Capitulo 3 :La creación de Akemy

   Luego de unas cuantas horas ya estaba de nuevo en su casa, vio la hora y eran las cinco y media de la tarde, tardo menos de lo que esperaba.

-Bueno aún es temprano, creo que me pondré a trabajar de una vez para crear al pequeño.

 Se fue directo a su taller se colocó su bata, y procedió a cortar, moler y colocar todos los ingredientes en el caldero; lo monto al fuego, y durante las próximas dos horas se concentró en subir el fuego lo suficiente y mezclar todo hasta que la mezcla se compactó, formado así una masa blanca brillosa. Una vez que la mezcla estuvo lista, la desmonto del fuego y la llevo a la mesa, y busco sus herramientas para poder moldear.

  Cuando la mezcla estuvo a la temperatura ideal, la coloco en la mesa de mármol y empezó moldear la figura de un niño de cinco años, ya con la figura hecha, solo se dispuso a terminar al niño, puliendo los últimos detalles, como el perfilar el rostro, los ojos, la boca, el cabello, manos, etc. hasta que tuvo listo el cuerpo.

 Guardo sus herramientas y saco sus pinturas, le pinto al pequeño la piel de un tono blanco, los ojos de un azul grisáceo, y el cabello de un tono cobrizo oscuro. Al terminar guardo las pinturas, y finalmente se dirigió al cuerpo del infante y le dio un ligero soplo en la nariz, al hacerlo el pequeño empezó a parpadear.

   El pequeño al acostumbrarse a la luz de las lámparas dirigió su vista por toda la habitación, estaba muy confundido hasta que su grisácea vista se posó en la muchacha que estaba un lado suyo, y con un suave susurro dijo lo primero que se le vino a la mente...

-¿Mamá?

-No pequeño-dijo ella con una sonrisa conmovida, no importaba cuantas veces creara a una persona, su corazón siempre saltaba de gusto al ver que la consideraban su madre-Yo no soy tu madre, aunque en teoría lo vendría siendo.

-¿En teoría?-pregunto en pequeño.

-Sí, pero deja que te vista primero, te hago algo de comer, y luego te explicare todo. De acuerdo.

-Bien, ¿Pero cómo te llamo entonces?

-Llámame mamá si gustas, la verdad es que no me molesta que me llames así-dijo y vio como el niño le sonreía feliz.

-Y ¿Cómo me llamo?

-Hum-ella se llevó un dedo al mentón pensativa por un momento y finalmente le dijo con una sonrisa-Akemy.

   Luego de eso Yumiko tomo al pequeño en sus brazos y salió del taller para ir hasta su habitación, dejo al niño sentadito en su cama y le busco algo para vestirlo.

-"Que bueno que siempre tengo mudas de ropa para poder vestir a mis creaciones"-fue lo que pensó cuando encontró un pantaloncito beige suelto y bastante cómodo, una camiseta de algodón de color verde claro, unos zapatitos blancos, y la ropa interior-Creo que esto te quedara bien-le dijo mientras se dirigía hasta la cama.

   Una vez que lo vistió, lo tomo de la manito y bajaron a la sala, ella lo dejo sentado en el sofá con unos cuanto peluches que le pertenecían a ella cuando era más pequeña, y mientras el pequeño jugaba ella fue a la cocina para preparar algo de comer para los dos. Al entrar en la cocina vio la hora en el reloj que se encontraba arriba del refrigerador, faltaban veinte minutos para que fueran las once de la noche, por lo que decidió preparar algo rápido y sencillo. Volvió a la sala con una bandeja en la cual había un par sándwiches de queso y jamón, junto con dos vasos de leche, vio que Akemy se encontraba muy entretenido jugando con un leoncito de peluche, llamo su atención y dejo la bandeja en la mesa de centro de la sala, cuando Akemy se colocó a su lado para comer, pudo escuchar el rugido de su pancita.

-Parece que aquí adentro hay un leoncito, y se ve que esta hambriento-dijo tocando la barriga del pequeño el cual de sonrojo.

    Cuando terminaron de comer, Yumiko lavo los platos, y llevo al pequeño a una de las habitaciones de invitados de la casa, le dio un baño, lo vistió con una pijama con dibujos de animales, lo acostó y arropo, le dio un beso en la frente y se fue a su cuarto. Se dio una ducha rápida, se colocó una bata para dormir y se acostó.

  A la mañana siguiente Yumiko se llevó una gran sorpresa, ya que al despertar vio que a su lado se encontraba Akemy durmiendo tranquilamente, una sonrisa se instaló en su rostro al verlo con su carita tan relajada mientras dormía, se levantó con cuidado para no despertarlo, y se fue a bañar, se vistió con un vestido purpura que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, y unas sandalias negras, y se peinó en cabello en una trenza, al ver que Akemy aún no despertaba bajo a la cocina para preparar el desayuno. Alrededor de una hora después, ya había terminado de preparar unos ricos hotcakes con miel y fruta fresca, cuando Akemy entro en la cocina tallándose un ojo.

-Hola "mamá".

-Hola mi niño-fue hasta él y le dio un beso en la frente- ¿Cómo dormiste?

-Bien, pero me desperté durante la noche y me dio miedo quedarme solo en el cuarto, así que mi fui a tuyo para dormir contigo.

-Si lo note, bueno el desayuno ya está listo, pero usted jovencito se debe dar un baño primero, así que vamos.

