda pero nadie hacía nada, los hombres venían detrás de mí, pero fue tan tonta en solo mirar atrás, que cuando quise reaccionar ya estaba dentro de una camioneta, siendo atada de manos, al tiempo que colocaban una capucha negra en mi cabeza.
Calcule más de una hora, hasta que sentí como nos detuvimos fui sacada con mucha delicadeza de la camioneta, ellos hablaban en un idioma que yo conocía muy bien, obvio eran italianos pero porque mierda hablaban francés.
Su acento natal predominaba, pero no entendía que estaba pasando, no me permití sentir miedo pues un recuerdo llegó a mi mente y era de mi padre quien me enseñaba a disparar, que?
unas enormes ganas de llorar, pero no, no podía tenía que salir de aquí, unos pasos a mi alrededor me pusieron alerta, una voz gruesa y varonil se escuchó a mi espalda me quitaron esa cosa de la cabeza y sin dudar me giré para verlo a el, a uno de los dioses griegos que siempre va a el restaurante.
Estaba sin camisa, con los nudillos de sus manos llenos de sangre,
Su manera de mirarme no me gustaba, me incomodaba, mire a todos lados y estaba en una especie de bodega o algo así.
-Porque la trajeron aquí?
Vince: Señor, donde la llevaríamos usted no nos dio ubicación.
Verla frente a mí, tan asustada era algo que no quería, así que solo me fui acercando a ella pero no entendí nada después, como se soltó de las manos, de dónde saco esa arma, verla apuntarme y que mis hombres la apunten a ella me hizo sonreír, es una fiera.
Esto en vez de hacerme enojar me gustaba mucho más.
Abigail: Quien es usted, que hago yo aquí?
-Deja esa arma niña puedes lastimarte. Ustedes déjenme solo.
Mis hombres asienten para luego salir y en mi estupidez de acercarme a ella,
-Dispara haber eres muy valiente?
Abigail: No me rete señor, usted no me conoce, no sabe de lo que soy capaz. Digame de una vez que quiere y que hago yo aquí.
-Eres Abigail Ribeiro, de Brasil vives con tu abuela, tus padres están muertos, tres años en Italia aa por cierto Feliz cumpleaños princesa.
Abigail: Pero que mierda, es usted uno de esos hombres traficantes de mujeres, o acaso es un pedófilo.
No pude ni reaccionar cuando ya lo tenía ahogándome, me asfixiaba con su mano mientras me miraba con sus ojos inyectados de ira.
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Sentí algo que me quemaba el pecho, lleve mi mano al lugar donde sentia tanto dolor, mientras la soltaba y sangre salía de mi lado izquierdo, la vi a los ojos mientras ella tosía buscando la manera de llevar aire a sus pulmones, yo me estaba desvaneciendo, ella solo me miró de una manera insignificante
-Que hiciste maldita loca.
Hablo tocándome el pecho, Tosiendo mientras sangre salía de mi boca, un dolor insoportable, mis manos de manchaban de sangre pero más me duele lo que la escucho decir, pues en mi movimiento brusco de volver a tomarla sentí que se me iba la vida.
Abigail: Agradece que no te mate.
La veo nuevamente disparar con una puntería perfecta a uno de mis hombres, el cual venía por ella. siento que me hablan, pero me es imposible abrir los ojos.
Vince: Señor, se escapó tenemos que salir de aquí está sangrando mucho.
en mi mente solo estaba algo, quien mierda es esa mujer, Luego de ese pensamiento caí en la oscuridad total.
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corrí, corrí todo lo que pude hasta verme alejada de ese lugar, dios lo mate, dios no.
Nuevamente ese recuerdo aparecía como un rayo en mi mente, cai de rodillas al piso mientras mis lágrimas salían sin control.
-Yo lo hice en defensa propia, yo solo me defendí.
Era lo que repetía una y otra vez con las manos en mi cabeza, escuchaba autos cerca, así que me levanté de nuevo y volví a correr, me detuve al ver como las mismas camionetas negras pasaban frente a mí a toda velocidad, pude esconderme para evitar que me vieran aún tenía conmigo el arma, la cual solté apenas caí en cuenta de lo que estaba pasando.
-Ojala y se muera.
Mis palabras de odio salen sin poder evitarlo, no tenía idea del porque estaba aquí, porque ese hombre me había traído, porque sabía de mi y además sabía que hoy es mi cumpleaños.
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Comments
Janeth Patricia Diaz
me encantó muy buena tu novela te felicito autora
2024-03-09
3
Arelis C Delgado O
gracias por tu novela es demasiado buena ☺️ bendiciones 🙏
2023-10-05
1