Después de esa conversación que Yumiko tuvo con Kou y Hatori, estos no volvieron a mandarle regalos, lo único que había recibido de ellos unos días después de la charla, fue una carta de los dos, en donde le pedían perdón por haberla importunado, y también le decían que se tomarían un tiempo tal y como ella les había aconsejado, que se alejarían para poder curar sus heridas y que cuando por fin pudieran verse a la cara sin rencor alguno, los tres se volverían a ver.
Ya habían pasado seis meses desde que había recibido esa carta, a decir verdad ella extrañaba un poco las locuras de Kou y las conversaciones que había tenido con Hatori, esos dos tenía un lugar muy especial en su corazón, tal vez no como a ellos les gustara, pero aun así ella los quería mucho, pero ese distanciamiento era lo que ambos necesitaban para poder olvidar ese doloroso pasado.
Yumiko se encontraba en la tienda revisando una lista de los precios y la calidad de las próximas pinturas que tendría que comprar, cuando el sonido de la campanilla le indico que tenía un caliente. Levanto la vista del papel, y se sorprendió mucho al ver quien era la persona frente a ella.
-¡Kaiser, que sorpresa verte querido!
Yumiko dio la vuelta al mostrador y abrazo al recién llegado.
-Hola, "madre" cuanto tiempo sin verte.
-Lo mismo digo, hace casi un año que no venias a verme.
-Lo sé, y en verdad lamento eso.
-No te preocupes, después de todo ya tienes tu propia familia de la cual hacerte cargo. Deja que cierre la tienda, para que así me platiques como te ha ido.
Después de cerrar la tienda, Yumiko guió a Kaiser hasta la sala.
-¿Quieres un té o algo?
-No "madre", así estoy bien.
Yumiko, se sentó frente a Kaiser, y lo observo con detenimiento, Kaiser era tan solo un año menor que ella, había sido una de las primeras creaciones que ella había hecho, y se sentía muy orgullosa por cómo le había quedado, con su piel ligeramente bronceada, su cabello negro, y sus ojos de un castaño dorado y un cuerpo digno de un modelo.
-Y dime Kaiser, ¿Cómo están tu esposa y tu preciosa hija?
-Están muy bien "madre", a Maiko le va de maravilla en el trabajo, al igual que ha Mei en sus estudios.
-Aún no me puedo creer que esa niña vaya cumplir ya siete años, sin duda debes sentirte orgulloso de ella.
-Claro que lo estoy. Mei quería venir a verte, cuando supo que vendría a visitarte, me pidió que no la llevara a clases para poder venir conmigo, en verdad esa niña es un caso-Yumiko tuvo que reírse ante la cara de falso estrés que puso Kaiser.
-Yo también deseo ver a mi pequeño solecito, es más, como supuse que vendrías a verme unos días antes de cumpliera años, le hice un pequeño regalo, se lo tengo en el taller; ven a verlo y me dices que te perece.
Kaiser siguió a su "madre" hasta el taller, y mientras Yumiko buscaba entre unas cajas, él empezó a examinar el lugar, el cual estaba exactamente como él lo recordaba aquella vez que tuvo su primer soplo de vida, un extraño brillo llamo su atención, y se acercó hasta la mesa de mármol negro en donde habían dos calderos ambos con una masa blanquecina, pero una desprendía un ligero brillo dorado y la otra un brillo plateado.
-¡Aquí esta! Mira este él es regalo que hice para Mei.
Yumiko se acercó hasta él y le mostro una pequeña cajita de regalo en la que había una bella cadena plateada, con diversos dijes de flores, hadas, y mariposas, era sencilla pero muy bella.
-"Madre" esta preciosa, a Mei le encantara-dijo tomando la cajita en sus manos-En verdad es preciosa, si no fueras una maestra creadora estoy seguro que te iría bien como orfebrerista-alago- Por cierto "madre" ¿Qué es esto?-señaló los dos calderos.
-¿Eso? Ah, eran unas mezclas que me habían sobrado de dos pedidos, rara vez me sobra mezcla, pero a veces pasa y la guardo para cuando me pueda hacer falta, claro agregando algún ingrediente extra si lo necesita, iba a guardarlas para usarlas para más adelante, pero... ayer vino Akemy con su novio Kaoru, y traían consigo a un gatito callejero que Kaoru adopto. En un momento de distracción el gato entro aquí en el taller, y causo un verdadero desastre, varios ingredientes de más cayeron en estos calderos, entre ellos todas las semillas de rayo de sol y luna que tenía guardadas.
Yumiko señaló una estante en dónde habían dos grandes frascos vacíos.
-Tendre que conseguir más semillas-suspiro-Es por la escencia de las semillas que ambas mezclas tienen esos los resplandores, también a ambas mezclas le cayó agua de la juventud, les cayó más de lo que yo suelo usar cuando trabajo, así que lo que llegue a crear con estás mezclas no podré darlo al público. Estoy pensado en qué hacer con ellas.
-Ya veo-Kaiser miro su reloj y se sorprendió, al ver lo tarde que era-¡Cielos, ya casi es hora de que recoja a Mei en la escuela! Debo irme "mamá" vendré a verte más seguido lo prometo.
-Descuida, dale un beso a Mei de mi parte.
Yumiko acompaño a Kaiser hasta la puerta, y luego volvió al taller, para ver qué haría por fin con esas mezclas, como las mezclas ahora tenían incorporadas las semillas del sol y la luna junto con casi cincuenta gotas del agua de la fuente de la juventud, lo que creara tendría la apariencia de un ser místico. Yumico decidió lo mejor sería hacer las creaciones primero y según como se vieran una vez estuvieran terminadas, vería que hacer.
-Bueno manos a la obra.
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