   Lo tomo en brazos y lo llevo al cuarto, lo baño y vistió con la misma ropa de la noche anterior, y después bajaron a desayunar, una vez que terminaron el desayuno y los platos estuvieron limpios, fueron al frente del taller en donde Yumiko llamo al señor Kushino para informarle que su pedido ya estaba listo, luego le explico a Akemy lo que él era y que dentro de poco vendrían a buscarlo para llevarlo a su nuevo hogar, al oír eso el niño se puso triste.

-No quiero ir con ese señor-dijo con voz firme haciendo que Yumiko lo mirara-Si me voy con el ya no te podré ver, ¡Yo no me quiero alejar de ti "mamá"!-grito con los ojos llenos de lágrimas.

-Akemy-lo llamo con voz suave y el pequeño la miro-El hecho que el señor Kushino te lleve con él no quiere decir que tú y yo no nos volveremos a ver-dijo mientras se arrodillaba frente a él para secarle las lágrimas-Recuerda que siempre que me necesites o me quieras ver puedes venir a visitarme, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para mis creaciones.

-¿De verdad?

-Claro que si mi angelito-dijo antes de abrazarlo, y el pequeño le devolvió el abrazo enterrando su carita en el cuello de su "mamá", en ese momento alguien toco a la puerta del local que seguía cerrado-¿Quién es?

-Soy Akio Kushino junto con mi hijo, venimos a buscar al pequeño.

   Al oír eso Akemy se escondió detras de las piernas de Yumiko y se aferró a ellas con fuerza.

-No tengas miedo, ya verás que te agradaran-dijo mientras le acariciaba la cabeza, y se dirigió a abrir la puerta con Akemy pegado a ella como un chicle-Buenos días señor Kushino, pase, los estaba esperando.

-Buenos días señorita, debo de admitir que me sorprendió el que me llamara tan rápido para decirme que ya había terminado.

-Eso es cierto, de verdad que fue muy rápida señorita-dijo Keitaro viendo hacia todos lados-Y bien ¿En dónde está mi hermanito?

-Bueno-dijo ella mirando hacia abajo en donde se encontraba Akemy, aun aferrado a sus piernas.

   Ambos hombres siguieron su mirada y vieron al niño escondido tras las piernas de la señorita, el señor Akio, al verlo se llenó de alegría, ya que sus características físicas se perecían tanto a las suyas como a las de su hijo, se agacho poniéndose a la altura del infante.

-Hola pequeño, ¿Cómo estás? Yo soy Kushino-dijo con una gran sonrisa, lo cual causo que el niño lo mirara con interés-Y él es mi hijo Keitaro

-Un gusto pequeñín-dijo Keitaro imitando a su padre y colocándose a la altura del niño.

-Yo soy Akemy.

-Akemy, que nombre tan bello-dijo Akio levanto la vista, le dio una sonrisa a Yumiko dándole a entender que estaba de acuerdo con el nombre-Akemy, a partir de hoy, tú formaras parte de nuestra familia, ¿Te gusta la idea?

-Yo...-en niño dudo y miro a su "mamá" la cual le dio una suave sonrisa-Me gusta, pero, si me voy con usted... ¿Podré seguir viendo a "mamá"?

-¿A mamá?-pregunto Keitaro claramente confundido, pero al ver que el pequeño miraba a Yumiko entendió a lo que se refería el niño.

-"Claro es normal que él la vea como a una madre, después de todo ella lo creo"-pensó Akio con una sonrisa-Claro que podrás seguir viéndola, cuando tú quieras visitarla solo dime y yo te traeré las veces que quieras.

   Al oír esas palabras los ojos del niño se iluminaron y ya perdiendo todo su miedo fue donde el señor Akio y le dio un abrazo mientras le decía un gracias lleno de alegría, el señor Akio le devolvió el abrazo al pequeño, y su corazón se llenó de una gran calidez al ver la sonrisa que el niño tenía en el rostro.

   Luego de ese momento tan tierno, familia estaba por irse.

-Hizo un trabajo maravilloso señorita, ¿Cuándo le debo?

-Gracias, y...-pensó durante un momento mientras veía a Akemy pidiéndole a Keitaro que lo cargara, pedido que este realizo-Veinticinco mil yenes estarán bien señor.

-¿Enserio? Me parece muy poco para tan magnífico trabajo-dijo mientras sacaba su billetera y le daba setenta mil yenes-Esto me parece lo más justo por su gran trabajo.

-¡Pero señor esto...!-antes de que siguiera hablando él la interrumpió.

-No diga nada, eso es lo mínimo que usted se merece, y una vez más gracias por su magnífico trabajo-termino de decir mientras él y sus hijos salían del local

   Yumiko se quedó viendo la puerta por un momento y luego dirigió su mirada al dinero que le dejo el señor Yamamoto, negó suavemente con la cabeza y guardo el dinero, luego abrió el local y se preparó para otro día de trabajo.

   Diez años después.

   Se puede apreciar a una hermosa mujer de cabello color caramelo con mechones negros revisando unos papeles en el mostrador de su negocio, cuando la campana de la puerta suena anunciando que tiene un cliente nuevo.

-Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarle?-pregunta amablemente al levantar la vista de los papeles.

-¡Vengo a ponerle una queja!-dijo con molestia un hombre parecía tener la misma edad que ella.

-¿Disculpe?

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Lucia Rosalba Garcia Mercado

Lucia Rosalba Garcia Mercado

andale que queja será

2023-10-11

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